En un año, la paridad más que se duplicó sin que las remuneraciones de la sociedad la acompañaran ni en la cuarta parte a esa revalorización. Hoy el sueldo establecido como frontera de la pobreza cayó a US$500 mensuales y el mínimo, que permite comparar con el resto de la región, quedó en US$250, la mitad de lo que registraba en junio. Según una encuesta reproducida por Notiactual, que toma el indicador salarial en América Latina, la devaluación última en Argentina lo mandó abajo del camión, y ya habría quedado atrás de los US$295 en Colombia, US$ 325 de Brasil, US$456 de Chile, US$341 de Uruguay, US$340 de Paraguay y hasta los US$262 de Bolivia.
Así, con menos dólares afectados al consumo interno que se liberan al comercio exterior, saldrá algún excedente más para pagar los voluminosos intereses del endeudamiento contraído por el gobierno de Mauricio Macri, que devengan US$137.000 millones al año y ocupan más espacio en el presupuesto nacional y del Banco Central que los subsidios recortados a fuerza de tarifazos. Las devaluaciones trajeron una brisa de competitividad a la economía por el lado del costo laboral y de los valores energéticos que inspiraron estimaciones presidenciales sobre un supuesto potencial exportador de US$30.000 millones para Vaca Muerta.
La convertibilidad se aproxima, en parte, a la economía nacional, pero no para todos: por ejemplo, un litro de nafta equivale a un dólar, y si hace un par de días estaba a 29,60 la Súper en el tránsito del salto del 30 a 35 pesos, ahora que llegó a los 40, las petroleras trasladarán este fin de semana al surtidor entre 6% y 7%, según el tipo y variante del combustible.
También la indexación en pleno se tendrá que llevar a tarifas de servicios públicos, de acuerdo con la política vigente: la devaluación ya duplica los números del aumento en luz y gas que manejaba el ministro de Energía Javier Iguacel, hace apenas unos días.
Cálculos oficiosos de los economistas estiman que el 60% de los bienes y servicios en pesos están directamente sujetos al dólar. Desde los commodities agrícolas y los productos energéticos, a las actualizaciones que el gobierno garantiza a los prestadores mediante las regulaciones –según publica Urgente 24-.
Al cabo del mes, la calle estaría captando, en términos generales, $0,60 por cada US$1 que reflejan las pizarras, pero con escasos ganadores y muchos perdedores, entre estos últimos militan los más de 30 millones de habitantes del país que administran remuneraciones pesificadas y las destinan a consumos dolarizados.
En todo caso, los vaivenes cambiarios cotidianos lo único que hacen es que las adaptaciones a las listas de precios internos se prorrateen a distinta velocidad, pero siempre con el piso en elevador.
Hoy conviven, según sea la etapa de fabricación o comercialización, mayorista, minorista o de costos de oportunidad, diversos valores estipulados a $20, $25, $30, que van convergiendo en alza alimentando la inflación.
Los incrementos salariales por paritarias ajustadas de algunos gremios, como el bancario (aunque consiguió 3 puntos más y gatillo), el de los subtes, mercantiles, alimentación, petroleros, químicos, telefónicos, choferes, aceiteros, domésticas, siguieron el 25% corregido por camioneros de la pauta inicial del 15%. Igual pierden como en la guerra contra la depreciación de la moneda que acumula 110% en lo que va del año y la inflación que ya marcha al frenético ritmo del 35%. Las jubilaciones tocaron el posible techo anual en esos márgenes.
Las últimas estadísticas oficiales, que toman como referencia la primera mitad del año y no registraron el rush del dólar desde los $26 que iniciaron el 2do semestre hasta los casi $40 de estas horas, ya comparan el 9,2% que creció el salario contra el 16% del IPC (Índice de Precios al Consumidor), impulsado principalmente por alimentos, transporte y prepagas.
En el interanual, el costo de vida trepó 29,5% contra 23,3% de los sueldos, producto «del incremento de 24,9% del sector privado registrado y un aumento del 20,5% del sector público». La fuente es INDEC en ambos. La paridad en ese lapso se incrementó 50%.
Rebaja salarial en dólares
La convertibilidad para las remuneraciones ya arrastraba una caída de $0,5 por dólar entre el 1er semestre de 2018 y el de 2017, y si se actualizara a los $40 actuales, se estaría hablando de una licuación que equivaldría a poco menos de 70% en moneda dura.
Si quedara congelada esta relación, el relevamiento de la pobreza que difundirá la Universidad Católica Argentina (UCA) a fin de año andará por el 29% de la población, cuando para el 1er semestre ya traía un salto del 25% al 27% y la situación empeoró.
E irá por más. “Achicar el déficit fiscal causará un merma en la obra pública, y «eso impacta en un menor de empleo para la construcción, un trabajo que coincide con el perfil promedio de los hogares de menores ingresos, y esos generará pérdidas de puestos y bajas en el salario», dijo a ámbito.com el economista, investigador e integrante del Observatorio de Deuda Social de la UCA, Eduardo Donza.
Otro factor adverso que señaló para este año es el comportamiento de los sectores medios, que restringen gastos o los redireccionan para suplir el aumento de las tarifas y los servicios, que es donde más pegan, lo cual “afectará a trabajos como el doméstico, u otros informales. Por ejemplo, a aquellos que cortan el pasto, o las denominadas ‘changas'».
Sin embargo, la reducción del salario en dólares es vista con buenos ojos por los prestamistas ya que se traduce en un menor costo para la producción de bienes transables con el exterior. Es la competitividad que reclamaban las petroleras para invertir en Vaca Muerta.
¿Hará que lo que los trabajadores no tengan para volcar al consumo interno se afecte a exportar más o aumentar la producción local que sustituye importaciones y así libere divisas para pagar las deudas en títulos, cuyo stock tiene una vida promedio de 10 años?
Como lo que no se pierde en lágrimas se va en suspiros, nada más que los intereses por el endeudamiento público costaron, a fin de año pasado, US$137.000 millones, más de la cuarta parte del PBI, a los que la masa salarial íntegra dolarizada de los 12 millones de trabajadores registrados entre el sector privado y la administración pública nacional, le faltaría poco más del 10% para poder pagar.