Cuenta la trastienda de la gestión económica de Raúl Alfonsín, que culminó en la hiperinflación de 1989 y el traspaso adelantado del mando a Carlos Menem. La vicepresidente refirió como ejemplo un pasaje en el que el autor cuenta cómo EEUU defiende sus intereses. “El problema somos nosotros”, remató
“Diario de una temporada en el quinto piso”, es el libro del sociólogo Juan Carlos Torre que Cristina Kirchner recomendó a Sergio Massa y le envió a Alberto Fernández.
Se trata de un regalo muy sugestivo, teniendo en cuenta la frustrante experiencia que relata Torre en base a observaciones que escribió en aquellos años, cuando era asesor de Juan Vital Sourrouille, el segundo y más importante ministro de Economía de Raúl Alfonsín, cuya presidencia terminó consumida por las llamas de la hiperinflación y en julio de 1989 entregó el mando al entonces presidente electo, Carlos Menem, cinco meses antes de lo que marcaba el calendario institucional.
“Les voy a recomendar un libro que le recomendé al presidente (de la Cámara de diputados) que todavía no lo leyó -dijo la vicepresidente señalando a Massa. “Es un libro que se llama Diario de una temporada en el Quinto Piso; es una crónica histórica, relata las experiencias del primer gobierno democrático del 83, del presidente Alfonsín y los distintos equipos económico que lo sucedieron”, explicó Cristina. “Hoy se lo mandé de regalo al Presidente, para que después la vocera no diga que no le regalo nada al presidente”, dijo, en referencia a Gabriela Cerruti.
“Después la veo el lunes (diciendo) ‘miren si será mala la vicepresidenta que ni siquiera le da un regalito al cumpleaños’ “. prosiguió la vicepresidente. Y concluyó: “Así que le mandé el libro, que es muy interesante y de una extraordinaria actualidad. No tiene desperdicio, tiene que ver con los conceptos empaquetados que le venden a los argentinos”.
Mensaje
Pero ¿a dónde va Cristina con esto? La vicepresidente refirió expresamente la intención de los ministros de Alfonsín, Sourrouille y José Luis Machinea, de privatizar el polo petroquímico y la advertencia del Banco Mundial de que EEUU se opondría porque iba contra sus intereses que Argentina fuera competitiva en ese terreno. Usó ese ejemplo para decir que EEUU defiende sus intereses. “El problema somos nosotros”, remató
Torre es un sociólogo de la UBA, doctorado en el École des Hautes Études en Sciences Sociales, de París que en el libro, publicado en septiembre pasado, cuenta su experiencia como miembro del equipo económico de Sourrouille,
“Al poco tiempo de sumarme al equipo económico de Sourrouille tomé una decisión: registrar las vicisitudes de la experiencia que inesperadamente tenía a mi alcance en mi condición de observador participante, un sociólogo en medio de un grupo de economistas proyectados al centro mismo de las decisiones más críticas de gobierno”, escribió. El autor integró el equipo de Sourrouille, primero en la secretaría de Planificación y luego en Economía. Su libro es un mapa íntimo de la turbulenta economía alfonsinista, asediado por la deuda externa, el Congreso, donde tenía minoría, provincias gobernadas mayoritariamente por la oposición peronista y una feroz resistencia sindical, encabezada por el entonces secretario general de la CGT, Saúl Ubaldini, que encabezó 13 paros generales.
Los textos seleccionados a continuación son de 1987, año de elecciones legislativas en las que se renovó la mitad de la Cámara de Diputados; la totalidad de las legislaturas provinciales y de las gobernaciones. Meses de negociaciones con el FMI, alta inflación –que culminaría en la hiper que fue parte del final del gobierno radical (1989)–, tensiones permanentes con el dólar, internas políticas y fuerte desaceleración de la actividad económica.
En 1985 Sourrouille había reemplazado a Bernardo Grinspun, primer ministro de Alfonsín, y su plan, el Plan Austral que dio origen a la moneda de ese nombre, con la quita de tres ceros al Peso Argentino, entre otras medidas, e intentó sin éxito frenar la inflación, por la resistencia a recortar el aumento real del gasto público, causa del creciente déficit fiscal. El ministro renunció a fines de marzo de 1989, tres meses antes de la salida anticipada del Presidente.
