A los 21 años, Mia Khalifa se convirtió en la actriz porno número uno a nivel mundial tras grabar una escena de sexo con un hiyab; mirando al pasado, asegura que su falta de de madurez e inseguridad la llevaron a una industria en la que solo era vista como un objeto.
El interés humano por el sexo no es nada nuevo, pero internet ha hecho que sea mucho más fácil explorar y explotar todos los matices del deseo.
La industria del porno en línea obtiene miles de millones de dólares en ganancias cada año, pero los grandes beneficiados son los productores, no las mujeres y los hombres que realizan los actos sexuales frente a la cámara.
Mia Khalifa fue actriz porno por un breve período a fines de 2014. Ganó fama mundial cuando apareció en un video de contenido sexual portando un hiyab islámico (el pañuelo usado por algunas mujeres musulmanas para cubrirse la cabeza) que causó gran controversia e hizo que recibiera amenazas de simpatizantes del autodenominado Estado Islámico (EI)
En la actualidad cuenta con 16 millones de seguidores en Instagram y si se busca su nombre en Google aparecen miles de resultados.
Pero Khalifa no está orgullosa de su fama mundial. Después de años de amenazas, ahora está hablando abiertamente de su pasado.
¿Qué nos dice su historia sobre la industria del porno y la cultura del siglo XXI? Esto es lo que contó en una entrevista con el programa Hard Talk de la BBC.
– En muchos sentidos, sos una mujer muy famosa. Pero el origen de tu fama radica en tu breve participación en la industria del porno. ¿Es difícil para vos lidiar con eso?
– Absolutamente. Después de dejarlo, mi cuenta de Instagram fue hackeada por simpatizantes de EI, que publicaron propaganda por todas partes. Así que Instagram la eliminó y no me hice una cuenta nueva hasta un año después, cuando decidí aceptar mi destino como la infame exestrella porno e intentar cambiar la narrativa.
Así que volví a crear una cuenta de Instagram e intenté, a falta de un mejor término, convertirme en una influencer.
– Si pones tu nombre en Google aparecen innumerables enlaces a videos. Las palabras «estrella porno» aparecen inmediatamente, ¿eso es algo que nunca superarás?
– Estoy tratando de hacerlo. No soy muy amigable con Google y estamos tratando de cambiar eso.
Lo primero que aparece es un sitio del que no tengo control, pero que desde el inicio está escrito en primera persona, como si fuera mío. Y en mi Wikipedia se publica como mi sitio web oficial. Y hemos intentado innumerables veces eliminarlo, incluso a través de acciones legales, pero la compañía no escucha. Y les hemos hecho innumerables propuestas.
– Fuiste llevada por tus padres siendo una niña desde Líbano a EE.UU., donde recibiste tu educación. Sos claramente inteligente, fuiste a la universidad en Texas, donde estudiaste historia. ¿Cómo entraste en la industria del porno?
– Yo no creo que la baja autoestima discrimine a nadie.
¿Importa si vienes de una buena familia o si vienes de un entorno no tan bueno? Luché toda mi infancia con el sobrepeso y nunca me sentí atractiva o digna de la atención masculina.
Y de repente, en mi primer año de universidad, empecé a perder mucho peso al hacer pequeños cambios. Y para cuando me gradué, estaba lista para marcar la diferencia. Me sentí muy cohibida por mis senos, porque eso fue lo primero que perdí cuando bajé casi 50 libras (22,6 kg).
Así que mi mayor inseguridad fueron mis senos, y quería recuperarlos. Y una vez que lo hice (Khalifa se sometió a una operación de cirugía estética), comencé a atraer toda esta atención de los hombres y nunca me acostumbré. Sentí que, a menos que me aferrara a eso e hiciera lo que se me pedía o lo que se esperaba de mí, sería insignificante.
Y después de sentir cómo era esa validación y los cumplidos, no quería que eso acabara.
– Eras una joven graduada que deseaba encontrar un trabajo y un chico en la calle te dijo que podía trabajar contigo. Fue sincero y dijo que era en el negocio del porno. ¿Qué te hizo sentirte atraída por esta propuesta?
– Así no fue como ocurrió. No fue «Oye, ¿quieres meterte al porno?». Fue más un «Eres hermosa, ¿te gustaría modelar un poco? Sabes, tienes un gran cuerpo y creo que serías genial para modelar». Cosas así.
Y después de que llegué al estudio, era un lugar muy respetable, un lugar magnífico en Miami, en Doral, Florida. Estaba limpio. Todos los que trabajaban allí eran amables. Todos sus cubículos estaban decorados con fotos familiares. Como si no fuera nada dudoso o algo que me hiciera sentir incómoda.
La primera vez que entré no fue la primera vez que filmé una película porno. Fue la segunda vez. En la primera fue más de firmar el papeleo, etcétera.Ahora tienes 26 años, pero esto fue cuando tenías 21. ¿Miras a esa chica de 21 años y sientes que fue utilizada? ¿Fue una víctima?
