Nadie sabía que sería la última vez. En 2001, Los Redondos y sus «ricoteros» estallaron en un show que marcó el final de una era y el nacimiento de un mito
Fue en Córdoba. Patricio Rey y sus Redonditos del Ricota, conocidos también como «Los Redondos», junto a sus «ricoteros», esos famosos grupies que seguían por todo el país a la banda, se entregaron en cuerpo y entrañas. En el estadio Chateau Carreras (hoy estadio Mario Alberto Kempes) de la capital cordobesa se escuchó Ya sufriste cosas mejores que éstas y vas a andar esta ruta hoy cuando anochezca; las casi 45 mil personas presentes gritaban, aullaban, pogueaban. En un recital de Los Redondos o reventabas o te ibas. Y esa noche en especial las restricciones no se permitían (en realidad jamás se permitieron), no lo tenían claro todavía o tal vez sí, pero aquel recital en Córdoba, sería su último concierto como grupo.
Argentina del 2001. Era agosto, así que faltaban unos cuatro meses desde aquel último recital hasta la revuelta popular por la crisis económica, pero el ambiente era tenso. Una crisis no se gesta de la noche a la mañana. Aquel año sería recordado, generación tras generación, como la época en que el país tuvo cinco presidentes en una semana. «Qué se vayan todos» gritaban manifestantes cansados de la política, de la falta de empleo, de la escasez de el mango para la comida; y aquella «violencia» y desacato que le reclamaban a Patricio Rey y sus Redonditos del Ricota, por sus letras y sus recitales, de repente se extendió por el cuerpo de madres, padres y hasta jubilados. Se habían robado la plata. Se estaban yendo del país.
Violencia es mentir. Violencia es mentir. Esta tierra que es una herida, que se abre todos los días, a pura muerte, a todo gramo. Ese año se desbarató todo, desde la banda de Patricio Rey y los Redonditos del Ricota hasta Argentina. Gente en las calles. Gente con bengalas. Gente contra la policía. Como en una epifanía, Los Redondos de fondo cantando «mi amor, la libertad es fiebre». Porque cuando se está cansado de tanto soportar, se estalla. Y no tiene que ver con la violencia, sino con la justicia. Los Redondos eran la voz de renegados, de parias y de gente under que expresaba su cansancio social, saltando y cantando.
Los más recatados, los de los grupos religiosos y conservadores, no querían que Los Redondos tocaran en Córdoba. En 1997, Helios Eseverri que en aquel entonces era intendente de Olavarría, decretó que estaba prohibido que Los Redondos hicieran un recital allí. Para 2001, la fama de revoltosos entre los ricoteros era conocida por todos. El problema eran los que no querían pagar la entrada. En 1988 hubo un muerto, 30 heridos y 20 detenidos en Villa María, Córdoba. Ante esto el Indio Solari, líder de la banda, expresó: «estos quilombos no hacen otra cosa que acelerar el fin de la banda». Parecía una profecía. Que el intendente de Córdoba se «arriesgara» en el 2001 fue visto con recelo. Todo podía pasar.
Pero, ¿qué pasó? En el Chateau Carreras de Córdoba ese 4 de agosto de 2001: lo usual. Música y un poco de violencia. Un joven de 31 años llamado Jorge Felipi murió al caer desde lo alto de la tribuna al estacionamiento afuera del estadio, mientras que otras dos personas quedaron heridas al caer al foso perimetral.
La gente llegó desde Salta, Buenos Aires, la Patagonia, para ver a su grupo favorito. La policía de Córdoba afuera. La seguridad adentro. Saltos, cantos, empujones. El Indio Solari casi no canta por un problema vocal que fue resuelto por un médico que le inyectó Decadrón. Obviamente en el recital se escuchó Ji Ji Ji, un himno. Parecía otro concierto más. Pero las cosas entre El Indio Solari y Skay Beilinson no iban bien. Se supone, por declaraciones de ambos, que se trató de una pelea por los soportes de grabación de los shows. Pero el asunto era más profundo.
El Indio Solari declaró que él quería tener copias de esas grabaciones y Beilinson junto a Poly (guitarrista y novia de Skay) se negaron. Skay Beilinson aseguró que «todo se terminó cuando nos dimos cuenta de que uno de nosotros se quería apropiar de ese proyecto tan hermoso que fue Patricio Rey, que había nacido como la comunión y el aporte de muchos artistas y no los deseos de uno solo».
Los Redondos, banda fundamental dentro de la cultura rock de Argentina, anunciaban un parate de unos meses y luego, sin más, cada uno seguiría una carrera aparte. El recital de Córdoba en 2001 quedaría como un hecho trascendente, casi mítico, por ser la última vez que tocaron juntos como banda.
Fuente: A24