Adrià Ballester colocó dos sillas y un pizarrón en una calle en Barcelona y ofrece escuchar a quien lo necesite.
Adrià Ballester detectó una falta de comunicación en la sociedad y no quiso quedarse con los brazos cruzados.
Por eso agarró dos sillas y un pizarrón, se instaló en una calle de la ciudad de Barcelona, en Cataluña, España, y se ofreció para escuchar y charlar con la gente que lo necesite.
Este gesto arrancó como un proyecto personal y ya se convirtió en un movimiento mundial al que llamaron “The Free Conversations Movement”, destinado a difundir la empatía y el interés del uno por el otro en la sociedad.