Natalie Weber contó este viernes al aire de Desayuno americano (América) que Mía, su hija de 12 años que tuvo junto a Mauro Zárate, quedó involucrada sin querer en un chat de pedofilia.
Para empezar, la panelista puso en contexto cómo ocurrió todo: “Mi hija era la única del curso que no tenía celular, así que para su cumpleaños decidimos regalarle uno, pero con la condición de que no tenga redes sociales: sí el WhatsApp para hablar con sus compañeros y una tablet que la tiene para las tareas digitales”.
“El lunes a la noche me entero por el chat de mamás que habían puesto a Mía en un grupo cuyo creador es un pedófilo”, sentenció la modelo ante la atenta escucha de sus compañeros.
Weber detalló cómo operan estas personas y cómo logran captar a los niños: “Lo que hacen es poner a los chicos de administradores del grupo, pero el creador es un pedófilo. A mi hija la sumó un compañero,van sumando chicos, los ponen de administradores y la clave es llegar a mil”.
Fue en ese momento que una madre, cuya hija también había sido agregada al chat, la alertó: “Mía no solo estaba en este chat sino en otros dos más. Cuando me escuchó hablar del tema con esa mamá, se asustó y cerró el chat, pero yo empecé a interiorizarme sobre lo que tenía que hacer”. En esa línea, sumó: “También hay otra herramienta que se activa para que no reciban llamados de personas desconocidas, o sea, de gente que no esté registrada entre sus contactos”.
Asimismo, Natalie alertó: “Siete de cada diez chicos tienen contacto con alguien que no conocen en las redes sociales”. También se lamentó por no haber hecho la denuncia pertinente: “Cometí el error de que ella salga del chat y borrarlo”.
Respecto a cómo reaccionó con la nena, la mediática comentó: “No la reté. Ahí me di cuenta de que no tenía herramientas para enfrentar un montón de cosas.Me senté y hablé. Después, el colegio hizo un muy buen trabajo y vino ella solita a decirme: ‘Mamá, no estoy preparada para tener Instagram’. Se asustó y borró el chat”.
En último lugar, la panelista contó cómo era el grupo de WhatsApp al que se unió involuntariamente su hija: “Se llamaba unan gente hasta llegar a más de mil”. Las reglas para que los miembros no sean eliminados eran “no añadir gente mayor de 15 años” y “no putear a los administradores cuando los eliminan”.