1987
18 de enero
Retomo las grabaciones. La semana que acaba de terminar fue muy importante por varias razones. Comenzó el lunes 12 con la conferencia de prensa en la que se anunciaron los acuerdos con el FMI, por 1.830 millones de dólares, y el BM (Banco Mundial), por 2.000 millones de dólares. Habíamos depositado muchas esperanzas en el impacto de estos anuncios. La semana anterior estuvo dominada por la escalada del dólar, que trepaba sin que diera muestras de calmarse. Sobre el fin de esa semana, el Banco Central comenzó a intervenir. Esperábamos que la conferencia de prensa y los anuncios correspondientes devolvieran tranquilidad al mercado. Pasado el día lunes, el martes 13 nos trajo una ingrata sorpresa. El Banco Central debió vender 26 millones en Bonex y el dólar no dio señales de calmarse. Al final de la tarde, la conversación entre nosotros estuvo dominada –¡cuándo no!– por un tono pesimista. En torno de la mesa comenzaron a aflorar las conjeturas. Otra vez se volvió a mencionar la teoría del complot que pone el énfasis en la intervención de los bancos extranjeros, los que, a la vista de eventuales dificultades en el terreno de la deuda externa, están tomando posiciones y comprando dólares.
14 de febrero
Ayer vi en la televisión a Alfonsín como un Júpiter Tonante cayendo sobre el diario Clarín. El Indec dio a conocer los datos sobre el desempleo: este se redujo al 5,2% frente al 5,9% registrado en octubre de 1985, lo que implica una reducción en el número de desocupados de cincuenta mil trabajadores. A partir del informe del Indec los diarios del día de ayer titularon: La Nación, “Leve descenso de la tasa de desocupación”; El Cronista Comercial, “Se redujo al 5,2% la tasa de desocupación”; pero el que dio la nota fue Clarín que tituló, alevosamente, “Elevado índice de desocupación”. Con el diario Clarín en la mano Alfonsín montó en cólera en un acto público y dijo, con el tono exaltado que le conocemos:
Yo soy respetuoso de la libertad de prensa pero les pido que lean el Clarín de hoy que parece que quisiera hacerle caer la fe y la confianza al pueblo argentino. Yo respeto a Clarín y Clarín respeta al presidente. Y no ha de pretender que calle su opinión. Lean este artículo con respecto a los anuncios sobre la desocupación. Léanlo porque es una forma falaz de presentar la noticia de la disminución de la desocupación. Es un ejemplo vivo contra lo que tenemos que luchar los argentinos. Este no es un tiempo de flojos, y el presidente no va a ser un flojo en ningún aspecto de la actividad política. Yo no preciso voceros, las cosas sobre cada sector las voy a decir yo, y las vamos a llamar por su nombre.
Los peronistas se sumaron a la controversia y sus comentarios no pudieron ser políticamente más mezquinos. El senador Vicente Saadi, titular del PJ, recomendó a Alfonsín no perder la calma ni los estribos y el diputado Antonio Cafiero hizo también su aporte y lamentó que el presidente pierda el temperamento.
15 de abril
Juan debió viajar a Washington a una reunión anual del FMI. Durante la semana que duró su ausencia realizamos en el equipo económico por lo menos tres reuniones para debatir la situación, tres ocasiones que pusieron en evidencia la dificultad que teníamos para elaborar un razonamiento económico debido al efecto perturbador que introducía la inevitable referencia al Grupo de los 15, instalado en el Ministerio de Trabajo. Su presencia operaba como un condicionamiento para cualquier iniciativa. Un condicionamiento cuyo alcance es, sin embargo, brumoso porque nos está faltando, por parte de quien conduce esta operación política, el presidente, una palabra clara, una definición estratégica que nos diga, por ejemplo, hasta dónde avanzar, hasta dónde retroceder (más de lo que el gobierno ya lo ha hecho).
1 de julio
A partir de ahora voy a continuar este registro con una lapicera y papel. Grabar, esto es, escucharme hablar en voz alta, se ha vuelto psicológicamente cada vez más difícil. La desazón que me produce nuestra experiencia en el Quinto Piso se refleja en el tono lúgubre de mi voz, que me resulta insoportable.
