El tablero político en la provincia comienza a delinearse con las nuevas realidades políticas que emergen en la era del posdasnevismo. En el centro del escenario se posicionaron el gobernador Martín Buzzi y el ministro de Agricultura de la Nación, Norberto Yauhar. La patria contratista cruje por un liderazgo hegemónico y autoritario. La Casa Rosada apuesta al liderazgo de Buzzi en toda la Patagonia.
Paradójicamente a los ríos de tinta que se han escritos apasionadamente sobre los regionalismo. Hay que decir sobre los dos máximos referentes políticos de la provincia; uno emerge de la urbe petrolera que tras 50 años de frustraciones logro sentar un comodorense en Fontana 50. El otro es un valletano de pura cepa que cumplió el sueño de un chubutense de llegar a la Casa Rosada.
En forma conjunta los dos referentes provinciales encabezaron el anuncio que más impacto genero en la provincia en lo que va de gestión, como fue el plan para poner bajo riego unas 5 mil hectáreas del Valle Inferior del río Chubut, con el objetivo de ampliar la frontera agrícola, generar nuevos puestos de trabajo y diversificar así la economía regional con más tecnología.
El comodorense desde el 10 de diciembre se puso a resolver los problemas serios como fue la búsqueda de soluciones rápidas e integrales a los pobladores de la Meseta Central, donde se van a generar muchísimas oportunidades para la inversión privada y la creación de empleo productivo, que es lo que la provincia necesita para seguir creciendo después del aislamiento que tuvo durante cuatro años.
Grandes ligas
El ex ministro Coordinador de Gabinete recibió una paliza electoral en su territorio que lo dejo claramente como uno de los grandes perdedores del 20M, sin embargo, supo posicionarse muy hábilmente y “facturar” su lealtad en el círculo íntimo de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner para terminar ocupando una de las carteras más importantes del gabinete nacional.
El debut del agroministro en el escenario nacional no comenzó de la mejor después de la fuerte embestida del titular de la Federación Agraria Argentina, Eduardo Buzzi, quien disparó sobre Yhauar que se trata de “un funcionario de la pesca de alta mar” que “de sequía sabe bastante poco”. La respuesta del chubutense no se hizo esperar y le reprochó al ruralista que «en La Patagonia murieron un millón de ovejas por las cenizas» y «no salieron a defender a esos productores».
Una kirchnerista de paladar negro le confió a El Comodorense que “Yhauar opera muy bien en Chubut pero descuida su ministerio” y la misma fuente advirtió que “si no se focaliza en resolver las consecuencias de la sequía y la pulseada que se viene por las retenciones móviles se lo llevan puesto”.
No son todas rosas en la Casa Rosada para el chubutense, puesto que en la pinguinera miran con desconfianza los gestos del ministro de Agricultura de acercar posiciones con el dasnevismo y del dasnevismo con Yauhar.
¿La patria contratista esta nerviosa?
Sin dudas, Yhauar encarna hoy la esperanza de la patria contratista que extraña el poder hegemónico y «dictatorial» que ejerció durante ocho años el ex gobernador Mario Das Neves, donde se disciplinaba al periodismo con la suculenta pauta oficial y se defenestraba a todo aquel que disintiera con el dasnevismo.
El conglomerado político-económico del Valle pone al descubierto que no quieren dejar atrás un modelo nepotista que esta acabado, donde los últimos 15 ó 20 años han vivido de la vaquita del estado y los crispa tremendamente que se hayan cambiado las reglas del juego.
El dasnevismo con apoyo de los medios dominantes del valle busca condicionar y debilitar al gobierno provincial. De esta manera se explica la fuerte presión que lanzaron las empresas ligadas a la obra pública a través de usinas mediáticas adictas que no aceptan que cambio absolutamente la manera de ejercer el poder en la provincia.
“Antes del 20 de marzo se pensaba que el dasnevismo volvía a ganar cómodamente y lo hacía a través de Martín Buzzi que iba a ser una especie de delegado de toda la estructura que esta en el poder donde nada iba a cambiar. Sin embargo hubo un tembladeral político y esto hace que hoy haya desesperación”, explicó un calificado observador a esta columna.
Interpretar el mensaje de las urnas
El gobernador Buzzi leyó claramente el mensaje de las urnas en último proceso electoral, donde se repartió el poder en la provincia sepultando el liderazgo hegemónico y mesiánico de una sola persona, pues de esta manera el comodorense decidió apostar a una construcción colectiva combinando los recursos naturales con los conocimientos de las personas.
Martín Buzzi, desde el momento que se sentó en el sillón de Fontana 50 busco inmediatamente instalar una democracia participativa cambiando las reglas de la vieja política dispuesto a defender con coraje en forma irrestricta los intereses del pueblo chubutense.
¿Tener acceso directo sin interlocutores con los principales ministros de la Nación no es construir política?; ¿Convocar en el mismo gabinete a Touriñán, Meza Evanz, Fernández Vecino y Musante no es construir poder?; ¿Por qué nadie habla de la reforma política que anunció Buzzi que incluirá un salto cualitativo con el voto electrónico?
Desde el principal despacho de la Casa Rosada confián en el liderazgo regional que comenzará a ejercer Buzzi para reconstruir los vínculos de integración con Río Negro y Santa Cruz. “Chubut no es una isla. Tenemos que trabajar muy fuerte en la integración regional. La Patagonia es una sola y la política que vamos a llevar en forma conjunta tiene que llevar beneficios para todos”, remarcó el gobernador.
Un dato revelador que demuestra el posicionamiento de Buzzi en las máximas esferas nacionales al que accedió en exclusiva esta columna de un superministro del círculo íntimo de la presidenta, quien deslizó en una mesa de dirigentes nacionales “sigan de cerca al gobernador de Chubut, que tiene proyección nacional”.
El epicentro político del 2012 comenzó con dos protagonistas estelares de perfiles totalmente distintos, puesto que uno se sostiene con su capacidad de gestión apoyado en fuertes operaciones más un ejercicio clásico de construcción dentro del PJ. Mientras que el otro llego de la mano de la voluntad popular y apuesta todas sus fichas a un vínculo directo con la sociedad más allá de la ansiedad de los políticos y los periodistas.