Nació en Buenos Aires y vivió en El Bolsón en los albores del hippismo. Fue mujer pionera en el del rock argentino. Estuvo presa en Ezeiza dos años y reconstruyó su vida a través de la música y la espiritualidad. Murió este lunes a los 68 años
María José era una aventurera, tal como ella misma se definía, y así vivió hasta el último aliento. Desde aquellos días en el seno de una familia numerosa en la que reinaba la música -y en la que se destacaba su hermano Miguel Cantilo-, hasta su retiro final en su amada Patagonia argentina.
En el medio, una vida, ni más ni menos. “Del rock and roll y la noche, he pasado a levantarme a las 6 de la mañana para regar”, escribió el 23 de diciembre de 2021 en su Facebook y sirve como simpático resumen de su tiempo transcurrido, según publica Infobae.
Nacida el 5 de julio de 1953 en la Ciudad de Buenos Aires, desde muy chica le gustaba cantar para sus nueve hermanos.
Con el consejo de su hermano Miguel, abandonó la ciudad para instalarse por casi 10 años en El Bolsón, en donde llevó una vida en contacto con la naturaleza y lo más artesanal. También comenzó a configurar su propia familia, de la que nacieron sus hijos Abril, Mariano, Gaspar y Luna.
A su regreso, la música se volvió ocupación de tiempo completo y trabajó en su disco debut, el cual llevaba como título su nombre completó, contó con la producción artística de León Gieco y se editó en 1984.
“Yo viví nueve años en El Bolsón. Ahora, tras estar un año en Buenos Aires sufrí una metamorfosis muy profunda que se vio reflejada en lo que hago. De todos modos, creo que no tengo un estilo muy definido. En lo que hago hay temas suaves y también rock. Hay cosas melódicas, algo de country», detallaba en 1983.
»En las letras, no te diría que tienen una onda feminista, porque es una palabra que no me gusta, pero sí te puedo asegurar que trato de darle aliento a la mujer para que vaya al frente y haga lo que quiera, no lo que pueda”, le decía a la revista Pelo.
Si bien el álbum no fue un éxito comercial, la ayudó a pensar cuál sería su próximo movimiento. De esta manera, su segundo disco vio la luz cinco años después.
“Estuve viviendo en Brasil y allí me di cuenta del poder de la sensualidad que puede tener una cantante sobre un escenario, algo con lo que antes yo no contaba ni me interesaba contar. Así fui describiendo la importancia de lo físico, de la sensualidad que tiene moverse mientras canto una balada o un tema de amor. Me descubrí a mi misma», relataba.
»Hace un tiempo, cuando los problemas personales me abrumaban, pensé en dejar la profesión. Pero por suerte descubrí que para mi cantar es tan vital como el aire y el agua. Dejé de lado todo lo que me daba problemas en la vida y decidí abocarme de lleno a la música”, contaba en agosto de 1989 en reportaje con la revista Pelo, acerca de su enésima transformación.
Pero, dos años después, transitó uno de los episodios más difíciles de su vida. Estuvo presa en el penal de Ezeiza por una causa de posesión y tráfico de drogas.
“En la cárcel aprendí mucho. Pero me hice cargo. Lo asumí, lo elaboré y lo superé. No pretendo enterrar esa etapa de mi vida para que nadie la vea. Y la prueba está en que cargué con el estigma al hombro, caminé con él y siempre di la cara. Pero después de tanta oscuridad, me dediqué asimilar luz”, le dijo a Página/12 en junio del 2000.
“No se puede andar bardeando por la vida. En un tiempo trabajaba con gente de energía muy baja. Arriesgué demasiado. Me vino el palo y me costó digerirlo. Me metí en un tema que lindaba con la ilegalidad. Uno nunca quiere hacer mal, pero a veces bardea, de inconsciente nomás”, contó en esa misma entrevista.
Al recuperar la libertad, a mediados de 1994, volvió a la música y abrazó la espiritualidad a través del yoga. Gota a gota (1995), Sai Ram (1999), Covers-Bossanova y Jazz (2000), Feeling saudades (2004), Momentos de boleros (2005) y Aquí y ahora (2006) fueron los discos que editó de manera independiente y con los que retomó su camino artístico.
También escribió un libro en el que narraba sus días tras las rejas, al cual tituló de manera rotunda y sintética: Desde la cárcel.
“Mi vieja fue en cana por ser famosa, por una causa muy inventada y mediática. (Bernardo) Neustadt hizo dos programas enteros hablando de eso como si fuera el caso más importante, pero lo único importante que tenía es que era famosa. Se comió tres años presa por 200 gramos de porro, que es algo ridículo. Y básicamente a mi me arruinaron la vida, seguro», comentaba su hijo Gaspar Benegas.
»Quedé completamente envenenado y pase de ser un pibe de clase media, que tocaba la guitarra y era muy feliz, a ser un marginal. Tenía 14 años. La marginalidad es así, uno nunca la elige. La sociedad te margina”, agregó el actual comandante de su proyecto La mono y guitarrista del Indio Solari.
“Teníamos tutores legales que iban cambiando y fue un momento difícil, que de hecho se coronó con que a mi padre lo mataron cuando mi madre estaba presa. (…) La causa de mi madre y mi padre fue por venta de estupefacientes y la verdad que sí: mi padre era narcotraficante. Y lo mataron de un tiro, lo que sería las ‘causas naturales’ de esa profesión. Es la justicia de la calle”, agregó el músico en diálogo con Julio Leiva para el ciclo Caja Negra, en abril de 2021.
De a poco, su salud se fue deteriorando y fue Gaspar quien públicamente dio cuenta de eso en su cuenta de Instagram. Hace dos semanas, y mientras giraba por Europa, avisó: “Mandémosle nuestro cariño, reconocimiento y démosle fuerza para que pueda recuperarse de su delicado estado de salud. Mamá ponete bien”, deseó Benegas.
Días más tarde, en cambio, debió anunciar la suspensión de un show en la ciudad italiana de Roma “por cuestiones personales que hacen a la salud de mí madre”.
El desenlace se produjo en el mediodía del lunes y el propio Gaspar se encargó de dejarle una dedicatoria final: “Siempre te dije Mariacho. Hoy te digo ¡Gracias mamá!”, escribió con dolor sobre una antigua foto de su madre, cantando y tocando la guitarra.
“Mi carrera siempre giró en torno a la creatividad, por un lado con la música y por el otro con los hijos. Todo pasa por algo, todo tiene un porqué y un para qué. No me gusta quejarme de lo que sucedió, porque es lo que me trajo a ser quien soy”, sentenció María José en una de sus últimas entrevistas, en enero de 2015 con Radio ArinfoPlay.