Hoy renunció Lavagna. Y distribuyó a la prensa un papel sin membrete y sin su firma en donde critica la política económica del gobierno, denunciando entre otras cosas “el festival de bonos” lanzado por el Ministerio de Economía. La referencia obvia son los bonos que tuvimos que hacer para saldar las deudas de YPF. El impacto de su renuncia en los diarios quedó opacado por una noticia bomba: fue profanada la tumba de Perón en el cementerio de Chacarita (…).
14 de julio
Conversé con Pablo (se refiere a Pablo Gerchunoff, entonces asesor del equipo económico) sobre el paquete de reformas en preparación y del que es responsable dentro del equipo económico y comprobé que eran todas “buenas señales”, pero sin efectividad alguna en la coyuntura. La inflación de los primeros diez días es del 7% y los tarifazos comprometidos habrán de incrementarla. Ernesto Feldman, nuestro representante ante el FMI, de paso por Buenos Aires, preguntó, luego de conocer las propuestas de Pablo, ¿por qué no se propusieron antes esas políticas de reforma, por ejemplo, hacia fines de 1985? La respuesta que recibió fue la siguiente: la atmósfera de autosatisfacción con la marcha del Plan Austral y la decisión de no correr riesgos.
20 de julio
Hoy por fin Juan hizo conocer en un discurso por TV el paquete de iniciativas de reforma que habíamos preparado. Cito algunas: nuevas reglas para empresas públicas y banca oficial: las primeras dejarán de recibir aportes del Tesoro, y se autorizará el ingreso del capital privado en los sectores de telecomunicaciones y de transporte aerocomercial. A su vez, los bancos oficiales volverán a operar en forma especializada y algunos ya no recibirán depósitos del público. Se promueve una mayor desregulación de las actividades petroleras y la reforma de YPF. Hay cambios en el impuesto a las Ganancias, continúa el proceso de privatización de empresas públicas y se ofrecen nuevos incentivos a la producción, que incluyen una rebaja de retenciones al sector agrario. En su discurso, Juan colocó las iniciativas en el marco de un planteo que avanzó varios casilleros en la visión del equipo económico en materia de desarrollo: propuso dejar atrás un “modelo populista y facilista, un modelo cerrado, un modelo centralizado y estatista” que “está frenando el despliegue de las potencialidades del país”.
5 de agosto
Hoy supimos que el IPC aumentó 10,1%. ¿Qué hacer? Por ahora, nada. Sólo conseguir, para despejar el terreno y frenar expectativas, que, por ejemplo, como sugirió alguien del equipo, Alfonsín envíe una señal política y anuncie públicamente que no buscará la reelección. La reunión que mantuvimos al final del día en el Quinto Piso fue patética.
6 de setiembre
Derrota del oficialismo en las elecciones: PJ, 41,4%, y UCR, 37,5%. El PJ no sólo retuvo las doce provincias que tenía, sino que agregó cinco de las siete en manos del Partido Radical, entre ellas, la de Buenos Aires; la UCR perdió la mayoría en la Cámara de Diputados. Con este cuadro, el gobierno dependerá de la colaboración de la oposición para poder pasar sus proyectos de ley.
13 de setiembre
Después de la derrota, la opinión unánime del equipo económico es que debemos irnos del gobierno. No hay credibilidad para continuar. Sobre todo porque por delante se delinea un plan de ajuste debido el deterioro general de la economía. El problema es ¿quién viene en nuestro lugar? A partir de este interrogante empiezan las vacilaciones. Porque también es una opinión compartida que no podemos irnos sin dejarle a Alfonsín una hoja de ruta.
Es Adolfo quien con más énfasis hizo un llamado a la responsabilidad. Mario corrió, por su cuenta, a verlo al presidente y le dijo que tenemos que irnos porque carecemos de autoridad y lo que consiguió fue que Alfonsín le replicara “en verdad, ustedes quieren irse y dejarme solo”. En la noche de ese mismo día Juan fue a Olivos y cenó con Alfonsín, Pugliese, Tróccoli y Caputo. Fue entonces que Alfonsín les anunció que estaba pensando en renunciar y convocar a elecciones en noventa días. Tróccoli fue el primero que tomó la palabra para cuestionar con vehemencia la idea. Pugliese pareció coincidir con Alfonsín. Según me dijo al otro día, Juan sostuvo, a su turno, que era un disparate, y Caputo opinó lo mismo. Al término de la comida, la fórmula de la renuncia y el llamado a elecciones fue archivada.
