«Epuyén es hoy un pueblo fantasma», comienza diciendo la cobertura que la agencia oficial Télam publicó el miércoles por la noche para todos los medios abonados a su servicio de noticias. «El hanta ha espantado a los posibles turistas que habitualmente llenan sus pequeñas calles de tierra, sus cabañas y sus restaurantes en esta época del año. Todo permanece cerrado y sin atención», agrega el cable firmado por el periodista Claudio Andrade, corresponsal del Diario Clarín en Bariloche y, desde ahora, también enviado especial de la agencia de noticias manejada por el Gobierno Nacional.
Andrade acaba de ganar un premio de la organización de periodistas FOPEA por su cobertura para Clarín de la desaparición de Santiago Maldonado. Sin embargo, esta distinción tuvo muchas críticas desde otros sectores del periodismo, que consideran que Andrade no fue riguroso en su cobertura del caso, y hasta le achacan haber inventado el famoso «Testigo E», dato que en su momento fue desmentido por el propio juez de la causa, Gustavo Lleral.
«El presente es difícil, pero el futuro no parece auspicioso en el aspecto económico para los epuyenenses. Se estima que la ocupación turística cayó a cero cuando en enero es del 90%. Las alrededor de 200 camas que posee la zona urbana permanecen vacías. En los campings verdes y pristinos nadie levanta su carpa», agrega la cobertura de Télam.
«Una recorrida de Télam por la localidad de 4.000 habitantes permite entender que la desazón y el miedo se apoderaron de los vecinos, así como también de los amantes de la naturaleza que suspendieron sus reservas. La incertidumbre se nota en los rostros. El cansancio. El enojo. ‘No están informado bien, esto no es una epidemia, esto es un brote y si hay contagiados es porque la gente no se cuidó’, explica una joven que se niega a abundar en más palabras y a que le tomen imágenes», agrega el texto de Andrade para Télam.
«Al que le toca le toca, qué más podemos hacer», reflexiona Martín, un muchacho que acaba de terminar la secundaria. Dice que no se suspendió la fiesta de egresados a pesar de que ya se habían notificado los primeros enfermos. «La hicieron días después de que se supo el primer caso, decían que la iban a suspender, al final igual se hizo», cuenta.
Caminan junto a su amigo Luciano, los únicos jóvenes que transitan por una de las calles comerciales del pueblo. «Ahora cuando vas a saludar a alguien, dudas, como que no sabes si conviene o no, no le puedes un beso o compartir un mate», agrega Luciano.