Frente a la aceleración de los precios, consultoras advierten que el salario mínimo y los programas sociales no son suficientes para saldar las necesidades que rigen las canastas que miden los umbrales de la pobreza y la indigencia.
Los ingresos básicos que perciben los sectores más vulnerables no llegan a cubrir las necesidades básicas de alimentación ni los recursos necesarios para superar el umbral de pobreza. Luego del salto de la inflación de enero, la dinámica de los alimentos, en particular de la carne, ponen un piso muy alto para febrero y se espera un fuerte impacto en el poder adquisitivo de las personas más vulnerables.
Una familia de cuatro integrantes necesitó en enero $72.000 para alcanzar una Canasta Básica Alimentaria (CBA) y no ser indigente, mientras que ese mismo hogar requirió $163.539 para obtener los bienes y servicios incluidos en la Canasta Básica Total (CBT), que marca la línea de pobreza. El valor de ambas cestas aumentó 109,8% y 108% en el último año, por encima del 98,8% que marcó la inflación del período.
Estos datos dan cuenta de que la suba de precios tiene una influencia superior en los sectores de menores ingresos, que son los que destinan la mayor parte de sus recursos a adquirir productos de primera necesidad.
Al respecto, Ecolatina destacó que, por efecto de la inflación, los ingresos básicos como el salario mínimo y programas sociales no son suficientes para saldar las necesidades medidas por la CBA y la CBT. “La Asignación Universal por Hijo (AUH) no llegó a cubrir la canasta básica alimentaria: en enero llegó a cubrir solo el 60% de las necesidades calóricas de un niño, comportamiento similar a lo observado en los últimos meses del 2022. Por otro lado, al igual que en los meses anteriores, un ingreso familiar compuesto por dos salarios mínimos y dos AUH no llegan a cubrir la canasta básica total familiar, lo que ubicaría a un hogar con estas características dentro de la pobreza”, detalló la consultora.
Por su parte, desde el Instituto de Investigación Social, Económica y Política Ciudadana (Isepci), que depende de la organización Barrios de Pie, realizaron un análisis similar para una familia del conurbano bonaerense.
“En diciembre, en el conurbano bonaerense el valor de la Canasta Básica Total para una familia de dos adultos y dos menores llegaba a $146.226, mientras el ingreso que podía sumar -si las dos cabezas del hogar contaban con un salario mínimo- llegaba a $123.906. En enero, con el aumento otorgado en agosto del año pasado, al mismo hogar ingresaban $131.340, pero el nuevo aumento de precios lleva la Canasta Básica Total a $154.574, con lo que la brecha entre ingresos y gastos vuelve a ampliarse”, consignó Isepci en su último informe.
En ese contexto, la inflación no dará tregua en febrero, por lo que estaría en niveles superiores al 5,5% según las últimas proyecciones del mercado, y se espera que supere por primera vez en tres décadas los tres dígitos en la medición interanual.
Pero lo más preocupante es la dinámica del IPC de alimentos, que en enero había sido del 6,8% por el efecto de frutas y verduras y un incipiente traslado de los aumentos en hacienda a los mostradores a los precios de la carne vacuna. El impacto de este producto se sentirá de lleno en las cifras inflacionarias del mes que corre.