El jueves de la semana próxima se conocerá el último dato de inflación mensual antes de las elecciones presidenciales, cuando el Indec dé a conocer el IPC de junio. Según la mayorías de las mediciones privadas, ese número estará por debajo del 7%, por lo que la suba de precios habría enhebrado así dos meses seguidos en desaceleración, aún en un piso de inflación alto, según publica Infobae.
El Ministerio de Economía tiene en sus cálculos, tras el cierre de junio la semana pasada y los últimos datos procesados, que el IPC del mes pasado volverá a mostrar una desaceleración y apuestan a que el índice del sexto mes del año arranque con un 6 adelante.
El pico de inflación tuvo lugar en abril, cuando marcó 8,4 por ciento tras la crisis cambiaria que tuvo lugar durante esa segunda quincena.
Desde la Secretaría de Comercio, a través de un relevamiento más acotado que hace de manera diaria en grandes cadenas de supermercados de todo el país, había anticipado que la canasta de consumo masivo que incluye alimentos, bebidas, higiene personal y limpieza había incrementado a lo largo del mes de 6,1%, cuando un mes antes había sido de 6,4%, lo que preparaba el terreno para un número general de inflación algún escalón menor al mes anterior
Las mediciones privadas de precios, en su mayoría, también vieron un comportamiento similar, aunque existen bemoles que hacen pensar en un fenómeno transitorio y que, por ende, es temprano para identificar una tendencia a la baja decisiva.
Según detalló el relevamiento de EcoGo, la situación inflacionaria llegaría a 6,6% en junio, dando una interanual de 118,1% y una cumulada del 51,2% para el primer semestre del año.
Pero habría un punto que alertan sobre lo que podría pasar este mes y los próximos, tratándose de la inflación núcleo. Ese indicado que descarta precios regulados o estacionales. Según EcoGo, “se ubicó en 7,6% mensual acelerándose 2,4 puntos respecto de nuestro indicador en mayo”.
“La medición alcanza así un incremento interanual del 114,5%, levemente inferior al promedio de los precios. Los precios regulados contuvieron el indicador y aumentaron 4,5% en junio”, apuntaron.
“En un mes con subas moderadas en regulados (prepagas, colegios privados, tren, colectivo y subte y combustibles) y sin aumentos de tarifas, la inflación en este segmento se mantuvo contenida», continuaron.
«Los precios estacionales por también contribuyeron a contener el indicador con un registro del 4,3%, llevando así la inflación acumulada a 45,4 por ciento. Uno de los factores que destacó en este caso fue la baja de las frutas que registraron según nuestra medición una caída del 1,3%”, consideraron.
De todas formas, aseguraron que no hay elementos para concluir, por el momento, que haya una tendencia marcada de desaceleración. “El nivel al que se encuentra el índice es preocupante y lejos estamos todavía de poder hablar de una tendencia firme producto de un cambio en la dinámica inflacionaria”, concluyeron.
Por su parte, Orlando J. Ferreres fue una de las consultoras cuyo sondeo de precios dio como resultado un índice por encima del 7 por ciento.
“La inflación de junio fue de 7,2% mensual y registró un crecimiento interanual de 121,1 por ciento. Por otra parte, la inflación núcleo avanzó a un ritmo mensual de 7,6%, marcando un aumento de 115,8% anual. Así, la inflación general acumulada fue de 50,9%, y la inflación núcleo acumuló 50,6% en junio”, midieron.
En ese sentido, plantearon que “Esparcimiento e Indumentaria encabezaron las subas del mes, registrando alzas mensuales de 13,3% y 10,1% respectivamente, seguidos por Vivienda, que presentó una variación de 9,1 por ciento. La medición núcleo, por su parte, arrojó una variación de 7,6% y en términos anuales registró una suba del 115,8 por ciento. En cuanto a los bienes y servicios estacionales, la variación registrada fue de 7,8% mensual, mientras que los Regulados subieron 5,5% mensual”, concluyeron.
Por su lado, C&T Consultores Económicos, en su relevamiento en el Gran Buenos Aires observó que los precios minoristas tuvieron un incremento de 6,7% mensual en junio, por debajo del 8,7% que habían registrado con su medición propia en mayo pero por encima del 5,3% de junio del año pasado. Eso implica que la medición interanual tendrá una suba, en este caso hasta un nivel de 121,8%, la mayor desde agosto de 1991.
“La moderación fue generalizada en los rubros, aunque fueron particularmente relevantes las de vivienda, y alimentos y bebidas. Vivienda, que había aumentado 11,8% en mayo lo hizo en 7,7% en junio. Dos factores se combinaron: en mayo hubo incrementos de electricidad y gas mientras que en junio sólo hubo de electricidad, y no hubo ajuste en los salarios de los encargados de edificio”, apuntaron.
“En alimentos y bebidas, el rubro de mayor peso, hubo una desaceleración significativa en la primera quincena del mes de la mano de la baja de las verduras y el menor incremento de las carnes. Así, el rubro creció 5,2% en el mes frente al 8,4% de mayo. Vale notar que en la tercera semana del mes los alimentos y bebidas treparon fuertemente para luego moderase en la última semana del mes”, consideraron en C&T.
Un número similar de IPC de junio mostró un informe de Libertad y Progreso: fue 6,8 por ciento. En ese centro de estudios aseguraron que hubo un componente estacional que favoreció a esa desaceleración. “Que el índice de precios de junio sea menor al de mayo está dentro de lo esperable manteniendo la misma velocidad crucero de la inflación subyacente. El aspecto más sobresaliente y que sorprendió al mercado fue el dato de inflación de abril (8,4%) que hasta ahora es el récord de los últimos 21 años”, consideraron.
Lautaro Moschet, economista de LyP, sostuvo que “a pesar de que sea una buena sensación de que la inflación mensual muestre una variación inferior a la del mes anterior, debe tenerse en cuenta que anualizando la inflación de 6,8%, tendríamos 120% de inflación en 12 meses. Es decir, que la tendencia sigue siendo creciente incluso en un caso optimista».
«Además, en julio comenzaremos a ver una reversión de la tendencia no solo por el factor estacional, sino que también debido a la creciente incertidumbre que genera la cercanía con las elecciones y su repercusión en la demanda de dinero”, cerró.