El jueves 17, mientras mantenía una reunión con uno de sus nuevos aliados, Hugo Moyano recibió la noticia: Omar Viviani, su amigo y principal nexo con el Gobierno, había vaciado su despacho en Azopardo 802, sede de la CGT.
A pesar de que la relación entre ambos dirigentes pendía de un hilo, Moyano creía que Viviani jugaba a dos puntas entre el moyanismo y el Gobierno, y que terminaría de su lado. La ruptura definitiva lo sorprendió como un baldazo de agua fría. Esa tarde supo también que el líder de los peones de taxi había convocado a varios dirigentes que lo tienen como referente para un almuerzo. Incluso, alquiló vajilla para el banquete, que se celebró un lunes. Viviani se llevó consigo a un grupo de sindicatos al frente antimoyanista.
Luego de que Moyano dijera públicamente el jueves que “intentan comprar dirigentes” prometiendo el desembolso de fondos de las obras sociales, sus hombres de confianza se encargaron de deslizar que la proposición se realizó durante ese almuerzo en la sede de taxistas. “Hugo no dio nombres para no mandarlos al frente”, confió uno de ellos. Cerca de Viviani lo niegan y definen esos comentarios como una venganza. Lo cierto es que el frente anti-Moyano espera una prueba de amor del Gobierno antes del 12 de julio, fecha fijada para el congreso de elección de autoridades de la CGT. Esperan anuncios sobre una modificación del impuesto a las ganancias o liberación de fondos de las obras sociales.
Desaires. Desde hace meses, Viviani le reprocha a Moyano su personalismo, su “falta de humildad” y su “incapacidad para escuchar” opiniones diferentes, aseguraron muy cerca del dirigente. Además, en su entorno afirman que el taxista enfureció ante el mote de “traidor” que en los últimos meses le impuso el moyanismo. Para él, “ser leal no es ser obsecuente”, dice.
La crónica de la ruptura entre ambos dirigentes comienza con el alejamiento entre Moyano y la presidenta Cristina Fernández, tras la muerte de Néstor Kirchner, y culmina hace pocos días, cuando el hijo pródigo del camionero, Pablo, se presenta junto a un grupo de camioneros con un mensaje para Viviani. Venía a poner un ultimátum, probar la lealtad del taxista y acelerar la ruptura.
Pablo se plantó frente a Viviani y le puso condiciones: Moyano ofrecía que el líder de los taxistas se quedara como secretario general de la Confederación Argentina de Trabajadores de Transporte (CATT), a cambio de que publicara una solicitada apoyando a Moyano como jefe de la CGT. Así lo relataron tanto allegados al taxista como al camionero. Viviani se negó.
Según relató un allegado a Moyano, el lunes 14, durante una reunión en la CATT, la tensión llegó al punto máximo de tensión.
El lunes, Viviani formalizará su renuncia a la CATT, al igual que otros ex aliados clave de Moyano, como Omar Maturano (La Fraternidad) y Omar “Caballo” Suárez (Portuarios). De los 119 congresales de la CATT, 49 abandonaron la entidad y se alinearon con el frente antimoyanista, informaron a PERFIL muy cerca de Moyano.
La entidad quedará a cargo de Juan Carlos Schmidt (Dragado y Balizamiento) y buscará que su fuerte, además del Sindicato de Camioneros, sea el núcleo de gremios aeronáuticos. Por eso, además de fortalecer la participación de los pilotos de Aerolíneas Argentinas, el lunes se sumará a la CATT la Asociación de Personal Técnico Aeronáutico (APTA), al mando de Ricardo Cirielli, un hombre clave en el futuro de Moyano (ver página 9).
Punto final. A fines de abril, Viviani regresó de un viaje a Nueva York. Un dirigente de su confianza activó un acercamiento con Moyano. Existieron reuniones con el mediador, pero Moyano nunca envió “el mimo” esperado por Viviani. El jefe de los taxistas había mediado hasta último momento entre el camionero y un sector del Gobierno para lograr que Moyano no rompiera con la Presidenta. Su principal preocupación era no quedar en el medio de una pelea inconveniente. Al final del camino, debería elegir de qué bando estaría. La elección llegó esta semana.
Viviani incluso había estado al frente de la negociación para que el camionero asistiera a la inauguración de las sesiones ordinarias del Congreso, oficiada por la Presidenta en marzo. Desde que fracasó en el intento, la relación con Moyano comenzó a debilitarse y terminó en una ruptura que pocos creyeron que llegaría a concretarse.
Fuente: Diario Perfil