La inflación se ubicó en 2,7 por ciento en junio y anotó un avance interanual del 55,7 por ciento. Así lo estimó el Instituto Estadístico de los Trabajadores de la UMET. El aumento de los precios marcó una leve desaceleración respecto del 2,9 por ciento mensual de mayo pero se mantiene en niveles elevados. En el acumulado del primer semestre, el avance fue del 22,9 por ciento respecto de igual período del año pasado. El aumento de precios generó un fuerte retroceso en materia de bienestar social. El poder de compra del salario alcanzó este año el nivel más bajo de los últimos diez y desde finales del 2015 se generaron 4 millones de nuevos pobres.
Los rubros que potenciaron la inflación fueron esparcimiento, con un alza del 6,3 por ciento y vivienda, con 3,7 por ciento. En este último punto se destacó el incremento del gas del 8,0 por ciento y de alquileres del 3,0 por ciento. En el caso del rubro de alimentos y bebidas, el aumento de los precios fue de 2,7 por ciento. Para el bloque de indumentaria y calzado el alza fue de 2,3 por ciento, en tanto que salud marcó una suba de 1,9 por ciento. Transporte avanzó un 1,4 y educación lo hizo un 0,8 por ciento.
El rector de la Umet, Nicolás Trotta, aseguró que la inflación provoca un golpe cada vez mayor en la capacidad de compra de la población. “Entre noviembre de 2015 y junio de 2019 el salario real bajó 16,4 por ciento”, detalló. Mencionó que “el salario real alcanzó el nivel más bajo en más de diez años. Hay que remontarse a la crisis de 2002 para encontrar una caída superior respecto de la registrada en esta crisis”.
Gran parte de la pérdida del salario real desde finales de 2015 se concentró en el último año, tras el estallido de la corrida cambiaria y el salto inflacionario. “El poder de compra de las remuneraciones bajó un 8,8 por ciento entre junio de este año y el mismo mes del año pasado”, aseguró Trotta.
La inflación no se aleja lo suficiente del 3 por ciento mensual y en la Umet ya calculan que este año podría cerrar con un incremento de precios por encima de 41 por ciento. Se trata de la cifra más elevada de las últimas décadas exceptuando el record de 47,6 por ciento registrado en 2018. Los desequilibrios inflacionarios del mercado interno no resultan indiferentes para los sectores vulnerables de la población. La pobreza llegó al 35 por ciento y alcanzó el valor más alto desde 2008 (año en que estalló la crisis financiera internacional y golpeó a todas las economías emergentes como la Argentina). “El Indec hace unas semanas dio pistas para estimar la pobreza en el primer trimestre de 2019 y desde el Instituto de Estadísticas de los Trabajadores la hemos calculado en el 35,2 por ciento”, aseguró el secretario de Estadísticas de la CGT, Víctor Santa María.
El avance de la pobreza en los últimos meses fue acelerado. Subió 3 puntos respecto de la última medición oficial del 32 por ciento para el segundo semestre de 2018. “Por cada 2 por ciento que cae el poder adquisitivo, la pobreza sube un punto. El poder adquisitivo del decil 3 de ingresos –el más cercano a la línea de pobreza- cayó alrededor del 20 por ciento el último año e implica un alza de la pobreza cercana a 9 puntos en ese segmento de la población”, alertó Santa María.
En la UMET –según publica Página 12– aseguraron que, en base a las estimaciones de los especialistas, el presidente Mauricio Macri asumió con 26,9 por ciento de pobres, una cifra que se elevó en 8,3 puntos para superar el 35 por ciento en la actualidad. Esto equivale a 4 millones de nuevos pobres. En cuanto a la indigencia, Macri asumió con 4,7 por ciento y hoy se ubica en 7,3 por ciento, es decir 1,2 millones de nuevos indigentes.