El sistema privado de salud se aleja cada vez más de las posibilidades de la población de afrontar los incrementos de las cuotas, que con el de mayo habrá subido un 53% en un año.
Entre el 70% de afiliados directos y el 30% de los que derivan aportes de las obras sociales suman unos 10 millones, concentrados principalmente en 5 entidades: Osde, Swiss Medical, Galeno, Sancor Salud y Omint, donde por los planes más o menos completos para familia tipo se paga de $15 a 17 mil por mes, arrancando de un básico individual de $4 mil. Semejantes niveles provocaron 200 mil bajas el año pasado y se espera otro tanto para éste, según la consultora Claves.
Las obras sociales, incluido PAMI, reúnen 18 millones de afiliados y los hospitales públicos 15 millones. Entre la inflación y la ineficiente asignación de recursos de un sistema que mezcla y superpone la salud la pública, la social y la privada, “ las decisiones se segmentan, los cuidados se fragmentan, la financiación se atomiza”, como resalta desde hace tiempo el especialista Federico Tobar, quien además pone de relieve que “las brechas en acceso y resultados se acentúan”.
El gobierno, por decreto, modificó la ley de prepagas y sus reglamentaciones al permitir que se oferten planes parciales, o low cost, que fraccionen el Programa Médico Obligatorio para abaratar el costo y por supuesto la calidad de la prestación y detener la sangría de asociados que desde 2018 vienen cayendo de a 200 mil por año. De hecho, además, viene sucediendo un degradé entre los planes de los de mayor precio hacia los más económicos.
Cuando el mes que viene las empresas de medicina prepaga carguen el 7,5% homologado por el gobierno en las cuotas se habrá acumulado un alza del 53% en un año, que se hace 155,5% en 3 años de gestión de Mauricio Macri.
El costo, de este modo, se fue a las nubes y sale del alcance de buena parte de los 6 millones de afiliados directos y del proporcional que pagan los 4 millones de adherentes vía obras sociales.
Por planes completos que ofrecen las líderes, por ejemplo, para una pareja menor de 40 años con 2 hijos menores de 10 años, se pagan: $17,768 mensuales el Osde 201; $15.800 el Omint Global 4500 23; $15.220 el Galeno 220, y $12.236 el Sancor Salud 3000 B, cuando un año antes andaban en torno de los $10.000.
De ahí en menos, se llega a un básico individual sin copagos que ya está por encima de $4 mil, con 53% de incremento interanual.
Estos valores se empezaron a hacer sentir en los asociados: se bajaron muchos cuentapropistas, que por el monotributo optaron por las obras sociales que ofrecen engancharse con un adicional.
Y también emigraron empleados de empresas hacia la oferta gremial de atención de la salud.
Entre los que resisten sin bajarse van en degradé con los planes: de los altos a los intermedios y de éstos a los económicos, según apuntan en las principales prepagas.
De todos modos, 2018 terminó con “unos 200 mil afiliados menos”, de acuerdo a una publicación de Clarín que utilizó como fuente a la consultora Claves.
Las bajas empezaron a superar a las altas. En la líder Osde, sobre 2,2 millones en los últimos 12 meses se perdieron 8 mil afiliados, más en el interior que en Buenos Aires.
Como para este año se prevé que otro tanto habrá de desertar por no poder pagar el nivel al que llegaron las cuotas, las firmas de medicina privada lograron que la Superintendencia les apruebe planes parciales de prestaciones, que retrotraen el sistema a cómo funcionaba antes de sancionarse la Ley N°26.682 y sus reglamentaciones, donde se establece que los planes de las prepagas deben como mínimo ofrecer las prestaciones del Programa Médico Obligatorio (PMO) vigente.
Low cost
Implica que, en lugar de ser garantizado el 100% de esa cobertura, en los casos de las que no reciban derivación de aportes de las obras sociales sean armadas alternativas que contengan una parte -pequeña o grande- de las prestaciones básicas.
Fue una puerta jurídica que el 22 de enero abrió el Decreto N°66, firmado por Mauricio Macri, Marcos Peña y Carolina Stanley, que cambia la reglamentación de la Ley de Prepagas a fin de ampliar las excepciones a la obligación de garantizar el 100% del PMO.
Esos planes parciales, también llamados low cost, habían sido eliminados con la aparición de la Resolución N°247/96 que estableció un Programa Mínimo de Prestaciones y Prácticas Médicas Obligatorias, conocido como PMO.
La recomposición del PMO pone en tela de juicio salvaguardas como la del artículo 10°, que establece que“los períodos de acceso progresivo a la cobertura (carencias)…sólo podrán establecerse para las prestaciones sanitarias superadoras o complementarias del PMO vigente”.
Y también señala que “las enfermedades preexistentes…no pueden ser criterio del rechazo de admisión de los usuarios”.
Por otra parte, también les alcanzaría el artículo 11, “La edad no puede tomarse como criterio de rechazo de admisión”.
Los especialistas del sector de la salud miran la experiencia mexicana de los planes parciales -denominados Seguros de Gastos Médicos Mayores-, que los hacen viables:
*La presentación de una DDJJ de salud para descartar preexistencias.
*El cumplimiento de tiempos de espera/carencias (no se aplican a accidentes, pero sí a enfermedades como, por ejemplo: cáncer, patologías cardíacas, etc.).
*La presencia de deducibles, que acá se denomina franquicia.
La sede mexicana de la consultora Deloitte pronosticó en marzo de 2018 que “en los próximos años los seguros de gastos médicos mayores dejarán de existir. El aumento de la inflación y de los costos de los servicios médicos y hospitalarios, los consiguientes aumentos en los costos de los planes… son algunos factores que han jugado en contra de este ramo del seguro”.
El director de Salud Corporativa de Willis Towers Watson, Héctor Barrios, escribe en la revista Médicos recuerda que los planes parciales anteriores a la implantación del PMO combinaban factores que generaban problemas permanentemente: “muchos vendedores prometían cualquier cosa para poder vender y muchos compradores no tenían la menor idea de lo que compraban al no tomarse la molestia de leer los contratos o bien de comparar los diferentes precios de los planes, porque obviamente, había una gran dispersión de precios entre los planes dependiendo de la cobertura que brindaban. Es decir que en un sentido el PMO fue saludable, porque estableció un ´piso´ en materia de cobertura médica”, sostuvo.
Al respecto, subrayó que “en nuestro sistema de salud se cubren las enfermedades preexistentes desde el primer día de afiliación, no existen tiempos de espera o carencias para el inicio de la atención, ni edad tope para el ingreso y demás ´condimentos´ que son propios de las obras sociales, es decir de la Seguridad Social, pero no de las empresas privadas”.
La población sin cobertura de seguros, es decir el sector público, asciende a 15 millones, mientras con cobertura, o sea obras sociales más sector privado, totalizan 25 millones.
El 46% son afiliados a las obras sociales, el 11% a las prepagas vía obras sociales, el 5% a las prepagas, 0,7% a seguros públicos y 36% son no afiliados.
Otra particularidad es que “aumenta la cantidad de seguros sociales, disminuye la brecha de financiación al interior del seguro social y es mayor la brecha en utilización de servicios de salud entre asegurados y no asegurados”, según sostiene.