La mitad de los estudiantes de 6° grado (48,5%) no alcanza el nivel esperado en Matemática, según los resultados de la prueba Aprender 2023 de primaria. La cifra supone una caída de 3,3 puntos porcentuales con respecto a la evaluación de 2021, que también había sido censal y cuyos bajos resultados se habían atribuido a la pandemia y la interrupción de clases presenciales, indica Infobae.
En Lengua, en tanto, uno de cada tres estudiantes (33,5%) no alcanza el nivel satisfactorio. El dato implica una mejora de 10,5 puntos con respecto a Aprender 2021, cuando el 44% de los alumnos habían quedado en los niveles básico y por debajo del básico.
Uno de cada cuatro estudiantes argentinos (24,4%) se ubica en el nivel más bajo de desempeño en Matemática (“por debajo del básico”). Y solo uno de cada diez (11,5%) alcanza el nivel más alto (“avanzado”) en esta materia. En las ediciones previas a la pandemia (2016 y 2018), casi el doble de estudiantes alcanzaba el nivel avanzado.
En Lengua, uno de cada diez alumnos de 6° grado (11,6%) queda en el nivel de desempeño más bajo. Mientras que casi tres de cada diez (28,5%) logran el nivel avanzado en esta prueba, en la que participaron 608.780 estudiantes.
Los resultados de Aprender 2023 se dieron a conocer pocos días después de la difusión de las pruebas PISA 2022. Fueron procesados en tiempo récord: la prueba se había tomado el 19 de septiembre, hace menos de tres meses, y la publicación de los resultados estaba prevista originalmente para junio de 2024.
Fuentes de la gestión anterior de la Secretaría de Evaluación e Información Educativa explicaron que trabajaron contrarreloj para poder publicar los datos antes del cambio de gobierno.
El informe de resultados de Aprender menciona que los estudiantes que resolvieron esta prueba –alumnos de 6° grado de todo el país– transitaron parte de su escolaridad durante la pandemia (para aquellos que no repitieron nunca, esos dos años coincidieron con tercer y cuarto grado).
En sus aclaraciones metodológicas, el informe explica que los datos de 2023 se comparan con los de 2021 porque ambos operativos fueron censales (evaluaron a todos los alumnos de 6° grado). En el medio, Aprender 2022 fue una prueba muestral. El informe 2023 reconoce que “el operativo 2022 tuvo carácter muestral y, como tal, está sujeto al error de muestreo”. De hecho, los resultados de 2023 se parecen mucho más a los de 2021 que a los de Aprender 2022, cuyos resultados habían arrojado una mejora mayor (+18,1 puntos en Lengua).
“La comparación entre los resultados de Aprender 2023 y 2021 permite una evaluación más precisa y evita la incertidumbre asociada con el error de muestreo del dispositivo de 2022. Además, al comparar los años censales se sostiene la consistencia en los datos y se minimizan las variaciones que podrían surgir por diferencias en la recolección de datos entre un operativo censal y uno muestral. Como parámetro de comparación de Aprender 2023, entonces, el 2021 es preferible. Los datos censales son una fuente más confiable y completa”, explicó María Cortelezzi, especialista en evaluación educativa.
Mejoran más los estudiantes de sectores vulnerables
Los datos de Aprender 2023, muestran mejoras en los desempeaños de los alumnos de menor nivel socioeconómico.
En Matemática, la cantidad de alumnos de NSE bajo que alcanzaron el nivel esperado (satisfactorio o avanzado) mejoró 8,5 puntos con respecto a 2021 (para los alumnos en NSE medio y alto, en cambio, se registraron caídas). En Lengua, la mayor mejora también se dio entre los alumnos de NSE bajo (+24,4 puntos porcentuales, en comparación con +7,4 puntos en el NSE alto).
En PISA 2022, en tanto, los chicos del cuartil 1 del índice de nivel socioeconómico (es decir, los de menores recursos) fueron los únicos estudiantes argentinos que mejoraron sus resultados con respecto a la edición previa (de 2018), tanto en Matemática (+13 puntos) como en Lectura (+9) y Ciencias (+18). En otras palabras, tanto PISA como Aprender muestran una reducción de las brechas de aprendizaje entre los alumnos de mayores recursos y los menos favorecidos, por la mejora de estos últimos.
Para Irene Kit, presidenta de la asociación civil Educación para Todos, es una buena noticia: “Los esfuerzos conjuntos de los gobiernos, los equipos escolares, los estudiantes y las familias más pobres se acumulan y parecen ir en la orientación correcta. Falta mucho por hacer, pero es clave tener la confianza en las capacidades de las personas para enseñar y aprender, y asegurar los recursos que la Ley de Educación Nacional ha asignado para apoyar la tarea escolar en contextos más adversos”.
Como en ediciones anteriores de la evaluación, los estudiantes de escuelas estatales obtuvieron peores resultados que sus pares de escuelas privadas, pero la diferencia suele explicarse por las desigualdades socioeconómicas antes que por el tipo de gestión.
