El restaurante ubicado en la costanera de la ciudad deja de funcionar tras más de 20 años. Su propietario, Karim Manzur, aseguró que el cierre se podría haber dado apenas comenzada la cuarentena por los costos que significaba permanecer sin actividad, y confesó «uno trata de alejarse de la parte emocional pero es inevitable».
Karim Manzur es el encargado del negocio en la actualidad, y quien lamentablemente decide ponerle un fin. El restaurante ubicado en la costanera comodorense abrió en 1999, fundado por su padre y un gran amigo de él.
Tras más de 20 años de actividad, el restaurante no abrirá sus puertas a pesar de que este viernes vuelvan a funcionar los comercios del rubro gastronómico.
«Las puertas están cerradas desde que está la restricción sanitaria. Mañana se puede abrir, celebro que así sea, pero no es nuestro caso. Si alguien quiere venir a almorzar o cenar, no va a poder», lamentó Karim.
Manzur señala que la decisión de cerrar se gestó desde el inicio de la cuarentena, incluso antes. Pero admite que en ese momento primaron los sentimientos y las ganas de seguir adelante con el proyecto fundado por su padre. «Uno trata de alejarse de la parte emocional pero es inevitable. Las sensaciones son duras, la hora de comunicarlo es duro. Hay gente de muchos años», destacó en diálogo con El Comodorense Radio por FM La Petrolera.
Ahora, a pesar de la expectativa que significaría para el negocio la posibilidad de poder reabrir, Karim tomó la decisión de no hacerlo, porque «con un horizonte tan incierto, creemos que es el momento de cerrar, ya que corremos el riesgo de llegar a un punto donde ni siquiera cerrando vamos a poder ofrecer un acuerdo o recompensación al personal».
Un disparador y tres meses para concretar la decisión
Es evidente, cree el, que el disparador del cierre es la pandemia. Aunque resalta que su rubro «ya lleva 4 o 5 años perdiendo rentabilidad por el costo de los insumos y el valor agregado que te exige lo que uno quiere dar».
Karim hizo hincapié en la situación financiera del comercio, y detalló que «accedimos a créditos y a la ayuda del Estado, pero cuando el impacto es tan grande, ninguna ayuda sirve para encaminar la situación en una estructura como ésta con 16 empleados».
En ese sentido, argumentó que el comercio pasó a facturar apenas el 2% de lo que percibía en febrero. «Lo mantuvimos lo que pudimos pero entendemos que es la mejor decisión para no terminar de hundir todo».
«Perjudicó mucho habernos hecho cerrar después de reabrir un local con todos los protocolos, lo que significó gastos»
El encargado reflexionó: «Hay que entender que es una situación nueva para todos y nos debemos acostumbrar y aprender a convivir con esto. Los que tomamos decisiones nos vamos a equivocar, estamos haciendo a prueba y error. Obviamente se pagan los costos».
Luego de la primera reapertura, donde el rubro gastronómico tuvo actividad con presencia de comensales después de 2 meses, Karim acusa que el golpe fue grande ya que habían realizado gastos en mercadería, limpieza y reacomodar según el protocolo. «En mi caso particular tuve que sacar toda la mantelería de tela y comprar cuerina que es lo que se permitía porque se puede asearla».
Asimismo, lamenta que el nuevo cierre se haya dado a una semana del Día del Padre. «Teníamos a un montón de gente que iba a venir. Tampoco es que específicamente cerramos por eso, pero te tira abajo psicológicamente».
Manzur se despide de sus comensales presenciales pero asegura que por el momento seguirá funcionando con delivery, «porque estoy en el proceso de acuerdo con la gente, eso me va a llevar un tiempo. Tengo la mercadería que se había comprado para el Día del Padre», finalizó.
