La actriz publicó una serie de fotos en ropa interior, que acompañó con una reflexión sobre la importancia de aceptarse tal cual uno es.
Nazarena Vélez publicó varias imágenes en su cuenta oficial de Instagram en las que muestra su cuerpo sin ningún filtro ni retoques. “Un poquito de calor y ya te pelo panza. Lo que vengo morfando por ansiedad las últimas dos semanas es algo increíble. Bahhh, en realidad los últimos dos años… Esto también pasará. Mientras tanto, a decir verdad, no la paso tan mal”, se sinceró la actriz.
Acto seguido, abrió el debate: “¿Cómo es tu relación con la comida?”. El posteo recibió -hasta aquí- casi 1500 comentarios, superando ampliamente el promedio en la cuenta de Nazarena. Una de sus seguidoras escribió: “Trato de cuidarme. Pero relajo si quiero comer un pedazo de torta. Lo como sin culpa. En los últimos años aprendí a aceptarme con el cuerpo que tengo”. Otra mujer señaló: “¡¡¡Bella!! Por acá tratando de comer más saludable sin hacer dietas imposibles, ¡cambiar hábitos!”. Mientras que una usuario afirmó: “La comida es una bendición. Agradezco a Dios por cada oportunidad de comer lo que quiero cuando quiero. Lamentablemente no todo el mundo puede hacer eso”.
Desde hace un tiempo, Nazarena utiliza sus redes sociales para dejar mensajes positivos sobre la importancia de aceptarse tal cual como uno es, sin seguir los estándares de belleza impuestos por la sociedad. “Tuve muchos rollos mentales, estaba enferma psicológicamente…”, había señalado a Teleshow al reconocer que durante años luchó por ser flaca, quizás porque durante su infancia recibió una educación que exaltaba valores erróneos. “De chiquita era gordita y vivía bullying en el colegio, la pasé mal. Con 14 años empecé a tomar laxantes para estar más flaca, para pertenecer y dejar de ser gorda… Hoy estoy mucho más liberada de eso, no del todo, pero muchísimo más liberada”, reveló Vélez.
Cuando empezó a trabajar como modelo comenzó a consumir anfetaminas para mantenerse en forma, pero se convirtió en una adicción durante una década: “He llegado a tomar más de 30 pastillas, mezclaba ansiolíticos y cosas fortísimas, además de las anfetaminas. Recién ahora empecé a dormir sin pastillas. Estoy intentando, pero me duermo a las cuatro y media de la mañana. Me quedó un trastorno. No se habla de las anfetaminas como se debería. Da mucha vergüenza decir que te estás empastillando para adelgazar”.
“Siempre tuve una guerra con mi cuerpo: me odiaba, me veía gorda, no me gustaba, me veía celulítica. A los 19 años fui mamá y me empezaron a salir estrías. Siempre tuve mambo. Recién me pude reconciliar después de la muerte de Fabián. Entendí que me reconciliaba o me iba a terminar muriendo, y no podía hacerle eso a Titi. Fue re difícil”, había manifestado.
Más allá de que ahora tiene una mirada diferente sobre su cuerpo, admite que todavía sigue luchando para quererse tal cual es: “Soy bastante acomplejada, pienso diez veces antes de subir una foto, no es que te ande mostrando la celulitis por la vida súper contenta. Estoy aprendiendo, en el camino de aceptar mi cuerpo. Yo todavía no me acepto del todo. Este es el comienzo de empezar a aceptarse”.