En la actualidad, Ión Tiriac es un empresario con una fortuna que alcanza los miles de millones. Sin embargo, su vida no siempre fue de éxito y lujo. En su infancia y adolescencia, enfrentó tiempos muy duros en Rumania, donde hasta tuvo que comer ratas para poder sobrevivir.
Tiriac, quien tiene 85 años, logró convertirse en un icono de la superación personal gracias a su personalidad fuerte y su valentía tanto dentro y fuera del mundo del deporte. Su carrera está marcada por múltiples logros, desde sus comienzos como jugador de hockey sobre hielo y tenista, hasta su éxito como entrenador y empresario.
Ión, conocido como «el conde dracula» durante su paso como jugador de tenis, vivió una infancia marcada por la escasez y la necesidad. Durante su juventud, enfrentó una Rumania devastada de la que recuerda: «llegué a comer ratas para poder subsistir». Pero lejos de compadecerse de si mismo, luchó para convertirse en un destacado jugador de hockey sobre hielo y luego en un tenista exitoso.
Como tenista, Tiriac alcanzó el puesto 55° del mundo y ganó cinco títulos. Pero, lejos de distanciarse del mundo del deporte, una vez que dejó de ser el protagonista de la cancha, pasó a ser entrenador de grandes figuras como Guillermo Vilas, Boris Becker el croata Goran Ivanisevic, el francés Henri Leconte y la alemana Anke Huber.
Una de las ideas que lo destacaron como entrenador y empresario fue la implementación de la cancha de polvo de ladrillo azul, que fue implementada durante 20 años y hasta el Masters 1000 de Madrid en 2020 cuando.
Según indica la revista, el ex deportista, entrenador y actual empresario es uno de los hombres más ricos de Rumania, con una fortuna estimada en 2100 millones de euros. Su riqueza proviene de una diversificada cartera de negocios que incluye bancos, seguros, bienes raíces y aviación. Además, posee una impresionante colección de coches y motocicletas, consolidando su posición como un influyente empresario en Europa.