Provisorio para siempre: Un puente que deja al desnudo diferentes realidades comodorenses

Es de madera y fue construido por los vecinos. Separa la extensión del San Cayetano con la de los barrios Moure y Cerro Solo. En dos de esas zonas no hay gas ni tampoco electricidad…

domingo 14/07/2019 - 17:14
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Es de madera y fue construido por los vecinos. Separa la extensión del San Cayetano con la de los barrios Moure y Cerro Solo. En dos de esas zonas no hay gas ni tampoco electricidad en forma regular. Sin embargo, en la restante, que se encuentra a menos de 100 metros de la del Moure, hay un plan de viviendas que fue entregado hace 12 años. Realidades distintas de una zona donde el abandono está latente; refleja una nota de interés general publicada hoy por el sitio web ADNSur.

El contraste es un golpe en el pecho. Mientras a menos de un kilómetro desfilan las camionetas 4×4, y a otros 10 las casas de dos plantas con techos a dos aguas o con estilo minimalista pintan el paisaje, en un sector de Comodoro Rivadavia el barro es parte de la postal y un pequeño arrollo divide a tres barrios donde las carencias se exhiben a un click.

Se trata de la zona donde se encuentran las extensiones de los barrios San Cayetano, Moure y Cerro Solo. Los sectores están separados por un pequeño puente que se hizo popularmente conocido en el temporal de 2017 cuando la lluvia destrozó gran parte de Comodoro Rivadavia.

Para situarse geográficamente se puede decir que están dentro del perímetro que conforman la avenida 10 de noviembre, con la calles Ricardo Torá, Marinero López y avenida Roca.

Allí, a solo un par de kilómetros de donde se encuentran los chalets de techos a dos aguas, viven cientos de familias que no tienen luz en forma regular, tampoco agua y mucho gas, mientras esperan respuestas del Estado ausente, sin distinción de gobiernos municipales ni provinciales.

En esos sectores no existe el asfalto ni el cordón cuneta, tampoco es regular la recolección de residuos y las cloacas son un sueño lejano.

Pamela y Elías Martín son uno de los vecinos que viven en uno de esos sectores. En su caso la extensión del Moure, es decir a metros del precario puente que permite pasar el río de la Quinta como figura en la consultada Google Maps.

“Nosotros vivimos hace 8 años acá. Yo vine de San Juan y cuando llegamos acá no había nadie”, contó Pamela a ADNSur.

La joven asegura que cuando llegaron al lugar era solo un baldío pero ahora son decenas de familias que viven en la zona y que utilizan el precario puente. “Eso siempre fue un río, era mucho más chico pero con el tema del temporal se agrandó. Pedimos ayuda luego del temporal pero como son terrenos fiscales no nos ayudan”, explicó Pamela, asegurando que en más de una ocasión le prometieron la mensura.

Elias cuenta que hace changas para sobrevivir, “laburando de lo que salga” para poder comprar leña y subsistir.

El sector realmente es precario. No hay lujos, tampoco mucho revoque y se ve mucha chapa. Mientras tanto el río corre llevándose residuos cloacales y desechos.

Los jóvenes cuentan que la policía pasa “una vez a la quinientas” y que se cuidan «entre los vecinos». Incluso como una forma de colaborar con los más necesitados, y principalmente con los chicos, en el sector se está construyendo un merendero para contener a los más pequeños.

Otra realidad, a metros de distancia

A menos de 100 metros de donde viven Pamela y Elías, la realidad es muy distinta. Los vecinos viven en casas que fueron construidas por el IPV y con todos los servicios.

Karina es una de las habitantes de ese sector. La mujer dialogó con ADNSUR y contó que hace 12 años vive en el sector. “Es un plan de viviendas. Nos entregaron como 50 viviendas de Cerro Solo, pero la verdad es que no sabemos sí somos Cerro Solo, extensión del Moure o San Cayetano porque las facturas vienen con diferentes barrios y no tenemos vecinal”, admitió.

En su caso ellos tienen todos los servicios: luz, gas y cloacas. Sin embargo, Karina asegura que el sector está abandonado, ya que pagan impuesto inmobiliario pero las obras no llegan y tampoco la regulación a los otros sectores, lo que termina afectando a la barriada que sufre cortes de energía, entre otros problemas. No obstante, ella asegura que «los vecinos de abajo no molestan».

«Tenemos una buena convivencia, el tema es que como están colgados a veces satura la energía. Pero la realidad es que acá no tenemos nada: la gente viene de arriba con la basura y la tira allá abajo o usan los canastos de los vecinos.Tampoco tenemos salida de tránsito: salimos por el Moure y por acá arriba por Patricios, pero las calles están intransitables, siempre llenas de barro. A la gente le decís vivo en tal lado y no saben cómo llegar, las calles tampoco están señalizadas ni los carteros las saben”, contó Karina.

Al otro lado

Al otro lado del charco la realidad es más parecida a los primeros vecinos que se identifican como la extensión del Moure.

Cansados de esperar por la mensura que les permitirá acceder a los servicios básicos el último jueves, unos 70 habitantes del lugar se autoconvocaron y pidieron respuestas de las autoridades municipales.

Hugo Robledo es uno de los habitantes que encabeza el reclamo y en diálogo con ADNSUR, explicó: “Básicamente no tenemos ningún servicio. Acá tenemos pilar comunitario para seis familias pero con el frío salta todo a cada rato; imagínate que todos usan caloventores, entonces no hay manera de calefaccionarse y hace poco estuvimos 44 días sin agua hasta que nos vinieron a conectar una manguera”, ejemplificó.

Hugo llegó hace 12 años al sector y asegura que, como el resto de los vecinos, le compró la tierra a un privado que prometió iniciar las obras de los servicios en pocos meses pero no cumplió. “Nosotros comenzamos pagando los terrenos, porque estos terrenos eran de Rivero. Él había prometido traer los servicios a partir de la segunda cuota, pero al no cumplir con su palabra se le dejó de pagar porque era plata pérdida. Después Rivero le cedió los terrenos a la municipalidad, pero nunca trajeron la mensura que necesitamos para los servicios”.

Hugo, que es repartidor y padre de dos hijos, asegura que es complicado vivir en el sector. “No anda la policía, la ambulancia no llega y no tenemos luz en las calles. Estamos totalmente a oscuras a la noche. Por eso esto llegó a una situación que no aguantamos más”, sentenció.

Por lo pronto, en su caso, el miércoles tendrán una reunión con el área de Tierras de la Municipalidad. El encuentro será a las 9:30 y allí esperan tener una respuesta concreta. “No queremos que nos digan que sí y después no aparezcan más. Esto no es lindo, vos ves a tus hijos cagados de frío y eso te parte el corazón. Aparte a quién le gusta salir a los medios y que todos sepan la necesidad que tenemos, pero tenemos que hacerlo por nuestros hijos, porque el día de mañana esto va a quedar para ellos», sentenció.

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