En dos de los partidos disputados ayer en la definición del certamen zonal, hubo inconvenientes por disturbios de diferente índole y magnitud, en Kilómetro 3 (foto) y en barrio 9 de julio.
En Ameghino vs. Ciudadela, jugado en el estadio Municipal Comodoro, hubo escaramuzas luego del triunfo del local frente al ‘Gaucho’, que no tenía permitido el ingreso de su público, pero la gente fue igual y como la policía arribó con algo de demora, aprovechó para ingresar a la popular mayor.
Tras el encuentro, hubo intercambio de proyectiles con la gente del CAFA, que estaba en el sector opuesto y en los incidentes, quedaron vehículos en medio de la gresca a distancia, que sufrieron el impacto de objetos contundentes y sus ventanillas y carrocerías sufrieron las consecuencias de la agresión.
Otra clase de inconveniente se registró en la calle detrás de la tribuna de cemento de Jorge Newbery mientras el club ‘Aeronauta’ jugaba su partido frente a USMA: supuestos hinchas del ‘Lobo’, desvalijaron una casa de repuestos propiedad del automovilista local Osvaldo Roldán, y luego se trenzaron con la policía en las inmediaciones.
Mientras su equipo vencía 2-1 a los ‘Patricios’, a los inadaptados poco les importó lo futbolístico y destrozaron dos móviles policiales. Medio centenar de muchachos la emprendió contra las fuerzas del orden y el piloto, que llegó al comercio tras dejar el autódromo comodorense donde competía en la categoría R-12 chubutense, debió encerrarse dentro del local con algunos efectivos, para evitar una masacre.
Los agredidos aguantaron allí dentro hasta que llegaron refuerzos policiales para dispersar, aunque igualmente la lucha recrudeció y a las piedras que volaban, se sumaron detonaciones de diferentes armas. Realmente lamentable.
El ‘Pelado’ Roldán, ya había sufrido las consecuencias de la inseguridad reinante en Comodoro Rivadavia cuando otro emprendimiento de su titularidad, el Hotel Español de calle 9 de julio, pleno centro de la ciudad, fuera asaltado hace poco más de un año y algunos de los huéspedes sufrieran entonces el robo de sus efectos personales en sus respectivas habitaciones.
Roldán evalúa firmemente luego de esto, trasladarse a otro sector de la ciudad con su casa de repuestos o, llegado el caso, bajar su persiana de manera definitiva por la magnitud de los hechos y la permanente exposición que tendrá en el lugar lindante con el campo de juego de Newbery.