La lucha de Nueva Zelanda contra el coronavirus cerró con menos de 1.500 positivos y 19 muertos. El Gobierno ya había cerrado la frontera con solo 12 contagios.
Nueva Zelanda es el primer país del mundo en declarar la victoria sobre el coronavirus, tras más de un mes de rígidas medidas para contener la pandemia del Covid-19.
Según las autoridades neozelandesas en el país no hay una transmisión generalizada e incontrolada del virus, mientras un solo contagio fue registrado el pasado domingo. «Lo hemos eliminado. La batalla está ganada», dijo la premier Jacinda Ardern.
Este fue un anuncio entusiasta, y en parte mitigado por la opinión de los expertos, que pusieron en guardia sobre la posibilidad de otros contagios en el futuro.
«Por eliminación entendemos que de ahora en más de los nuevos casos de coronavirus conoceremos exactamente el origen», explicó la directora general de la Salud neozelandesa, Ashley Bloomfield.
Respecto del resto del mundo, los números de Nueva Zelanda nunca fueron dramáticos. Su guerra contra el coronavirus se cerró con menos de 1.500 positivos y 19 muertos.
Por otra parte el país guiado por Ardern adoptó desde el comienzo una contención férrea. Cuando hubo menos de una docena de contagios el gobierno cerró las fronteras, impuso la cuarentena a quien llegase al país, implementó el bloqueo y puso en acción una vasta operación de pruebas y seguimientos de los contactos.
Desde el 26 de marzo cerró todas las playas, los muelles y parques, así como escuelas, oficinas, bares y restaurantes, comprendidas las actividades de envío y entrega a domicilio.
Naturalmente, la ubicación geográfica jugó a favor de Nueva Zelanda pero, explicó la premier, si las medidas no hubieran sido implementadas de manera oportuna, se podrían haberse registrado 1.000 positivos diarios. Por eso la advertencia de Ardern: «Ahora es el momento de permanecer alertas».
Desde el martes el bloqueo será ablandado. Se reanudarán la mayor parte de las actividades, incluyendo los restaurantes, pero solo para la entrega de comida para llevar. Queda la invitación a la población de permanecer en sus hogares tanto como sea posible y evitar interacciones sociales.
Las reuniones de personas seguirán prohibidas: solo se podrá reunirse en «pequeños grupos» de parientes o amigos y siempre a una distancia de dos metros. Las escuelas y los centros comerciales quedarán cerrados, así como las fronteras.
«Reactivaremos la economía, no la vida social de las personas», dijo la premier neozelandesa.