En medio de la turbulencia financiera, la Argentina de los cambios violentos produjo otro regreso a tiempos pasados: la convertibilidad dólar-nafta. La histórica paridad de un litro de nafta, un dólar, se alcanzó de vuelta ayer después de varios meses de que el país fuera el segundo más caro de la región en este sentido, detrás de Uruguay.
Un litro de nafta súper se consigue en las estaciones YPF de la Ciudad de Buenos Aires a $ 25,24; es decir, u$s 0,99 por litro, al tipo de cambio minorista del Banco Nación ($ 25,30). El 11 de abril, cuando la petrolera estatal aumentó un 3,5% el precio de sus combustibles (ajustó por tercera vez en el año), el tipo de cambio estaba a $ 20,40 por dólar, con lo que un litro de nafta súper había pasado a costar u$s 1,23.
Se trata de un abaratamiento del costo en dólares para automovilistas y para transportistas en el caso del gasoil, que también mantuvo sus precios.
Pero, a la vez, es una fuerte presión para las finanzas de las petroleras que participan en el mercado downstream (refinación y comercialización, dominado exclusivamente por YPF, Shell y Axion).
Precios congelados
La semana pasada, el Gobierno arregló con los directivos de las tres empresas un congelamiento de los precios hasta el 1° de julio y evitó un incremento en los surtidores de un 12%. Asimismo, invitó a sumarse a los otros pequeños competidores, como Trafigura (con la marca Puma) y Pampa Energía (Petrobras, en proceso de venta).
En el segundo semestre, habrá subas mensuales para compensar el alza de los precios del barril de crudo (ahora en u$s 78,40; en abril estaba a u$s 67) y la fuerte devaluación del peso, que encarece la compra de petróleo y de combustibles en el exterior.