El ataque a balazos denunciado este domingo por Evo Morales sumó más tensión a la profunda pelea interna que enfrenta al expresidente con su antiguo delfín y actual mandatario Luis Arce. Se trata de dos sectores enfrascados en una lucha de poder que ponen en riesgo la institucionalidad del país y que incluyó un fallido golpe de Estado a fines de junio.
El sector que responde a Evo Morales mostró videos del supuesto ataque, pero en el gobierno afirmaron que fue un “autoatentado”. Es la misma estrategia que Morales usó durante la asonada militar tildada entonces de “autogolpe” por el líder cocalero.
Lo paradójico es que ambos sectores forman parte del oficialista Movimiento Al Socialismo (MAS), envueltos hoy en un enfrentamiento agravado por denuncias judiciales por estupro contra el exjefe de Estado y un bloqueo de rutas de parte de seguidores de Morales que ya lleva 13 días y virtualmente ha paralizado el país.
“Todo esto ha elevado la tensión a niveles muy altos. Ya teníamos una situación muy difícil por un bloqueo tan extenso y el supuesto interés del gobierno de detener a Morales por estupro y trata de personas”, dijo a TN el analista boliviano Raúl Peñaranda, director del sitio Brújula Digital.
Morales (2006-2019) denunció incluso ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) que “agentes del Estado” boliviano intentaron asesinarlo. ”Denuncio de manera urgente que agentes de élite del Estado boliviano atentaron contra mi vida el día de hoy, mientras el Gobierno reactiva operaciones conjuntas” para “reprimir” los bloqueos en su apoyo, aseguró en X.