El consumo de clonazepam se disparó por la pandemia y está dentro de los 100 productos más dispensados del mercado argentino.
Hace algunos días, Ana, una joven que prefirió preservar su apellido, quiso comprar Rivotril —una marca de clonazepam— en una farmacia del centro de Quilmes, en el sur del Gran Buenos Aires, pero la farmacéutica le informó que estaba en falta, por lo que terminó comprando otra marca del mismo producto. Testimonios como los de Ana se repiten en las redes sociales desde distintos puntos del país.
Emiliano Damsky trabaja en Farmacia Mamblona, en la ciudad de La Plata, y corrobora el faltante, al menos en su comercio. “Desde hace unos meses se empezó a discontinuar la entrega en sus distintas presentaciones y, en el último mes, directamente desapareció el producto de las páginas web de las droguerías”, dijo.
El faltante impacta especialmente en la sociedad argentina porque su prescripción y consumo son muy habituales en nuestro país, sobre todo a raíz de la pandemia de Covid-19.
Según el Observatorio Argentino de Drogas, las situaciones de estrés o ansiedad ligadas a la sobre tarea cotidiana y a la incertidumbre por la prolongación del Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio (ASPO) dispararon el inicio o reinicio del consumo de psicofármacos.
“La pandemia de Covid-19, que hasta hoy acecha al mundo entero, siempre tuvo otra detrás bautizada por psiquiatras, neurocientíficos y epidemiólogos como la pandemia mental, una que disparó los números del consumo de psicofármacos”, dice el informe más reciente de la Confederación Farmacéutica Argentina.
Según este documento, el consumo de psicofármacos, entre los cuales se encuentra el Rivotril, aumentó un 4,14% en 2021, y además, demuestra que el clonazepam está dentro de los 100 productos más dispensados del mercado ético con algo más de 10,9 millones de unidades anuales.
Harry Campos Cervera, médico psiquiatra miembro de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA), explicó que el Rivotril es uno de los medicamentos conocidos como “ansiolíticos Z” que tanto en la Argentina como en el resto del mundo son extremadamente populares. De acuerdo al especialista, entre el 7% y el 11% de los argentinos consume algún ansiolítico de este tipo, una cifra “bastante alta” que preocupa a los expertos.
El psiquiatra Alberto Álvarez coincidió con que durante la pandemia se recetó mucho clonazepam porque había numerosos ataques de pánico, trastornos de ansiedad y crisis de angustia, pero advirtió que se trata de una medicación que no debe ser tomada crónicamente.
“Hubo un aumento en la prescripción, pero además hay un uso de clonazepam por fuera del circuito legal en farmacias que lo venden sin receta”, agregó Álvarez.
Cambio de titularidad
La caja y el prospecto de Rivotril que está en circulación indica que el producto es elaborado por el laboratorio Roche en una planta ubicada en Brasil, y distribuído en Argentina por Investi.
Sin embargo, fuentes de Roche explicaron a La Nación que el mismo fue transferido a Investi Farma en 2011, pero que desde el año pasado el producto fue vendido a nivel global a Cheplapharm Arzneimittel, una empresa alemana representada en Argentina por Biopas Argentina S.A.
“Los lotes que importaba y distribuía Investi tenían el logo de Roche como parte de un acuerdo entre partes, pero eso cambió con la última venta a nivel global. La transferencia de titularidad a Biopas Argentina S.A. fue el 2 de noviembre de 2021″, señalaron.
Fuentes de Biopas confirmaron que desde el 1° de agosto son los responsables de Rivotril en la Argentina y admitieron que el proceso de cambio de titularidad en la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (Anmat) fue más largo que la disponibilidad de producto que tenía Investi, pero que van a estar liberando las seis presentaciones disponibles de Rivotril durante este mes.L
De acuerdo al Vademécum Nacional de Medicamentos publicado por la Anmat, no se registran faltantes en ninguna de las presentaciones de Rivotril.