De acuerdo al banco de inversiones Goldman Sachs, es «muy importante» que las grandes petroleras diseñen una estrategia para convertirse en «grandes energéticas» y evitar las desinversiones y la mala calificación que está experimentando el sector del carbón y del petróleo en los últimos 4 años.
No es un dato menor para una Argentina en la que las empresas de recursos no renovables giran en torno a Vaca Muerta y los no convencionales, la recomendación de GS, para quien se atraviesa un periodo en el que se está acelerando la reducción de las inversiones en combustibles fósiles y el número de instituciones que se desprenden de las inversiones en carbón se ha multiplicado por 5.
Goldman Sachs ha elaborado un informe sobre cómo las principales compañías de petróleo pueden/deben adaptarse a las medidas que están aprobando los países contra el cambio climático.
Según Goldman Sachs, estos grupos «han demostrado una gran capacidad para adaptarse al cambio» y «tienen muchas herramientas para lograr la transición» hacia las bajas emisiones.
«Esta transición requerirá cambios corporativos profundos» y puede dejar a las compañías dedicadas al carbón y al petróleo «financieramente desvalorizadas e infrautilizadas» la próxima década.
El Escenario de Desarrollo Sostenible (SDS) de la Agencia Internacional de la Energía (AIE) establece que la proporción de carbón en la producción de energía disminuirá del 28% al 18%.
El cambio será impulsado por un crecimiento en la demanda de gas del 19% y de energía renovable del 50%. A esto hay que sumar una caída del 5% anual en la industria de producción de petróleo de aquí a 2030, lo que implica que se tendrá que reemplazar aproximadamente el 50% de la producción actual.
Por ejemplo, se ha conocido que Repsol, anterior controlante de la argentina YPF, ha comprado parte de los activos de Viesgo de generación de electricidad y de distribución de gas y de electricidad. E irrumpió en el sector de la energía solar con la adquisición de Valdesolar Hive. Su CEO, Josu Jon Imaz, destacó su compromiso por el gas asegurando que «no es una energía de transición, sino que es una energía para el futuro».
Luego, Gas Natural Fenosa (en la Argentina conocida en el pasado como GasBan) ha cambiado su nombre por Naturgy y ha incrementado su apuesta por las renovables.
Otra: Total ha adquirido a Engie parte de su negocio de gas natural.
Más: BP logró el control de Chargemaster, compañía de recarga de baterías.
Y más: Cepsa anunció en diciembre que incursionaría en renovables.
De acuerdo con datos de BP, en 2040 casi el 50% del consumo de energía será de electricidad, frente al 42% de 2016. Además, hacia 2030 más del 30% de la generación procederá de las renovables. “Esta situación explica por sí misma el interés de las petroleras por diversificar su negocio hacia otros segmentos con mejores perspectivas de crecimiento y que asegura su futuro a largo plazo“, comenta Javier San Martín, profesor de EAE Business School.
Un informe reciente de PwC identifica las 5 “megatendencias” que están impactando en el sector:
** avances tecnológicos,
** cambio climático y la limitación de recursos,
** variaciones demográficas y sociales,
** desplazamiento regional del poder económico mundial, y
** aceleración de la urbanización.
Esto deriva, a su vez, en unos factores disruptivos, tales como son los cambios en el comportamiento del consumidor, el incremento de la competencia, la transformación en los modelos de producción y de los canales de distribución, y una nueva regulación.
PwC identifica los del ámbito regulatorio y las dificultades para atraer inversión como los principales.
Javier San Martín apunta que “es de esperar que las empresas eléctricas tradicionales no se dejen arrebatar mercado sin presentar batalla a las petroleras”.
Igualmente, destaca como factor en contra cualquier endurecimiento a nivel regulatorio contra el cambio climático, el aumento de impuestos a las fuentes no renovables o la incertidumbre generada por la nueva normativa de autoconsumo eléctrico sin el denominado impuesto al sol.
Él destacó que los nuevos agentes en el merc ado eléctrico (las petroleras, por ejemplo) no tendrán que “acarrear con los costes de reconversión de las centrales térmicas y nucleares que recaerán en las compañías históricas”.
Además, “se encuentran en mejores condiciones competitivas para aprovisionarse de gas, pues la cadena de petróleo es la misma” y tendrán más facilidad para aprovechar las nuevas tecnologías de distribución y almacenamiento, así como los avances en generación de renovables, y cuentan con ventaja para crecer en recarga de vehículos eléctricos, al disponer de una amplia red de estaciones de servicio.
Volvamos a Goldman Sachs: La reacción inicial de los inversores cuando piensan en esta transición «es que conllevará rendimientos corporativos más bajos y un gasto de capital más alto».
«Estamos de acuerdo en que las inversiones en energías renovables tendrán rendimientos más bajos que los negocios principales de las grandes petroleras», sin embargo, esto estará «compensado por la mejora del entorno competitivo en los negocios principales de petróleo, gas y refinación», explica Goldman Sachs.
Para enfrentarse a esto, las grandes petroleras tendrán que convertirse en «grandes energéticas». Estas compañías siempre han enfocado su negocio hacia una integración vertical del petróleo, desde la producción hasta la venta al por menor.
El informe detalla que en la próxima década tendrán que integrarse hacia el gas y la energía, «aprovechando su marca y capacidades comerciales para adquirir clientes de gas y electricidad».
Goldman Sachs estima que la mitad de la generación de energía será interna y la otra mitad provendrá de terceros. Mientras que la acumulación de energías renovables absorberá aproximadamente el 10% del gasto de cap ital de las petroleras en los próximos años.
Las principales compañías petroleras «tienen un papel importante que desempeñar en todas estas iniciativas».