La historia, triste por ciento, se repite cada vez con más frecuencia en la Argentina. La imposibilidad o incapacidad para estabilizar la economía, se lleva puesto a los precios y salarios en una loca carrera inflacionaria.
Está bien claro que los principales perjudicados son los que menos tienen. Y también se lleva puesta a la clase media que es el motor del consumo.
Se prometió un costo de vida de entre el 3 y el 4 por ciento para marzo/abril, pero nada de eso ocurrirá. La inflación de febrero fue del 6,6 por ciento y se estima que será más alta en marzo. Abril es una incógnita, aunque los pronósticos no son nada favorables. Y además, el acumulado anual llegó al 102,5 por ciento.
Con este panorama, se abrió la temporada de paritarias en la Argentina. Los gremios van con tres claros objetivos:
- Recuperar lo perdido por la inflación en 2022.
- Negociar una pauta para 2023 acorde a las estimaciones inflacionarias.
- Compensar los descuentos por impuesto a las ganancias.
El ministerio de Economía se puso un claro objetivo: que los sindicatos y empresas acuerden aumentos en torno al 60 por ciento que es lo estimado para la inflación anual, de acuerdo al Presupuesto oficial.
Sucede que casi nadie cree que esto se pueda cumplir y se estima un crecimiento del costo de vida mucho mayor.
El gremio metalúrgico (UOM), comandado por Abel Furlán, un sindicalista que llegó a ese puesto de la mano del kirchnerismo, se desmarcó de la pauta que desea el ministro Sergio Massa y pidió un 40 por cientopara los primeros seis meses del año.
Además, quiere que se actualice de acuerdo a la inflación el impuesto a las ganancias que golpea fuerte, entre otros, a un importante sector de los trabajadores de la industria.
En ese sentido, una vez más, la Asociación Bancaria del radical K Sergio Palazzo, marcó un rumbo al ser la primera paritaria de importancia que se acuerda al comienzo del año. Selló un aumento para los primeros cinco meses del año del 32,5 por ciento que dejó conforme a Massa porque no está muy lejos de lo que quiere el gobierno.
Y, por primera vez, se logró un bono por el impuesto a las ganancias, que llega hasta los $450 mil. Aunque aquí hay diferencias de interpretación: para el gremio es por Ganancias y para los bancos se trata de una composición por el trabajo durante la pandemia.
Así, planteada la apertura de las paritarias, las negociaciones no serán muy diferentes para el resto de los gremios. No confían en las estimaciones inflacionarias y quieren estar cubiertos en un año electoral.
Nadie les puede garantizar lo que ocurrirá con los precios y salarios a partir del 10 de diciembre.