El trabajo efectuado por los economistas Diego Pereira y Lucila Barbeito, indica que “mientras que el candidato presidencial Alberto Fernández señaló que una restructuración de la deuda a la uruguaya (sin quita en el valor nominal de la deuda) es posible, nuestro caso base continúa siendo de una restructuración de la deuda standard siguiendo una renegociación del programa con el FMI, incluyendo quitas para asegurar la sustentabilidad de la deuda”.
Sin quita en el valor nominal de la deuda, el esfuerzo fiscal requerido (ajuste de las cuentas) será mayor.
En este trabajo también los analistas señalan que “la Argentina tendría suficientes fuentes de liquidez en moneda extranjera para cumplir con las necesidades de la economía para los próximos seis a doce meses. Utilizando proyecciones razonables, los pagos de bonos con legislación extranjera en dólares tienen poca probabilidad de ser suspendidos por necesidades de liquidez antes de un proceso de restructuración”.
Agrega que “en un escenario más adverso, encontramos que la Argentina sólo verá realmente restricciones de liquidez en moneda extranjera al punto de convertirse en un riesgo para el pago de la deuda para el segundo trimestre del 2020, y si ello ocurriera, es probable que los bonos emitidos bajo ley local y las letras, que tienen mayores necesidades de pago, podrían ser reperfilados para crear una mayor capacidad de pago en moneda extranjera”.
Pero esta es la visión financiera del análisis sobre la Argentina. La económica no es mejor.
El JP Morgan revisó sus proyecciones para el 2020 hacia abajo, con una estimación de baja del PBI de 1,6%. Señala que las perspectivas macroeconómicas pos elecciones se mantendrán nubladas “hasta que tengamos más claridad en la política de la administración entrante”.
Las perspectivas de inflación en el año próximo son de 40% con riesgos orientados hacia un mayor porcentaje.
Ahora bien, ¿Qué piensan los economistas ligados a Alberto Fernández o el propio candidato del Frente de Todos sobre la economía y los mercados?
Por lo pronto el propio Fernández ha destacado su defensa del equilibrio fiscal. Repitió en varias oportunidades que su gestión como jefe de Gabinete de Néstor Kirchner “fue uno de los pocos años en la historia argentina en los que hubo superávit fiscal”.
Precisamente el encarrilamiento de las cuentas públicas está ligado al encarrilamiento de la economía. Por ello la importancia de las declaraciones del candidato. Lo mismo con sus dichos sobre una “restructuración a la uruguaya” de la deuda argentina.
Esto porque el retorno del crédito internacional al país está de la mano de una oferta de reprogramación de pagos amigable. También las afirmaciones de Guillermo Nielsen, uno de los referentes sobre la deuda y Vaca Muerta, generan tranquilidad a inversores.
Propone aislar a Vaca Muerta de todo tipo de dudas para empresas que inyecten fondos en el sector, de manera tal de seguir incrementando la producción y puestos de trabajo en el área.
Matías Kulfas, otro de los referentes de Alberto Fernández, destaca también el equilibrio fiscal como base.
“Uno de los problemas de la economía es el faltante de dólares y la manera de resolverlo no es tomando deuda; eso es un parche; la manera estructural es exportando más; Vaca Muerta está probando que tiene un potencial muy significativo; eso se suma a la agroindustria, a la minería, a los servicios y a la manufactura”, destacó recientemente sobre el sector externo –según publica A24-.
Las dos visiones, la de analistas del mercado y las del candidato del Frente de Todos y sus economistas, coinciden en aspectos clave de la economía.
Habrá que aguardar primero al 27 de octubre para definir quién será el próximo Presidente de los argentinos. Y luego al 10 de diciembre para confirmarlo.
