Polémica: los episodios de censura que complican a Alberto F.

Aunque aprovechó el abrupto corte en el programa de Longobardi para mostrarse como un dirigente perseguido por el Gobierno, Alberto Fernández era el principal interlocutor con los medios de comunicación cuando ocupaba la jefatura de…

viernes 16/03/2012 - 9:30
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Aunque aprovechó el abrupto corte en el programa de Longobardi para mostrarse como un dirigente perseguido por el Gobierno, Alberto Fernández era el principal interlocutor con los medios de comunicación cuando ocupaba la jefatura de Gabinete y durante sus años como hombre fuerte del kirchnerismo se lo vinculó con muchos episodios de censura. Los casos de Julio Nudler, Pepe Eliaschev y Víctor Hugo Morales.

Fernández lamentó en todos los medios de comunicación el polémico episodio que vivió en el programa de Marcelo Longobardi: mientras conversaba con el periodista la emisión fue sacada abrutamente del aire. El ex jefe de Gabinete aseguró que los productores estaban azorados, y que decían que hubo «llamados de funcionarios del Gobierno y una orden de la dirección del canal».

«De repente estaba hablando y se corta. Interpreté que alguien había apretado mal un botón en los controles, pero viene la producción y explica que los sacaron del aire. No miden lo que están haciendo», opinó Fernández, que aprovechó esta situación para mostrarse como un funcionario perseguido por el Gobierno y acaso también para despegarse de los episodios que lo vinculan a él con casos de censura a periodistas.

Alberto fue uno de los hombres fuertes del kirchnerismo hasta 2008 y hasta su renuncia era el principal interlocutor con la prensa. La secretaría de Medios dependía de la Jefatura de Gabinete que tenía a su cargo: las designaciones de Enrique «Pepe» Albistur y también del vocero presidencial Miguel Nuñez -un portavoz que se destacaba por su poco diálogo con el periodismo- fueron recomendadas por él.

Muchas de las prácticas kirchneristas que ahora critica fueron incluso ideadas durante su gestión: en esos años la distribución de la pauta oficial también era discrecional y dirigida para los medios más cercanos a la Casa Rosada; Néstor ni Cristina daban entonces conferencias de prensa.

Antecedentes

El ex jefe de Gabinete fue señalado en más de un episodio de censura. Quizás el primer caso emblemático haya sido el de Julio Nudler, el fallecido periodista de la sección Economía de Página 12, quien en una nota de 2004 que no llegó a publicarse analizaba la designación de Claudio Moroni al frente de la Sindicatura General de la Nación (SIGEN).

Fernández y Moroni trabaron una estrecha relación en la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires, y desde entonces recorrieron juntos sus caminos políticos. Entre 1989 y 1995, Alberto estuvo al frente de la Superintendencia de Seguros de la Nación, cargo que con su partida ocupó su amigo personal. Pero en 2004, el ya jefe de ministro lo designó en la SIGEN, organismo que debe detectar e informar los «perjuicios al patrimonio público» que pudieran realizar los funcionarios públicos.

Nudler redactó una crónica para analizar el nombramiento, refrescar sus vínculos e incluso denunciar los negociados que habrían tenido con Claudio Cirigliano, cuando estaban a cargo de la Superintendencia de Seguros. La nota nunca salió y el periodista denunció públicamente que había sido censurado. La réplica de Página 12 fue lapidaria: el diario retiró sus columnas y le prohibió firmas notas. Ernesto Tiffenberg, director del diario, y el propio Horacio Vertbisky dedicaron notas para refutar sus acusaciones. Así lo recuerda una nota de La Vaca (http://lavaca.org/notas/lo-que-el-ano-no-se-llevo/).

El escándalo fue de tal magnitud que terminó con la disolución de la Asociación para la Defensa del Periodismo Independiente (PERIODISTAS), integrada entre otros por Horacio Verbitsky, Santo Biasatti, Nelson Castro, Joaquín Morales Solá y Jorge Lanata. Es que algunos pretendían repudiar enérgicamente la censura en Página 12, mientras que otros preferían el silencio. Las fisuras internas causaron la renuncia de más de diez de sus integrantes.

Debilitados, decidieron terminar con la asociación. «Después de un largo debate interno sobre los objetivos centrales de la entidad, no fue posible lograr una fórmula de consenso que integrara los distintos puntos de vista. PERIODISTAS no nació para perder el tiempo en luchas internas –que no habían existido hasta ahora-, sino para la defensa de la libertad de expresión en la Argentina. Entre el riesgo de enfrascarnos en esa clase de discusiones permanentes y la desaparición, elegimos ésta última alternativa como homenaje a nuestra propia historia», decía el último comunicado.

Otros casos de censura en los que se vio involucrado Alberto Fernández fueron los despidos de José «Pepe» Eliaschev de Radio Nacional y de Víctor Hugo Morales -que pasó de oficialista a férreo opositor y ahora nuevamente al «periodismo militante»- de Canal 7.

«La Directora General de Radio Nacional, Adelina Olga Mona Moncalvillo, interrumpió sus vacaciones para informarme por teléfono que ‘c’est fini’ (expresión francesa que quiere decir «se terminó»): mi programa «Esto Que Pasa» había terminado y ya no retornaría al aire. De ese modo, sin darme siquiera la oportunidad de una despedida con los oyentes, tras cinco años ininterrumpidos en Radio Nacional, el ciclo fue levantado sin que existieran posibilidades de anunciar el hecho al público», lamentaba Eliaschev en una carta abierta.

Y denunciaba: «La señora Moncalvillo me aseguró que ella respondía de ese modo a órdenes del Gobierno, que ella no compartía, que le parecían equivocadas y, además, ‘inútilmente crueles’, pero ante las cuales no tenía opción, porque así se lo exigía el Gobierno. ‘vos sabés como son estas cosas’, añadió. Moncalvillo reporta al secretario de Medios, el empresario mediático Enrique Pepe Albistur, que a su vez depende del Jefe de Gabinete de Ministros, Alberto Fernández».

Cuando levantaron su programa «Desayuno», dijo que entendía esa decisión porque se trataba de un espacio independiente y de criterio libre, que evidentemente no gustaba al oficialismo. «Vino gente nueva al canal, que quiere manejar la editorialización, y lo que ocurre con ‘Desayuno’ es una molestia, y por eso me quitan el programa», opinaba.

Y establecía en ese momento una declaración de principios periodísticos: «El Gobierno se manifiesta a través de sus actos, y el periodismo tiene que ser vigilante de lo que está mal, de los desbordes, como los que se han cometido en las últimas horas, hablando de la libertad de prensa y promoviendo actos que intimidan al periodismo en el ejercicio de esa libertad de prensa».

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