El primer día del 2024 no comenzó de la mejor manera en Mar del Plata. Gris y hasta con algunas lloviznas pasajeras, daba la impresión que la playa iba a quedar relegada. Pero pasado el mediodía despejó y el sol los llevó a todos a la orilla. Así, en un viraje como el que dio el clima, los operadores turísticos esperan que la temporada que arrancó vacilante termine por encaminarse: ocurre que al bajón de reservas de la previa, siguió este fin de semana con números en alza y, entienden, buenas señales.
Primero, por las cifras. Porque se duplicó la cantidad de visitantes de un fin de semana a otro (el doble de los que llegaron para celebrar Navidad), y arrojó un porcentaje mayor al que se registró el año pasado, que dio puntapié a una buena temporada. Esta vez, según un informe oficial, la ocupación alcanzó el 74%, un 13% más que en 2023.
Luego, por lo que ocurría está lunes por la tarde en las rutas de la Costa Atlántica mientras las playas comenzaban a llenarse. Casi 1.200 vehículos por hora atravesaban el peaje de Samborombón; el 40% lo hacía por el de Maipú, viajaban derecho a Mar del Plata.
«Vamos a estar hablando de una temporada que va a depender del funcionamiento de la economía macro. Si no ocurre nada extraordinario, algún shock como el que tuvimos, el que provocó el parate en las reservas, tendremos una buena temporada», asegura Hernan Szkrohal, de la Asociación Empresaria Hotelera Gastronómica.
El optimismo al consultar a operadores del sector turístico es evidente. De pronto apareció el público y puso en funcionamiento la maquinaria bien dispuesta del verano marplatense. Aunque la misma consulta deja entrever en el humor del empresario hotelero o gastronómico, cierta incertidumbre. Nadie se atreve a hacer ningún tipo de pronóstico a largo plazo.
«Imposible hablar ahora de lo que puede pasar el 20 de enero. Sí puedo decir que el verano estará signado por estadías cortas, de tres o cuatro días, con dependencia del clima y gasto controlado«, arriesgó Szkrohal.
Los precios y las conductas de los turistas
Después de la devaluación se reacomodaron las tarifas de alojamiento, y en estas horas, después de los fuertes aumentos en el costo de vida, algunos precios parecen haber encontrado su lugar y el turista hallado la fórmula para tener su verano.
Desde su local en la calle Belgrano, entre hoteles de tres estrellas, el propietario de un bar admite que hace poco creía que iba a estar modificando la carta cada semana, «y no fue así, después de esos aumentos del 25 ó 30% que hubo, quedaron ahí los precios. No es poco en el contexto inflacionario que se vive».Mediodía de playa. Después de una mañana con lloviznas, el sol salió el 1° de enero y la gente lo disfrutó. Foto Télam
Pero esos valores, en apariencia estables, modificaron la conducta de los consumidores. Así, quienes alquilan departamento eligen cocinarse antes de salir a cenar y armar la vianda de playa para el otro día. Es que en los supermercados rige la misma lógica de aumentos que los turistas vivían en sus destinos. Y quien se aloja en hotel desayunará fuerte para recién a media tarde permitirse, por ejemplo, una porción de rabas con una bebida por $ 10.000.
«El turista mide el gasto. No hará dos comidas afuera, sino una, y cada cual ira buscando la manera de hacer rendir mejor su dinero. En eso Mar del Plata tiene una ventaja competitiva sobre otros destinos, por la diversificación de precios«, afirma Skrohal. En efecto, en la ciudad una pizza que en un local del centro pueda costar $ 4.500, en la zona de Güemes se la encontrará a $ 10.000. La Feliz para todos los bolsillos.
Se espera que este martes muchos que llegaron para el fin de semana de Año Nuevo emprendan el retorno, que la ciudad tenga una baja de afluencia entre semana y que a partir del jueves, «levante». Por lo pronto, el pronóstico asegura muy buenos días de sol para la semana, con temperaturas promedio de 30° y sin lluvias. La playa, al menos, estará asegurada.