El INDEC publicará esta semana el dato de pobreza e indigencia de la segunda mitad de 2018. Según estiman diversos especialistas, este dato será mayor al 27,3% de la primera mitad de 2018, principalmente porque la inflación -con la que se actualizan las canastas de pobreza e indigencia- aumentó más que los salarios, según midió el propio INDEC.
El presidente de la Nación, Mauricio Macri, aseguró en la campaña presidencial que Cambiemos tenía “como objetivo económico lograr una Argentina con pobreza cero”. A finales de 2016, ya como Presidente, cuando el INDEC dio a conocer que la pobreza por ingresos en el segundo trimestre de 2016 alcanzaba el 32,2% de personas, el jefe de Estado pidió ser evaluado por la evolución de este indicador en su gobierno.
Sin embargo, el mandatario aseguró recientemente en una entrevista con el programa “La Cornisa” -emitido por América- que, si bien Cambiemos dejaría “la misma pobreza o similar” a la que recibieron, será “distinta” porque han “atacado la pobreza estructural”. Pero, ¿es así? En esta nota, un repaso por la situación de la pobreza en el país.
Cómo se mide la pobreza
En la Argentina hay dos mediciones oficiales. La primera -y más conocida- es la que realiza el INDEC cada seis meses y en la que se mide la pobreza por ingresos. Es decir, son pobres los que no tengan determinados ingresos como para cubrir una canasta de bienes y servicios básicos. En enero de 2019 -último dato-, la canasta que mide la pobreza fue de $8.558 por adulto, mientras que la línea de indigencia fue de $3.423.
La segunda es la que realiza el INDEC en los censos (que se hacen cada diez años) y se trata de una medición multidimensional de la pobreza, las Necesidades Básicas Insatisfechas (NBI), que analizan la situación de la vivienda, las condiciones sanitarias, si existe hacinamiento y la capacidad de subsistencia, como se explicó en esta nota.
“El método de la línea de pobreza es capaz de identificar situaciones de pobreza coyuntural y/o reciente, mientras que el de las NBI permite reconocer carencias de carácter más estructural”, explica en un trabajo Agustín Arakaki, economista investigador del Centro de Estudios sobre Población, Empleo y Desarrollo (CEPED).
Qué muestran los datos
En cuanto a la pobreza medida por ingresos, en la primera mitad de 2018 llegó a 27,3%, debajo del nivel de principios de 2016, cuando se volvieron publicar datos oficiales y la pobreza se ubicaba en 31,4 por ciento. Las cifras del segundo semestre de 2018 se publicarán el próximo 28 de marzo y se estima que este indicador aumentó.
Si se analiza la pobreza estructural, de acuerdo con los datos oficiales del INDEC, viene disminuyendo continuamente desde 1980 -primeros datos disponibles-. En 1980 el 22% de los hogares vivía con Necesidades Básicas Insatisfechas (NBI), mientras que en 2010 -cuando se hizo el último censo-, este porcentaje bajó al 9% de los hogares del país. Sin embargo, no hay datos oficiales sobre este indicador para la gestión de Cambiemos.
“Esta baja en la pobreza medida por Necesidades Básicas Insatisfechas se verifica a lo largo de todo el período prácticamente independiente de la coyuntura, del partido gobernante o del modelo económico, con lo cual no pareciera ser el resultado de una política explícita”, explicó a Chequeado Arakaki.
Cómo viven los argentinos
De lo que sí hay datos actualizados del INDEC son de las condiciones de vida de los hogares, que se relacionan con la pobreza estructural, pero no se trata del mismo indicador. Estos datos surgen de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) que el instituto realiza en 31 aglomerados urbanos, mientras que la pobreza estructural que se mide en el censo analiza todo el país.
Los últimos datos disponibles del primer semestre de 2018 muestran que el 90% de los más de nueve millones de hogares encuestados tiene agua corriente, mientras que cerca del 70% tienen gas y cloacas, casi un 7% vive cerca de basurales (a tres cuadras o menos) y poco más del 2% vive con hacinamiento crítico (más de tres personas por cuarto).
¿Cómo variaron estos porcentajes en los últimos años? Jorge Paz, investigador del Conicet y director del Instituto de Estudios Laborales y del Desarrollo Económico (IELDE), explicó a Chequeado que “estos indicadores estructurales no sirven para analizar un par de años porque las mejoras son mínimas, la mayoría no tuvo cambios estadísticamente significativos y no dependen mucho de los gobiernos de turno”.
En este sentido, Paz señaló que estos indicadores “han mejorado en las últimas décadas y siguen mejorando, pero de a poco”, y concluyó: “No se puede decir que mejoró rotundamente con Cambiemos, como plantea Macri, sino que es el progreso normal que viene teniendo hace años”.