Leonardo Morrilla tiene 36 años, es argentino, vivió en distintos países del mundo a lo largo de toda su vida y practica ciclismo hace una década. La pasión por la aventura, la necesidad de estar en constante cambio y proponerse nuevos desafíos todo el tiempo lo llevó a ser el primer argentino en romper este nuevo récord Guinness: cruzar el Sahara en bici en el menor tiempo posible, indica TN.
Aunque el actual dueño de este récord es el iraní, Reza Pakravan, que recorrió los 3000 kilómetros que superan a Marrakech de Dakar en 13 días, 5 horas y 50 minutos, Leo espera la confirmación de World Guinness Record para validar que él ocupara ese lugar tras cruzado el desierto en 12 días, 22 horas y 44 minutos.
“El estado actual de este récord se encuentra en ‘revisión de las pruebas’ y puede tardar entre 4 meses y un año en determinar si este World Récord será oficial de Guinness o no”, contó emocionado.
Según relató, su travesía comenzó como “un chiste”. Y aunque muchas personas lo apoyaron y ayudaron, fue Jonas Deichman, ciclista alemán ex ganador del récord, quien lo orientó en cómo comenzar su entrenamiento. “Él me indicó qué artefactos usar, ya que desde Guinness te piden determinadas cosas. Por ejemplo, no puedo usar cualquier GPS, debe ser uno aprobado por ellos, y así”, detalló.
¿Dónde empieza y dónde termina el Sahara?
“¿Tenés en claro dónde empieza y dónde termina el Sahara?”. Esa fue la pregunta que hizo Jonas Deichman y se convirtió en la más importante de su vida. Al principio, a Leon le pareció una tontería, pero con el pasar de los días, los entrenamientos y cada vez más cerca de la fecha de partida comenzó a entender qué le quiso decir.
“Los requerimientos que te piden desde Guinness son infinitos y llega un momento que te replanteas todo, vos podés ir muy preparado físicamente y confiado de vos mismo, pero cada detalle que ellos te piden para corroborar que realmente cumpliste el récord te hacen pensar que es imposible de lograr”, explicó.
Para vencer a aquellos pensamientos intrusivos, Leo llevó adelante no solo un arduo entrenamiento físico sino, también, mental. “Todo está en nuestra cabeza. Lo mental pesa más que lo físico y está directamente relacionado”, destacó.
Un récord que comenzó “en chiste”
Leo se dedicaba al área de la tecnología y por su trabajo pudo viajar por varios países del mundo. De hecho, a los 24 años se dio cuenta de que pasaba la mayor cantidad de tiempo en California y venía muy poco para la Argentina, y “como quien no quiere la cosa” terminó viviendo en distintos países hasta que la pandemia del COVID-19 lo dejó encerrado en Estados Unidos. Allí, sin planearlo, comenzó una aventura de la cual ni se imaginó a donde lo llevaría.
“Yo siempre hice ciclismo y en ese momento no había nada para hacer, pero Trump dejaba que la gente que hacía deporte saliera. Entonces coordinamos con un grupo de ciclistas y empezamos a decir ‘¿qué hacemos hoy?’, ‘y andemos 50 kilómetros’, ‘¿y mañana qué hacemos’, ‘y andemos 60 kilómetros’. Y así, sin darme cuenta, había empezado a entrenar”, recordó entre risas.
A Leo lo caracterizan sus ganas de estar en constante movimiento y cambio, dispuesto a afrontar nuevos desafíos. Por eso, cuando los contagios de coronavirus se aminoraron, encontró una nueva aventura: “Me fui a África de voluntario”.
La decisión despertó una ola de comentarios de sus amigos. “Estás loco”, “Pero, ¿qué vas a ir a hacer a África?”, le decían. Y él respondió divertido: “Voy a cruzar el Sahara”. “Yo se los dije en chiste, y entre chiste y chiste terminé pensado ‘¿y si veo si lo puedo hacer?’”.
“En marzo de 2022, después de haber hecho el voluntariado, decidí que mi objetivo en este momento de la vida sería prepararme para cruzar el Sahara en tiempo récord. Así que durante un año y medio me dediqué exclusivamente a entrenarme y prepararme física y mentalmente para hacerlo”, afirmó.
La aventura le llevó meses de entrenamiento y se organizó en desarrollar “cuatro pilares”: la voluntad, la honestidad, el control de las emociones y claro, el entrenamiento físico. Sin embargo, insistió: “Todo es mental”.
“El límite del cuerpo humano está mucho más alejando de lo que uno cree”
“Viví un tiempo en la India y aprender sobre el Budismo fue fundamental. De ellos entendí que desprenderme de lo que no necesitaba era una de las claves”, rememoró. Así empezó a trabajar su fortaleza mental: “Primero comencé pensando qué era lo esencial para el viaje y todo lo que no lo era lo vendí. Después entrené la fuerza de voluntad, me puse en situaciones extremas innecesariamente para demostrarme a mí mismo que sí podía. El límite del cuerpo humano está mucho más alejando de lo que uno cree, aguantamos muchísimo más de lo que creemos que somos capaces de aguantar”.
“También me visualizaba en el desierto, me imaginaba en ese viaje, qué era lo que me podía pasar, cómo lo iba a resolver y cuando llegó el momento no lo podía creer. Era tal cual lo había pensado”, expresó.
En esa instancia, Leo también decidió sincerarse: “Yo me refiero a ser honesto con uno mismo. Si yo me quise ir a recorrer el Sahara después cuando estuviera ahí, no me iba a estar quejando de que hacía calor o que estaba cansado porque era algo que yo mismo había elegido y decidido”, acotó.
Y reconoció que a pesar de que varias situaciones podrían “tirarlo abajo” -como una posible detención en las fronteras de África o la posibilidad de quedarse sin agua- se mantuvo optimista y pensó: “No hay nada por lo cual no podría estar feliz”. Así transitó su viaje de 3000 kilómetros que duró 12 días, 22 horas, 44 minutos, y hoy puede llevarlo a alcanzar un récord mundial.