![Monseñor Roberto Álvarez: «Si perdemos la escuela, ¿qué nos queda?»](https://www.elcomodorense.net/wp-content/uploads/2019/03/clases_aula-e1687440495470-514x320.jpg)
En diálogo con FM La Petrolera el monseñor Roberto Álvarez se refirió al documento emitido por la iglesia y detalló las dificultades qué afronta la educación y el sistema educativo en relación a los jóvenes y niños.
Álvarez explicó, «hay familias muy pobres que son capaz de sacarse el hígado con tal de que sus hijos se eduquen y eso es inpagable (sic.)». Y agregó que los chicos han quedado en el medio de lo que el denomina, «una alianza formativa que está quebrada», la misma estaría conformada tanto por los docentes, los padres y el estado.
El documento emitido por la Prelatura de Esquel y la Diócesis de Comodoro Rivadavia advierte sobre el impacto sufrido por los chicos en edad escolar, tras cuatro años sin clases normales, por lo que hay “chicos y chicas que en los últimos años del nivel primario no saben cómo tomar un lápiz”. Y añade: “no sólo no comprenden consignas, sino que tienen una seria dificultad para leer y escribir, no entienden cómo hacer las operaciones básicas de la matemática, etc”.
“Creemos que en todo el país una de las consecuencias invisibles de la pandemia ha sido el deterioro en la educación de nuestros niños, niñas, adolescentes y jóvenes, en nuestra provincia del Chubut es una verdadera tragedia -expresa el posicionamiento conocido este lunes, 14 de Marzo-. Hace ya cuatro años (o más) que todas esas franjas no tienen un año completo de clases presenciales”.
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El texto, firmado por el obispo Joaquín Gimeno Lahoz, de la Diócesis de Comodoro Rivadavia; José Slaby, obispo prelado de Esquel; y Roberto Alvarez, obispo auxiliar de Comodoro Rivadavia, afirma que además del panorama descripto, se añade “la deserción en todos los niveles, la escasa valoración de los procesos educativos por parte de los adultos responsables, lo cual no ayuda a sostener la escolaridad. Si a eso le sumamos los problemas nutricionales en los niños y el aumento de las situaciones de abusos que no son advertidos por falta de escolarización, el drama es mayúsculo”.
El documento apunta a la responsabilidad del Estado para garantizar las condiciones necesarias, a fin de salir del “círculo de desaliento” que se vincula al origen etimológico de la palabra ‘tragedia’.