Encendida defensa del ajuste fiscal por parte de Dujovne, en línea con el reclamo del FMI: A pesar de la caída de la actividad económica, el Gobierno se esfuerza por mostrar el cumplimiento de las metas con el Fondo Monetario. En el primer semestre, la disminución de partidas tuvo a la obra pública como víctima principal.
La presentación del resultado fiscal del primer semestre encabezada por el ministro de Hacienda y Finanzas, Nicolás Dujovne, tuvo como destinatario al Fondo Monetario Internacional. “Tenemos que seguir bajando el nivel de gasto pero el compromiso con las metas es irrenunciable. No hay chance que no se cumplan”, expresó el funcionario al reforzar el alineamiento oficial con el programa de austeridad comprometido para habilitar el financiamiento del organismo multilateral. No solo fueron promesas de ajuste, Dujovne ostentó entre logros el recorte de 5,6 por ciento en el gasto primario a lo largo del primer semestre de 2018. El celebrado guarismo que permitió “sobrecumplir” con los parámetros de déficit fiscal previstos en el acuerdo con el FMI está expresado en términos reales, o sea que permite dimensionar la pérdida en el poder adquisitivo de las erogaciones estatales. Los números oficiales muestran que el recorte estuvo liderado por el financiamiento destinado a inversión pública en transporte, vivienda, agua y alcantarillado (ver aparte).
“Vamos a avanzar con recortes del lado del gasto. Argentina tiene demasiado gasto. Tenemos que seguir bajando nuestro gasto en términos reales”, anticipó el titular del Palacio de Hacienda. Como parte del acuerdo con el Fondo, el Gobierno se comprometió a lograr un déficit fiscal primario de 2,7 por ciento del PBI en 2018. El rojo durante el primer semestre alcanzó al 0,9 por ciento del producto que, según aseguró Dujovne, le permite sobrecumplir en 0,2 puntos porcentuales el objetivo fiscal para la primera mitad del año. Las metas fiscales no contemplan los crecientes pagos de intereses. Cuando se incorpora ese dato, el rojo financiero escala hasta 1,9 punto del PBI ya que los intereses anotaron una escalada nominal de 30,6 por ciento en el semestre. El ITE de la Fundación Germán Abdala estima que el 51 por ciento de los vencimientos previstos para este año corresponden a emisiones realizadas por el propio gobierno durante 2017.
“El gasto inició una escalada interminable en la gestión anterior. Hemos logrado desandar el incremento extravagante en el gasto”, sostuvo el funcionario que hoy recibirá a la directora gerente del FMI, Christine Lagarde. Con orgullo Dujovne mostró que, tarifazos mediante, el gasto en subsidios acumulado en el primer semestre se retrotrajo a los niveles observados en 2007 y 2008. El ministro de Hacienda y Finanzas también celebró la caída en el gasto destinado a salarios que alcanzó valores similares a los de 2014. La contracara para esa supuesta “mejora” en el gasto fueron los despidos estatales y el techo salarial. “Tenemos el nivel real de gasto más bajo desde el primer semestre de 2012”, enfatizó Dujovne acompañado por su secretario de Hacienda, Rodrigo Pena.
“La inflación es alta, lo sabemos, nos duele pero estamos totalmente comprometido con la lucha contra la inflación”, expresó Dujovne al ser consultado por el aumento de 3,7 por ciento en el IPC de junio. La aceleración en la inflación que alcanzó su valor más elevado en 26 meses se explicó por el impacto de la devaluación de mayo y la suba del dólar en junio, junto al alza de precios puntuales sobre los que el Gobierno tiene incidencia, como el transporte público, naftas y medicina prepaga. “La principal diferencia de la inflación es que la nuestra la podemos mostrar no la escondemos. Es cierto que nuestra inflación ha sido más alta que la que esperábamos pero no podemos compararla porque no estamos reprimiendo los precios de los servicios públicos”, consideró el funcionario.
Durante la primera mitad del año los precios escalaron un 16 por ciento. Así, en seis meses los aumentos superaron la vieja pauta del 15 por ciento que el Banco Central había establecido el 28 de diciembre para todo el año 2018. La comparación del mes pasado frente a junio de 2017 arrojó un alza del 29,5 por ciento. Si la inflación supera en diciembre el 32 por ciento, el techo de precios previsto en el programa stand-by, las autoridades argentinas deberán validar sus instrumentos antiinflacionarios con el directorio ejecutivo del FMI para habilitar nuevos desembolsos del organismo. “Simplemente hay que explicar la visión de por qué se cruzó y cómo se va a volver”, desestimó Dujovne al minimizar la injerencia del organismo sobre las decisiones de política económica.