La ciudad bonaerense de 25 de Mayo, ubicada a unos 200 kilómetros de la Ciudad de Buenos Aires, está conmovida por la muerte de Aldo Flaqué (67), un vecino muy querido y bombero voluntario que fue una de las víctimas fatales en el accidente del hijo de Ramón Díaz, indica Clarín en su artículo.
Apodado «Tobita», era padre de cuatro hijos. Este martes viajaba sólo con su Kangoo blanca por la Ruta Nacional 5. Había salido de 9 de Julio, de regreso a su querida 25 de Mayo. Nunca llegó. La tragedia se interpuso en su camino.
Al llegar al kilómetro 252, recibió el impacto de frente de una camioneta Dodge RAM que era manejada por Michael Díaz, hijo menor del entrenador argentino y exjugador de River.
Flaqué, que se encontraba cumpliendo con su trabajo como comisionista, quedó atrapado en la carrocería tras el violento impacto y falleció en el acto. También murió Bárbara Oliver, esposa del hijo del DT.
Michael Díaz, de 37 años, hijo del ex entrenador de River, colisionó con una Kangoo en la Ruta 5 a la altura de 9 de Julio. Su hijo de 8 años fue internado. También murió el conductor del otro vehículo.
Inmediatamente, la noticia invadió de tristeza a los vecinos de la ciudad bonaerense de poco más de 36 mil habitantes. Es que Aldo era tan reconocido como querido. Esa comunión nació primero por estar más de 25 años abocado al cuerpo de Bomberos Voluntarios. Y esos lazos se extendieron aún más en su oficio como comisionista, que lo hacía recorrer barrios y seguir conociendo gente.
«Sencillo» y «al servicio de todo el mundo», son dos de las respuestas más repetidas que se escuchan para definir a Aldo. Una de esas descripciones salió de la voz de Franco Giménez, jefe del Cuerpo de Bomberos de 25 de Mayo.
Ese cuartel se transformó en la segunda casa de Aldo durante décadas. Ya había cumplido los 25 años de servicio por lo que actualmente su rol pasaba por ser ayudante principal de reserva. Dentro del cuerpo, había pasado por varias labores. Inspector a cargo, transporte e intendencia, por nombrar sólo algunos.
«Siempre colaboraba con sus compañeros y trataba de buscarle la vuelta para darle una mano a todos, se preocupaba por lo que les pasaba a los demás», le cuenta Giménez a Clarín.
»Acá nos conocemos todos, como todo pueblo chico. Es lógico que cuando pasan estas cosas impacte la noticia. Y como cualquier bombero, acá en los pueblos son queridos», agrega.
Esta tarde, todos sus ex compañeros le rendirán un homenaje en la entrada del cuartel. Se pararán frente a la puerta y sonarán las sirenas cuando pase el cortejo fúnebre rumbo al Cementerio Municipal donde serán inhumados sus restos. «La familia está destrozada», atina a contar Giménez, con la voz resquebrajada por el dolor.
Esas sentidas palabras también se leyeron en un posteo realizado en redes sociales por Sebastián Ariel Rivas, otro bombero con el que compartió momentos inolvidables y que asistió al velatorio para hacer «la guardia de honor».
Tal era el cariño que lo recordó como un «loco, amiguero, compañero, excelente tipo y humilde» que «daba todo por su señora y por sus hijos, siempre trabajando».
Y se permitió contar una valiosa anécdota: «Gracias porque hace 23 años me entregabas la ropa para ser cadete y hoy estando en reserva seguías estando con todos nosotros. En el cuartel te vamos a extrañar. En la calle y en todos lados. Hasta pronto, amigo».
Desde el Club Plaza Italia de 25 de Mayo, donde Aldo jugó, también expresaron sus condolencias: «Lamentamos profundamente la partida de nuestro vecino, amigo y ex jugador. Siempre será recordado como una gran persona con todos los que tuvimos la gracia de conocerlo»
«Tobita» era padre de cuatro hijos: Valeria, Andrés, Aldana y Yanina. Y estaba casado con Ana María Zaccaro, quien el pasado 27 de enero había actualizado su foto de perfil de Facebook con una postal acompañada por su esposo durante sus vacaciones en Merlo, San Luis. Un recuerdo que pasará a ser imborrable.
