Nudismo en Argentina: dónde practicarlo y qué reglas seguir

Reservas naturales, quintas y playas son algunas de las opciones para los nudistas argentinos. Por qué no se permite el sexo en público. Al hablar de nudismo probablemente el imaginario colectivo se dirija a otras latitudes. Sin…

miércoles 11/05/2022 - 0:00
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Reservas naturales, quintas y playas son algunas de las opciones para los nudistas argentinos. Por qué no se permite el sexo en público.

Al hablar de nudismo probablemente el imaginario colectivo se dirija a otras latitudes. Sin embargo, esta práctica tiene fieles adeptos en Argentina: playas, clubes e incluso una asociación que los nuclea son testigos de esto, sostiene Clarín.

Aunque aún persiste la idea que relaciona al nudismo directamente con la actividad sexual, tal conexión es un mito. De hecho, dentro del movimiento nudista local existen dos corrientes: una donde se apuesta a un ambiente más familiar, en la que no hay objetivos sexuales y se prohíben este tipo de prácticas en público; y otra que tiene a la conquista como uno de sus protagonistas y permite actos sexuales tanto a la vista de todos como en privado.

La Asociación para el Nudismo Naturista Argentino (Apanna) es una entidad civil, de bien público y sin fines de lucro que obtuvo su personería jurídica y cuyo fin es promocionar esta práctica.

Según afirman desde esa organización, los nudistas naturistas no sólo se desnudan sino que “mantienen una actitud respetuosa hacia la naturaleza y hacia la gente, aceptándola tal como es más allá de las modas, de discriminaciones físicas, morales, religiosas, socioculturales, políticas o de género”.

Algunas reglas ya son una obviedad para esta comunidad: no usan ropa de ningún tipo, no sacan fotos sin permiso, llevan toallas para sentarse en los espacios comunes, no miran insistentemente a los demás ni mantienen relaciones sexuales por fuera de espacios íntimos. 

Apanna nuclea, entre otros, a Playa Escondida, el primer balneario argentino de nudismo opcional ubicado en Chapadmalal; a la reserva nudonaturista Yatan Rumi, en Córdoba; a la quinta Edén, una suerte de club para nudistas con diferentes actividades; a la playa Querandí, también de nudismo opcional, en Villa Gesell; y hasta institutos con clases de yoga talleres artísticos sin ropa.

Nudismo sí, sexo no

José Blanco tiene 79 años y es uno de los fundadores de Edén, “el grupo nudista decano en Argentina”, según afirmó a Clarín. “Conocí tarde el nudismo, lamento haber perdido 40 años”, esbozó tras hacer un racconto de este movimiento en el país.

Si bien pertenece a esta organización que nació en 1999, el origen de la práctica en Argentina, aseguró, data de la década del 30: “Muchos inmigrantes trajeron retazos inmensos de cultura, entre ellos, la del nudismo. Se formaron asociaciones sucesivas y atravesaron gobiernos totalmente hostiles”.

Desde hace casi 19 años alquilan una quinta de tres hectáreas en la localidad de La Reja, del partido bonaerense de Moreno, donde cada fin de semana de la temporada de verano se reúnen entre 150 y 200 personas del total de 1000 que conforman esa agrupación. Allí juegan al vóley, caminan, corren, cantan y comparten comidas.

Pero -y esto es una regla detallada en el código de convivencia de todos los nudistas naturistas- nadie realiza actividades sexuales en público. “Ésta es una asociación cordial, pero no promiscua”, dijo Blanco.

Y es que “en el nudismo, como en todo, también hay veredas”, señaló. Mientras que él representa al que “excluye los propósitos sexuales”, otros grupos toman esta experiencia como un paso necesario para acceder luego a la intimidad. “No está nada bien que usen el mismo nombre. Hay que diferenciar si el nudismo es un fin en sí mismo, como para nosotros, o si es una etapa para pasar a actividades de otra índole”.

El representante de Edén (en Instagram, @nudismoeden) destacó lo que para él es una diferencia básica entre quienes practican el nudismo y aquellos que no (a quienes internamente llaman “textiles”): “En las comunidades textiles hay mucha vergüenza y, a veces, poco respeto. En las comunidades nudistas, por el contrario, hay poca vergüenza y sobra el respeto”.

“Una sensación de libertad”

Miguel Suarez Nora Frete, de 65 y 50 años respectivamente, son los administradores de la reserva nudonaturista Yatan Rumi, ubicada en las sierras de Córdoba, en el Valle de Punilla (en Instagram, @yatanrumi). El lugar, inaugurado en el 2003, ya recibió la visita de entre seis mil y siete mil concurrentes, tanto de Argentina como del resto del mundo.

“La iniciativa surgió como consecuencia de que por esos años en Argentina había pocos lugares nudistas, pero nada en Córdoba. Éramos un grupo de amigos que buscábamos un lugar donde poder practicar el nudismo sin molestar a nadie y sin que nadie nos moleste”, resumió Suarez.

Una maratón nudista anual, clases de tango al desnudo, fiestas, cenas, fogones, guitarreadas, arroyos y cascadas son sólo algunas de las posibilidades allí. “Es un campo de 1.200 hectáreas donde tenemos un albergue de montaña y un camping. Todos los visitantes tienen que respetar la norma de practicar el nudismo”, agregó.

Pero no sólo eso: al igual que Edén, “no es un lugar sexual (contrariamente al preconcepto que existe en el público en general, que relaciona el nudismo con el sexo). No están permitidas las prácticas sexuales, excepto en la intimidad de cada pareja”.

El público de Yatan Rumi, afirmó Frete, es variado tanto en edad como en el resto de sus características: “Concurren parejas heterosexuales, homosexuales, hombres solos, mujeres solas y familias con niños. El ambiente es familiar y de camaradería”.

Quienes practican el nudismo enfatizan que se trata de un estilo de vida y que, luego de superado ese primer momento de pudor difícilmente se vuelva a ser un “textil”. Según Miguel, “es una sensación de libertad, de aceptación del cuerpo ajeno y del de los demás, de respeto hacia los otros y hacia la naturaleza. Eso es lo que hace que el 90% de quienes lo experimentan quieran seguir experimentándolo”.

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