En las escuelas estatales, el 55% de los alumnos de 6° grado no alcanzaron el nivel esperado en Matemática; la cifra fue del 30,5% entre los alumnos de escuelas privadas. En Lengua, el 39,8% de los alumnos escuelas estatales no alcanza el nivel esperado; el porcentaje desciende a menos de la mitad (15,8%) en las escuelas privadas.
Al comparar por ámbito, se observa que el 50,7% de los alumnos de escuelas rurales no alcanzan el nivel esperado en Matemática, un porcentaje levemente peor que el de los alumnos de escuelas urbanas (48,3%). En Lengua, las diferencias son más amplias: 40,6% de los alumnos de escuelas rurales quedan en el nivel básico y por debajo del básico, mientras que la cifra desciende al 32,7% entre los alumnos de escuelas urbanas.
Los varones obtienen mejores resultados en Matemática: el 46,1% queda en los niveles más bajos, mientras que para las mujeres la cifra es 49,5%. En Lengua, las diferencias se invierten: 34,9% de los varones no alcanza el nivel esperado, mientras que la cifra se reduce al 30,4% para las mujeres. En ambas materias, los estudiantes de 6° grado que no se identifican como varones ni como mujeres (un 4,8% de la muestra) obtienen peores resultados que sus pares.
De la evaluación a la mejora
En los últimos tres años (desde la vuelta a la presencialidad) se tomaron cuatro pruebas Aprender, tanto en primaria (2021 y 2023, además de la prueba muestral de 2022) como en secundaria (2022). El Plan Nacional de Evaluación Educativa 2023-2024, aprobado por el Consejo Federal de Educación, prevé que el año que viene el operativo se aplique en secundaria.
Según informó ayer Germán Lodola, exsecretario de Evaluación e Información Educativa, en su cuenta de X (Twitter), estas herramientas se complementaron con otras como la plataforma de evaluación formativa Acompañar, las encuestas a alumnos (“La voz de los estudiantes”) y los reportes “Mirar la escuela desde los aprendizajes”, con recomendaciones pedagógicas y metodológicas para la enseñanza a partir de los resultados de Aprender.
“Analizar las tendencias del sistema educativo en base a información sistemática es un logro para mantener y seguir mejorando. Contar con información comparable y abierta permite construir diferentes miradas sobre los procesos”, analizó Irene Kit.
“Los estudiantes de primaria han mejorado significativamente en Lengua, comparado con 2021; pero aún no estamos superando los mejores niveles previos conseguidos en 2018. Asimismo, en Matemática estamos no solo con mayores dificultades que en 2021, sino que en relación con la serie histórica comparable, estamos en la peor situación”, agregó la especialista.
De todas maneras, señaló Kit, las mediciones son útiles en la medida en que desencadenan acciones: “Para bajar de peso, no alcanza con pesarse semanal o diariamente: sin dieta y ejercicios, será difícil cumplir una meta de mejora saludable. Al medir Lengua y Matemática, se busca destacar el carácter esencial de las herramientas de la palabra escrita y el conocimiento matemático. Pero la escuela está sobrecargada de contenidos y un amplio abanico de tareas y responsabilidades, incluso de corte asistencial”.
En ese sentido, continuó, “incluso suena injusto seguir destacando que los logros son magros o insatisfactorios, sin proveer de tiempo, respaldo y condiciones de tarea escolar que permitan dedicarse 100% a la enseñanza”.
Desde una perspectiva diferente, Gabriela Azar, directora del Departamento de Educación de la Universidad Católica Argentina (UCA), afirmó: “Evaluar no implica solamente adjudicar el valor a un determinado desempeño. Como lo indica el término assesment en inglés, que viene del latín assidere, evaluar significa ‘sentarme al lado’ para orientar, guiar y ayudar efectivamente a lograr los objetivos de aprendizaje para que todos aprendan bien, cualquiera sea su situación y condición”.
Azar consideró que las pruebas estandarizadas funcionan como “una foto” pero no evalúan procesos de aprendizaje, sino resultados. En ese sentido, planteó que es necesario dar más claridad a los objetivos de la evaluación e involucrar más a los estudiantes, docentes y familias para que sepan “qué es lo que se espera de los alumnos”. En ese sentido, la experta opinó que se debería “complementar la prueba Aprender con otras instancias de evaluación que pongan el foco en una mirada formativa, en las que los docentes intervengan en la elaboración de los instrumentos”.
La directora de los profesorados de la UCA señaló también que suele haber desajustes entre los formatos de las consignas en las pruebas como PISA y Aprender y las que suelen confeccionar los docentes. En esta línea, planteó la necesidad de avanzar en la “capacitación de los docentes en cómo evaluar para enseñar mejor, cómo elaborar mejores pruebas para que todos aprendan lo que tienen que aprender”, incorporando herramientas como las evaluaciones cualitativas (rúbricas) y la autoevaluación de los estudiantes de manera continua, para poder obtener información “sobre los procesos de mejora y no solo sobre los resultados”.