Presidencia pretende que la iniciativa ofrezca garantías referidas a la conservación de puestos de trabajo y algún tipo de condicionante que limite el acceso al mercado oficial de cambios.
El ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, les anticipó el miércoles de la semana pasada a gobernadores de provincias hidrocarburíferas y referentes de las compañías del sector la decisión oficial de fijar un precio sostén de 45 dólares para el barril de petróleo en el mercado interno -consigna Econojournal-. El equipo del ministro redactó el decreto que iba a publicarse el lunes de esta semana. Sin embargo, presidencia demoró su oficialización. Pretende que la iniciativa ofrezca garantías referidas a la conservación de puestos de trabajo y al mismo tiempo ponga algún tipo de condicionante que limite el acceso al mercado oficial de cambios, a tono con lo que el Banco Central viene le viene imponiendo a otros sectores.
Durante dos meses productores y refinadores discutieron cuál debía ser el precio interno del crudo en medio de la fuerte caída de la cotización internacional provocada por la retracción de la demanda que impuso el coronavirus. Kulfas explicó de entrada que la intención del gobierno era que las empresas consensuaran un acuerdo sin la intervención oficial. El Ejecutivo se limitaría entonces a ratificar los términos y condiciones de esa negociación. Sin embargo, al no haber acuerdo el ministro anticipó la decisión de fijar un barril criollo de 45 dólares.
EconoJournal publicó el domingo el texto del decreto que iba a ser publicado el lunes, pero a último momento desde la secretaría de Legal y Técnica de Presidencia solicitaron los cambios.
Producción y empleo
El propio presidente Alberto Fernández pidió que la norma incluya alguna garantía para que las petroleras garanticen los puestos de trabajo. Ese tipo de exigencias suelen ser contempladas cuando el Estado interviene para garantizar un precio que está por encima del que puede surgir de la oferta y la demanda en el mercado. En este caso, no obstante, la situación es más compleja que de costumbre porque la pandemia hace difícil proyectar un nivel de producción y, en consecuencia, de empleo.
De hecho, el artículo 2 del borrador del decreto que definió Desarrollo Productivo luego de la reunión con la industria y los gobernadores establecía que “las empresas productoras deberán sostener los niveles de actividad y/o producción registrados durante el año 2019, tomando en consideración la situación actual de contracción de la demanda local e internacional , tanto del petróleo crudo como de sus derivados, producto de los efectos de la pandemia COVID-19”, pero no se estableció ningún parámetro cuantitativo ni curva base. Eso es porque mientras dure la cuarentena es imposible exigirle a las empresas un determinado nivel de producción ya que la propia demanda no lo convalida por el aislamiento obligatorio que impone el gobierno.
En ese contexto de pandemia, es difícil exigir un determinado nivel de producción y de empleo, pero lo cierto es que esa imposibilidad se conoce desde comienzos de marzo. Por lo tanto, sorprende que igual se haya decidido avanzar con la fijación de un barril criollo y que el propio ministro sea el que le haya anticipado a toda la industria la fijación de un valor de referencia del barril cuando este tipo de cuestiones todavía no estaban resueltas.
Divisas
Las tensiones cambiarias han ido en aumento en medio de la cuarentena por el incremento de la emisión monetaria para hacer frente a las crecientes necesidades sanitarias y económicas y la espada de Damocles que significa la negociación de la deuda, con la amenaza de default como telón de fondo. En este escenario, el gobierno ha venido limitando aún más el acceso a los dólares. Por ejemplo, aquellos sectores que reciben créditos subsidiados a tasa cero no pueden darse vuelta y comprar dólares a través del mecanismo de contado con liquidación porque la intención es que las propias medidas oficiales destinadas a apuntalar la actividad económica y los ingresos no alienten la fuga de divisas.
Uno de los pedidos de Alberto Fernández fue contemplar algún tipo de condicionalidad antes de acceder al mercado oficial de cambios también para las empresas petroleras que se verán beneficiadas por el barril a 45 dólares. Si bien el barril criollo no se sostiene con un subsidio del Estado Nacional, son los consumidores los que en este caso transfieren recursos a la industria y lo que se busca evitar desde presidencia es que ese esfuerzo que realiza el conjunto de los argentinos no termine reportado en una presión adicional sobre el dólar que devalúe todavía más los ya de por sí alicaídos salarios.