Invicta en semifinales, la Selección buscará el domingo su tercera estrella en su sexto partido decisivo.
Argentina jugará el domingo próximo su sexta final en una Copa del Mundo, tras vencer a Croacia por 3-0 y de este modo mantiene una estadística asombrosa: nunca perdió en la instancia previa, la de semifinales. Lleva un invicto de cinco antesalas sin derrotas. En los encuentros decisivos, sin embargo, la estadística es un poco esquiva: hasta aquí lleva cinco disputadas y apenas dos ganadas (Argentina 1978 y México 1986). Obtuvo además, los subcampeonatos de Uruguay 1930, Italia 1990 y Brasil 2014. En Qatar 2022, el equipo albiceleste tiene la oportunidad histórica de conseguir su tercera estrella.
Esta vez, en la inmensidad del estadio Lusail, no hubo que esperar (y sufrir) los penales como hace ocho años, cuando Sergio Romero se vistió de héroe para dejar en el camino desde los doce pasos a la entonces Holanda (hoy, Países Bajos) luego empatar sin goles en los 120 minutos reglamentarios. Las manos del hoy arquero de Boca y el remate definitivo de Maximiliano Rodríguez pusieron a la Argentina dirigida por Alejandro Sabella en el partido cumbre del Maracaná.
La misma incertidumbre de los penales se vivió en Italia 90, cuando Sergio Goycochea también se ganó los aplausos de todos y tapó el tiro de Aldo Serena para depositar al equipo dirigido por Carlos Salvador Bilardo en el partido definitorio. En los 120 minutos habían igualado 1-1: Salvatore Totó Schillaci había puesto en ventaja a los locales; empató Claudio Paul Caniggia para la Argentina.
El resumen de Argentina vs. Italia (1990)
La semifinal de México 1986 también tuvo una exhibición individual. Si en este 2022 Lusail vibró y celebró al ritmo de Lionel Messi (y los goles de Julián Álvarez), hace 36 años era un tal Diego Armando Maradona el que hacía dos goles -uno mejor que el otro- y daba todo un recital en el estadio Azteca, allí donde ya lo habían entronizado tras el llamado “gol del siglo” ante Inglaterra en los cuartos de final. Dos goles suyos (a los siete y a los dieciocho minutos del segundo tiempo) alcanzaron para vencer por 2-0 a una Bélgica que tenía a jugadores de la talla de Enzo Scifo, Jan Ceulemans o el arquero Jean-Marie Pfaff.
En 1978 no hubo semifinales, pero la Argentina se clasificó a la instancia decisiva mediante una segunda fase en el mundial organizado en el país. El famoso 6-0 contra Perú en Rosario clasificó al equipo dirigido por César Luis Menotti al partido por la Copa del Mundo en el estadio Monumental. Casi 44 años después, todavía se sigue hablando de aquel encuentro, que tuvo los goles de Leopoldo Jacinto Luque (dos), Mario Alberto Kempes (presente este martes en Lusail, anotó dos aquel 21 de junio de 1978), Alberto Tarantini y René Houseman.
En el primer Mundial de la historia, disputado en 1930 en Uruguay, la Argentina accedió a la final tras eliminar en la instancia previa a Estados Unidos en el estadio Centenario, que también cobijaría al partido decisivo. Fue 6-1, gracias a las conquistas de Luis Monti, Alejandro Scopelli, Guillermo Stábile (2) y Carlos Peucelle (2). Descontó Jim Brown para el equipo estadounidense, ante la atenta mirada de 80 mil personas que colmaron el entonces flamante coliseo deportivo de la capital uruguaya.
Las finales argentinas: dos ganadas y tres perdidas
Argentina perdió por 4-2 la primera final a la que accedió. Fue el 30 de julio de 1930, cuatro días después de dejar en el camino a Estados Unidos, y en el estadio Centenario de Montevideo. Los goles de Peucelle y Stábile no sirvieron de nada ante las conquistas del equipo charrúa, que anotó primero por intermedio de Pablo Dorado y en el segundo tiempo dio vuelta el marcador gracias a los tantos de José Pedro Cea, Victoriano Santos Iriarte y Héctor Castro.
En los 48 años siguientes, la Argentina se mantendría al margen de las instancias decisivas de un Mundial. Tuvo que organizar uno, en 1978, para poder levantar el trofeo de campeón del mundo por primera vez. Lo hizo en el renovado estadio Monumental, de Núñez, y frente a cerca de 72 mil almas. Kempes convirtió en el minuto 38 y parecía que esa conquista alcanzaría para que el equipo albiceleste se quedara con la Copa del Mundo. Pero Dick Nanninga tenía otros planes y a ocho minutos del final anotó el gol del empate. La final, entonces, fue al alargue. En esos treinta minutos apareció otra vez Kempes para poner el 2-1 en el marcador. Daniel Bertoni le dio cifras definitivas al partido, que terminó con el resultado 3-1 y Daniel Alberto Passarella, el capitán argentino, alzó la Copa del Mundo.
Ocho años después, y cuando la conquista de 1978 todavía estaba fresca en la memoria de muchos argentinos, Diego Armando Maradona brilló en México y fue instrumental para que la Argentina consiguiera su segundo Mundial. Si bien el Diez no convirtió en la final ante Alemania (los goles en el 3-2 final fueron de José Luis Brown, Jorge Valdano y Jorge Burruchaga), terminó con cinco goles y fue la figura excluyente del torneo. Y, por supuesto, fue el encargado de recibir el trofeo como capitán argentino.
Cuatro años más tarde, en Italia 1990, se repitieron los protagonistas de la final, pero no el resultado. Esta vez, y tras un polémico penal sancionado por el árbitro mexicano Edgardo Codesal a pocos minutos del final, Andreas Brehme batió a Sergio Goycochea y la Copa del Mundo se fue para Berlín. Alemania Occidental le ganó a la Argentina de Maradona y Bilardo por 1-0. Pedro Damián Monzón se convirtió en el primer futbolista expulsado en un partido de esa naturaleza.
Después de Maradona llegó la era Messi. Con La Pulga como estandarte y con Alejandro Sabella como entrenador, la Argentina accedió a la final de Brasil 2014. Enfrente no estaba el local, sino Alemania, el equipo dirigido por Joachim Löw que había vapuleado al Scratch por 7-1 en el Mineirao en la semifinal. El partido final, jugado en el mítico Maracaná, tuvo varias instancias favorables a la Argentina, que no encontró el gol.
Ya en tiempo extra (igualaron 0-0 en los 90 minutos reglamentarios), Mario Götze convirtió y le dio a su país el título del mundo. La foto icónica de aquella jornada fue la de Lionel Messi, de azul, pasando al lado de la Copa del Mundo sin poder tomarla. Esquiva, se tomó ocho años para estar cerca suyo otra vez. Y la revancha llegará este domingo. El rosarino tendrá una segunda oportunidad de coronarse y concretar su sueño de ser campeón. Ya lo es de todo a nivel de clubes, pero va por la estrella que le falta y que siempre quiso con la selección. Con Argentina.