La Cámara Argentina de la Industria de Chacinados y Afines (Caicha), aseguró hoy que “las dificultades para abastecerse de insumos del exterior ha llegado a un límite tal que está causando un colapso operativo del sector”. Informó Infobae.
Desde esta institución que nuclea a más de 65 establecimientos pymes nacionales, afirmaron que se vieron obligados a cortar líneas de producción de embutidos cocidos, secos y frescos. La situación, advirtieron en un comunicado, pone en riesgo el empleo de miles de trabajadores del sector y también de otras actividades vinculadas, desde las frigoríficos faenadores hasta los transportistas y distribuidores.
En las últimas semanas el gobierno ha impuesto nuevas trabas para evitar la salida legítima de divisas para el pago de compromisos con proveedores del exterior, dijo Caicha.
“Si bien ha habido aprobaciones de Siras -permisos de importación- a lo largo del año, la realidad es que hoy a la hora de tener que girar divisas al exterior, el acceso al MULC se ha vuelto una quimera”, sostuvo Martín de Gyldenfeldt, gerente de cámara. “La paciencia de los proveedores de insumos básicos importados se está agotando. Muchos ya no quieren seguir abasteciéndonos y no existen proveedores locales que los puedan reemplazar. Tenemos casos en los que ya se han sufrido más de dos reperfilamientos en los pagos al exterior. Nadie sabe cuándo efectivamente se podrá cumplir con los compromisos asumidos”, agregó.
CAICHA entiende que está situación es generalizada para casi la totalidad del sector privado en Argentina. «Lamentamos que desde el gobierno no haya habido más trasparencia a la hora de aprobar importaciones sin respaldo de divisas, sabiendo de antemano la escasa disponibilidad de reservas con las que se contaría a futuro«.
“En los últimos meses hemos visto como han ido surgiendo una lista larga de eufemismos para no decir que no hay dólares. Inconsistencia 46, 47 o 49, capacidad económica financiera (CEF) en cero y SIRAS sin fecha, son solo algunos ejemplos de ello. Esperemos que nuestro reclamo al menos sirva para tener cierta visibilidad respecto al flujo de pagos futuros. Preferimos la verdad a la situación actual, en la cual no sólo no podemos pagar, sino que el gobierno devalúa nuestra palabra al mismo tiempo que la moneda“, concluyó Gyldenfeldt.