Las posibilidades que tiene Argentina ante el FMI. Un repaso del periodista y economista Alfredo Zaiat.
El auxilio financiero que pidió desesperado el presidente Macri pretende frenar la corrida cambiaria. El FMI exigirá más ajuste fiscal y más devaluación para cerrar el acuerdo. Una nota de Alfredo Zaiat, periodista y economista, en Página/12 repasa algunos datos clave y situaciones del telón de fondo.
«En marzo pasado, grandes fondos de inversión internacional le habían recomendado al ministro de la Deuda, Luis Caputo, que la mejor opción para el gobierno de Macri era acudir al FMI. El consejo vino después de asegurarle que no pida más dólares en Wall Street porque no los tendrá. La respuesta de Caputo fue que el financiamiento lo conseguiría en el mercado local y que, por lo tanto, no era necesario tocar la puerta del Fondo Monetario, además les explicó que esa opción no era viable políticamente porque pondría en riesgo el plan reelección Macri 2019. La crónica de esa exigencia de la banca y el rechazo oficial fue publicada por Bloomberg, agencia con acceso privilegiado al mundo de las finanzas. Wall Street cerró el grifo de dólares, Caputo no aceptó la sugerencia de sus amigos financistas y la corrida cambiaria comenzó un par de semanas después, cuyo desenlace posterior fue el abrazo agobiado de Macri al Fondo Monetario Internacional», escribe Zaiat.
«Wall Street quiere que el monto del salvataje sea de 50 a 60 mil millones de dólares, bastante más de los 20 a 30 mil millones que trascendió. El blindaje financiero de la economía macrista se armará con el crédito del FMI junto con aportes del Banco Mundial, Banco Interamericano de Desarrollo y de la Corporación Andina de Fomento, con préstamos de emergencia de grandes bancos internacionales denominados Repo (con garantía de títulos públicos) y con líneas contingentes de bancas centrales de países desarrollados», cuenta el periodista y economista.
«La ansiedad por abultar con dólares del FMI y de otras fuentes financieras la caja de las castigadas reservas del Banco Central tiene su origen en las dudas que empezaron a recorrer Wall Street y la city argentina: si el Blindaje que se está armando contra reloj servirá para tranquilizar a las fieras dolarizadoras, superando así la actual crisis de liquidez (falta de dólares), o será insuficiente para evitar una crisis de solvencia, que implicaría una nueva renegociación o default de la deuda. En caso de que la situación de inestabilidad financiera se acercara peligrosamente a esta última instancia, uno de los caminos para contenerla podría ser una megadevaluación, que arrojaría a la economía al combo dos hiper: inflación y recesión», apunta.
«En esa misma crónica de Bloomberg, del 28 de marzo pasado, de Pablo González con la colaboración de Ignacio Olivera Doll, se señala que un gerente de cartera (de inversión) le dijo a Caputo que Argentina, si solicita asistencia financiera al FMI, podría aspirar a conseguir 50 mil millones de dólares. El financista insistió con que Argentina podría obtener un préstamo similar al que tiene México, que fue pactado en 2009 y hoy suma 88 mil millones de dólares, línea de crédito que se renueva cada dos años y que, hasta ahora, no fue utilizado. Sólo actúa de paraguas de protección. El artículo asegura, en base a tres fuentes de acceso directo a ese intercambio, que la propuesta fue analizada por Caputo y sus más estrechos colaboradores en la semana del 4 de marzo, en reuniones privadas en el marco de un encuentro más amplio de unos 50 inversionistas en Nueva York. La respuesta oficial fue que era una opción inviable políticamente», detalla.
Al retomar un análisis de Alberto Ramos, experto en América Latina para Goldman Sachs, el pedido al FMI debería ser de entre 50 y 60 millones de dólares que «dría un poco más de confort al mercado», según le dijo a Clarín y recupera Zaiat. «La magnitud de este auxilio sería necesaria porque, según evalúan en Wall Street, el mercado percibe que el Banco Central tiene un nivel de reservas relativamente limitado. Ramos señala que se necesita una suma que cubra no sólo las necesidades de financiamiento hasta el final del mandato de Macri (esos 30 mil millones de dólares), sino que tenga ‘un margen razonable para llevar tranquilidad al mercado'».
«El Blindaje que demandan para la economía macrista -escribe Zaiat- tiene el objetivo de que los grandes fondos y bancos del exterior no huyan con sus capitales y, en el mejor de los casos, vuelvan a prestar o a subirse a la bicicleta especulativa de las Lebac. El crédito del FMI actuaría como la vía para reabrir el mercado de deuda argentina en Wall Street. Esta es la apuesta para abordar el actual escenario de turbulencias entendido como un problema de liquidez, pero que se puede convertir rápidamente en uno de insolvencia. En este último caso, los dólares del Fondo sólo facilitarían la fuga de capitales y los pagos cercanos de intereses de la deuda».
La última palabra la tiene el directorio del FMI, dominado por Estados Unidos. La línea a la que podría acceder Argentina es la stand by no puede superar los 20 mil millones de dólares, más atrás queda el mecanismo de «alto acceso» que pretendía el equipo de Hacienda que lleva adelante las negociaciones. «El margen de Argentina en Washington es así muy estrecho porque la negociación fue comenzada sin red y, por lo tanto, tendrá que aceptar condiciones que en otras circunstancias serían más livianas, puesto que rechazarlas implicaría correr el riesgo de que no haya auxilio. Macri anunció el inicio de las tratativas con el FMI sin tener el acuerdo cerrado. Es lo mismo que hizo con los fondos buitre, con el saldo conocido, que no fue otro que la aceptación de las condiciones exigidas de la contraparte», apunta Zaiat.
«El respaldo de Estados Unidos al gobierno de Macri es el único activo importante que tiene el equipo económico en esta negociación. Esa carta será jugada mañana cuando Macri intente comunicarse con el presidente Donald Trump», remarca el periodista en su análisis en Página/12.