«No podemos quedarnos de brazos cruzados esperando que en Año Nuevo se repita lo que ocurrió en Navidad», expresaron desde estas organizaciones, subrayando su preocupación por el impacto negativo que los estruendos tienen tanto en animales como en personas sensibles.
Los testimonios indican que «fueron más de 50 minutos ininterrumpidos de bombas y estruendos fuertísimos, además de los disparos realizados antes y después con menor intensidad».
Ante esta situación, señalaron que «ha quedado más que demostrado que la implementación de la pirotecnia lumínica falló desde todos los aspectos», solicitando así al intendente Othar Macharashvilli una acción urgente para derogar esta ordenanza.
Asimismo, hicieron un llamado a los concejales que votaron a favor del cambio legislativo para reflexionar sobre las consecuencias y considerar si es viable mantener esta normativa.
«Quizás en unos años estemos preparados como sociedad para respetar una ordenanza así», concluyeron aquellos involucrados, refiriéndose también al impacto observado en la villa balnearia Rada Tilly, donde hace muchos años no se había registrado un nivel tan elevado de ruidos producidos por pirotecnia.
Además, recordaron el reclamo persistente por parte de vecinos locales quienes también solicitan «pirotecnia cero» argumentando que aunque la ordenanza vigente prohíbe la venta, aún permite su uso indiscriminado durante las festividades.
Esto ha generado preocupación entre residentes y defensores del bienestar animal frente a las consecuencias derivadas del ruido intenso.