(…) Descartada la renuncia a Alfonsín, vuelvo a la otra cuestión que abrió la derrota electoral: ¿quiénes han sido los responsables? En ella el equipo económico ocupa el podio porque las críticas contra nosotros se han multiplicado. Así supimos que la gente de la Coordinadora ha estado diciendo que hace por lo menos dos meses ya habían advertido sin éxito que con esta política económica el gobierno marchaba hacia un desastre. Ahora proclaman que, a pesar de ese contexto desfavorable, la UCR había logrado ganar en la Capital, donde tienen sus bases más firmes. Con esa victoria en las manos sostienen que su opinión importa y proponen la renuncia de Juan. No piden que se vaya todo el equipo económico, su crítica está personalizada porque nunca llegaron a tener una buena convivencia con el “elitismo” de Sourrouille, a quien le reprochaban desdeñar sus opiniones.
17 de setiembre
Hoy llegué al ministerio y al entrar a su oficina Juan me entregó el texto de su renuncia para que lo revisara. Ante mi sorpresa argumentó que había decidido renunciar luego de leer unos comentarios agraviantes de Barrios Arrechea en una revista semanal. El gobernador de Misiones ya había anticipado su parecer al otro día de los comicios: la política económica de Sourrouille era la responsable de la derrota electoral. Tuve que sacar fuerzas de mis capacidades retóricas para hacerlo cambiar de idea. Al final lo logré, poniendo sobre todo el acento en la amistad. Con ese gesto hubiera dejado a José Luis y Mario solos para lidiar con las secuelas de la decisión que junto con él habían tomado: no pagar los intereses de la deuda externa por 180 días a la vista de las condiciones inaceptables que nos pone el FMI. Esto es lo que había dejado entrever hace unos días al reunirse en Nueva York con presidentes de bancos acreedores (…).
Tras la derrota electoral: en busca de un entendimiento con la oposición
La nueva correlación política surgida de los recientes comicios limita la posibilidad de una acción unilateral por parte del gobierno para intervenir sobre la situación económica, como la que llevó a cabo en junio de 1985 al lanzar el Plan Austral. Parece oportuno entonces agotar todos los medios para arribar a un entendimiento con las fuerzas peronistas. Este entendimiento tendría por función ayudar a moderar el impacto de las medidas económicas a adoptar y facilitar el manejo político de la coyuntura.
(…) Los posibles escenarios en el futuro inmediato son los siguientes en el contexto de una aceleración inflacionaria promovida por el agravamiento de la situación fiscal. El primero, el recurso a la corrección fiscal sobre la base exclusiva de instrumentos administrativos (tarifas y tipo de cambio), con el riesgo muy probable de que la resistencia sindical haga naufragar el intento. El segundo, un ensayo de cierre fiscal respaldado por el sostén del parlamento de modo de repartir los costos del ajuste y volverlo más legítimo.
Si se comprende la necesidad de explorar el segundo camino habría que ponerse a trabajar para lograr que el Congreso funcione en los próximos meses. Esto significa esforzarse porque la oposición se decida a ofrecer el quórum necesario para poder tratar y aprobar las medidas fiscales que darían una orientación más equitativa y perdurable al programa antiinflacionario que imponen las circunstancias.
25 de setiembre
Hoy Mario entrevistó al presidente y no lo encontró muy entusiasmado con el programa de reformas que se está preparando en el Quinto Piso. Ya en la reunión que se hizo en Chapadmalal Alfonsín había mostrado sus reservas; entonces afirmó que a esta propuesta le falta algo que movilice. ¿Dónde está el crecimiento?, preguntó hoy. Mario le dijo que le preocupaba saber que tuviera esa actitud reticente siendo como era el principal gerente de ventas del programa. Tampoco Alfonsín se mostró muy feliz con la idea de un nuevo congelamiento. Las reacciones del presidente ilustran bien los problemas políticos que enfrentamos. Queremos salvar al gobierno de la hiperinflación y el presidente reclama un horizonte de esperanzas. Si no logramos corporizar la demanda de Alfonsín no será fácil contar con su apoyo activo. Ocurre que los que están mejor ubicados para plasmar ese horizonte de esperanzas, con una política petrolera, con una política de energía, con una política de teléfonos, esto es, iniciativas capaces de movilizar inversiones, están en el Ministerio de Obras Públicas, dedicados a dirimir pleitos internos.
