Soraya es empleada del estado provincial y espera que le paguen los sueldos adeudados y el aguinaldo. Soportó hasta donde pudo, pero hoy debe vender su auto para poder solventar el alimento de sus hijos.
Los empleados de la provincia están pasando por una de las situaciones más difíciles, no solo golpeados por la pandemia sino también por la grave situación económica. El gobierno provincial les adeuda los sueldos de los meses de julio y agosto, y próximamente el de septiembre; además del aguinaldo del primer semestre.
Soraya es una de ellas, que luego de trabajar durante largas jornadas y lograr ahorrar algo de dinero, pudo comprarse un auto que hoy tiene que vender para darle de comer a sus hijos. «El andar en auto puede esperar, pero el hambre de mis hijos no», expresa dolida por la situación.