Con el dólar en niveles récord y el Brent por encima de los u$s 73 el barril, las petroleras definen el porcentaje y momento oportuno para decretar otro incremento en el precio de los combustibles.
Por estas horas, los principales directivos de las compañías se debaten entre dos posibilidades, que no suenan desconocidas para el mundo de la economía o la política de hoy: shock o gradualismo.
Según cálculos actualizados de la Confederación de Entidades del Comercio de Hidrocarburos y Afines de la República Argentina (CECHA), el atraso real en el valor de las naftas llega al 30%. Hace una semana no superaba el 25%.
Desde en octubre de 2017, cuando el Gobierno nacional autorizó la liberación del precio de los combustibles, hasta abril pasado, la versión Súper de YPF en la ciudad de Buenos Aires se encareció 28,72%. En los surtidores el litro pasó de $ 19,74 a $ 25,41 en tan solo siete meses.
En el mismo período, el dólar pasó de $ 17,36 a $ 21,52 y el barril de Brent de u$s 57,69 a u$s 73,50. Estos números reflejan que el desfasaje entre el precio de la Súper y el barril pesificado llegó a 57,94%. Estas cifras también revelan que el nuevo valor de la nafta de YPF debería superar los $ 32 por litro, o sea, entre 5% y 7% más que el mes pasado.
El presidente de CECHA, Carlos Gold, admitió que la «minicorrida» tomó por sorpresa a los estacioneros. «Pensábamos en un escenario de mayor estabilidad en cuanto a la situación monetaria», reconoció en diálogo con ámbito.com.
«El desfasaje ejerce una fuerte presión en las petroleras. Pero eso no quiere decir que tiene que aumentar más de 27% de una, el atraso es sobre el tipo de cambio y el crudo. El porcentaje a definir es particular de las petroleras, de ver cómo achican esta brecha y en función de eso decidirán el aumento. Si continúa este escenario, arriesgo que será del 5%», dijo Gold, aunque no descartó que se acerque al 10%. «Margen para aumentos de esa naturaleza existe, lo que no existe es la oportunidad. Creo que va a ser más gradual, que un ajuste fuerte. En definitiva nosotros no somos los que lo definimos», aclaró.
En octubre de 2017 el barril de Brent pesificado costaba $ 1.001,50, pero hoy ese mismo barril alcanzó los $ 1.581. Además del porcentaje, la gran incógnita es cuándo se aplicará el ajuste. «No tenemos la información ni el conocimiento para decir el día, pero si no hay una regresión en el tipo de cambio, será inminente», estimó Gold.
El gerente general de la entidad, Guillermo Lego, fijó su propio deadline. «Cualquier suba ahora va a pegar más en el índice de precios al consumidor, pero no creo que se aguanten mucho más tiempo. Si no es esta semana, que ya termina, será la otra», aventuró el histórico dirigente de CECHA.
Para Lego, el incremento también se ubicará entre 5% y 7%. «Lo ideal sería 4,5%, que es más o menos lo que se venía dando. Pero la realidad es que está atrasado, y ahí tienen dos opciones: o pegan un salto y se juegan entre 5% y 10%, o van a tratar de morigerarlo para que no sea tan fuerte. Si aumentan 4,5% queda pendiente otro aumento para el mes que viene. Si juegan fuerte, es posible que lo mantengan planchado hasta el mes siguiente», analizó el gerente de la cámara, que reúne a más de 4.800 estaciones de servicio de todo el país.
Al igual que ocurrió en abril, se espera que las primeras petroleras en salir a remarcar sean Axion o Shell. Es que la presión oficial sobre YPF es muy grande. «Quedó demostrado en el último aumento, donde la mayoría de las petroleras privadas hicieron punta, e YPF recién subió transcurridos 10 días y en un nivel inferior, lo que obligó al resto a recomponer los guarismos de sus aumentos», recordó Gold.
«En esa oportunidad, ese retardo de YPF no tengo dudas que obedeció a algún tipo de sintonía con el Gobierno, dada la composición del control estatal de la compañía. Creo que ahora también se va a dar. YPF controla la mayor parte del mercado y mueve el amperímetro y si no acompaña los aumentos provoca un desfasaje un detrimento en las ventas del resto de las petroleras por un avance en su ventas, y no creo que esas empresas quieran perder mercado», enfatizó.
A pesar de que las naftas subieron más de 28% en un semestre las ventas no se contraen. «Los últimos incrementos no han hecho mella en el consumo. La afectación del aumento siempre es transitoria, porque el consumo no está en crisis, y tiene en estabilizarse en el tiempo. Repercute en las ventas inmediatas, pero la expectativas es que no continúa en el mediano tiempo», aseguró el titular de la Confederación.
Los números de marzo del Ministerio de Energía revelan un nivel de ventas récord de combustibles, con un crecimiento de 5%, principalmente por un mayor expendio de productos Premium: 9,15% de naftas y 18,5% de diésel. El despacho de Súper mejoró 4,4%. Entre naftas y gasoil el mes pasado se vendieron 1.434.833 metros cúbicos.