1 de octubre
En la conversación cotidiana entre los miembros del equipo que hicimos ayer, Frenkel sostuvo que no hay programa económico sin un acuerdo político con la oposición. Dicho esto lamentó en seguida que Alfonsín pusiera como primer ítem de la agenda la cuestión de la reforma constitucional, un tema que complica las negociaciones y que opaca la relevancia de cuestiones más urgentes del gobierno de la economía. Mazzorín, a su vez, planteó sus dudas sobre la oportunidad de un nuevo congelamiento. Desde su lugar en el frente de la evolución de los precios, la Secretaría de Comercio, sostuvo que este congelamiento, precipitado por los aumentos de tarifas reclamados por Mario, estaba siendo descontado por los empresarios. Tal como están las cosas, su postura es comprensible porque los precios internos se han convertido en una variable de ajuste debido a la autonomía que reviste la cuestión del déficit fiscal como principio ordenador de las decisiones de política económica. Si no se llega a un acuerdo con el FMI habrá que buscar entonces un manejo más equilibrado, esto es, un manejo que module mejor las decisiones para enjugar el déficit con el fin de encontrar luego una oportunidad más propicia para intentar un nuevo congelamiento. Subsiste, sin embargo, otro condicionamiento, que no es el del déficit fiscal sino el de la situación de las reservas. Quizás esté allí el verdadero disparador de las decisiones.
(…) Pablo comentó el teorema de las lealtades escalonadas propuesto por Juan Carlos de Pablo para dar cuenta del comportamiento del equipo económico. El teorema comienza con: “Sommer llega a la oficina por la mañana y ve sobre la mesa los datos de la situación económica y concluye: esto es un desastre, hay que irse; luego va y le plantea su conclusión a Canitrot, que frente a un escenario semejante también concluye: hay que irse. Canitrot se dirige entonces a la oficina de Sourrouille para alertarlo sobre la gravedad de los problemas y a la vez a recomendar: tenemos que irnos. Juan toma nota de este estado de cosas y también razona: es verdad, no nos queda otra alternativa que irnos, y se dirige a ver a Alfonsín para comunicarle la renuncia del equipo económico. Pero Alfonsín lo interrumpe a Juan y le dice: “cómo me va a abandonar Juan…”. Y Juan, entonces, da marcha atrás, vuelve sobre sus pasos, retoma su lugar en la cámara de torturas y con él también lo hace cada uno de los miembros de su equipo.
8 de octubre
Ayer pasamos por una experiencia desgraciada. La revista Somos publicó una versión de la última reunión de gabinete, en la que Juan expuso el programa en preparación, y lo hizo dando detalles muy precisos. Como era previsible, la infidencia fue un duro golpe para Juan, al tiempo que puso de manifiesto el grado de descomposición política producido por la derrota electoral. Alguno de los participantes de la reunión decidió premeditadamente ejecutar una traición, que no sólo afecta a Juan sino también al propio Alfonsín. Nos han dicho que quizás todo provino de la Secretaría de la Presidencia. Lo cierto es que se ha repetido, otra vez, una filtración como la que precedió al lanzamiento del Plan Austral (…).
21 de octubre
Al regreso de la reunión de gabinete de hoy, Juan nos reunió y dijo: “Estoy espantado. No tengo palabras para describir los disparates que escuché”. Cuando le preguntamos por detalles comentó haber escuchado que no puede haber pacto social si antes no se otorga un aumento general de salarios con el argumento de que había que evitar un estado de disgregación social y, con él, el riesgo de un golpe de Estado. “Estuve en la mayor soledad”, concluyó. David Ratto, que también había logrado filtrarse en la reunión, le comentó que la experiencia de hoy superaba un grotesco de Federico Fellini.
5 de diciembre
Hace unos días tuvo lugar un acontecimiento importante: Juan, José Luis y Mario estuvieron con Alfonsín y le presentaron la renuncia. Lo hicieron con un texto de unas diez páginas en cuya redacción intervine y que tengo conmigo en una copia con la firma de los tres (…).
Supe luego por José Luis en qué terminó el episodio. “Luego de una larga discusión debido a nuestra insistencia, Alfonsín la dio por terminada pegando un grito y dijo: ‘No, ustedes no se van!’. Y haciendo el gesto pertinente, agregó: ‘¡Los voy a agarrar bien de las bolas para que se queden conmigo en el gobierno!’.”