Siento que aquella chica no tenía las herramientas para identificar que se estaban aprovechando de ella y que lo que le dijeron eran mentiras. Tal vez no mentiras, pero tratar de manipularme para que hiciera lo que ellos querían.
Realmente no me veo como una víctima. No me gusta esa palabra. Tomé mis propias decisiones, a pesar de que fueron decisiones terribles. Creo que algo debe cambiar en la forma en que se aborda a las mujeres, incluso si solo se les acercan.
– Has contado recientemente que tuviste una especie de «bloqueo» cuando actuabas en escenas sexuales, que en realidad no puedes recordar muy bien muchas de las cosas que hiciste. Intenta explicarme lo que estaba sucediendo en tu cabeza a medida que te sumergías en esta industria.
– Creo que la palabra que no pude encontrar cuando dije eso era «adrenalina». Creo que mi adrenalina era tan alta porque sabía que lo que estaba haciendo estaba más allá de lo que nunca pensé que haría. Entonces, la adrenalina hasta hace que sea difícil mirar atrás y recordar exactamente lo que sucedió y las cosas que ocurrieron.
– Tu origen cultural es el árabe, que es profundamente conservador en general. ¿Crees que fue una capa extra que tuviste que quitarte cuando entraste en este negocio?
– Probablemente. Creo que una parte de eso también fue rebeldía y querer hacer algo tan fuera de los límites y tan fuera de lugar que me sorprendió incluso a mí misma.
– Y supongo que esta es una pregunta muy estúpida, pero ¿tu familia, por supuesto, no tenía idea de lo que hacías?
– No. Y me repudiaron cuando se enteraron, sí.
– Debe haber sido terriblemente difícil.
– Me sentí completamente alienada, no solo por el mundo, sino también por mi familia y las personas que me rodeaban. Especialmente después de dejarlo, cuando aún estaba sola. Y quiero decir que me di cuenta de que algunos errores son imperdonables. Pero el tiempo cura todas las heridas y las cosas están mejorando ahora.
– Te pagaron US$12.000 por un total de seis videos que hiciste. Generaste millones y millones de dólares, tanto para Bang Bros, la empresa con la que trabajaste, como para el sitio PornHub, ¿cómo es posible?
– Así son las cosas. No soy la única. No es que tuviera un contrato terrible o un mánager terrible.
– Y tenías 21 años, apenas estabas saliendo de la infancia…
– El cerebro humano no se desarrolla completamente hasta los 25 años. Entonces la parte de tomar decisiones de mi cerebro aún necesitaba formarse. No había nadie que me dijera qué hacer.
– Te convertiste en la estrella número uno en este negocio. ¿No tenía regalías, ni derechos de obtener algún tipo de recompensa por tu popularidad?
– Ninguno. Ninguno en absoluto.
– En el video del hiyab, el más popular, participan tres jóvenes. Eras una de ellas y llevabas el pañuelo islámico. Tenías que saber lo provocativo que era eso.
– Les dije literalmente que me van a matar.
– ¿Por qué no dijiste que no lo ibas a hacer?
– Intimidación. Estaba asustada. Nadie te obliga a tener sexo, pero aun así estaba asustada. ¿Alguna vez te has sentido nervioso de decir algo en un restaurante cuando la comida no está bien y el mesero viene y te pregunta «cómo está todo»? Estaba intimidada. Estaba nerviosa.
– Dices que el concepto de consentimiento no tiene sentido en la dinámica de poder entre los hombres que controlan la industria del porno y una joven actriz de 21 años como vos.
– Absolutamente. Cuando hay cuatro productores blancos en la sala y les dices algo así, y todos se ríen, es algo devastador y hace que no quieras hablar ni decir nada. Es lo mismo cuando firmas tu contrato, conoces al presidente y al CEO de la compañía en la sala, está contigo esperando que lo leas y cuando lo estás leyendo no entiendes nada de lo que está escrito, porque estás muy nerviosa, porque la gente te está mirando.
– Cuando saliste del set de filmación al final de esa película en particular, ¿sabías en el fondo que esto iba a ser un desastre para ti?
– No me golpeó hasta el día siguiente, porque la adrenalina todavía estaba muy alta.
Pero inmediatamente después de su lanzamiento, todo mi mundo quedó destrozado. La razón por la que pensé que estaba bien que hiciera porno era porque pensé que nadie lo descubriría. Hay millones de chicas que se graban a sí mismas teniendo sexo y hacen cosas así, y nadie sabe sus nombres. Nadie sabe quiénes son. Nadie las reconoce así. Quería hacerlo como mi pequeño y sucio secreto, pero me explotó en la cara.
– Desde el punto de vista de los cineastas y los distribuidores, fue un triunfo.
– Dijeron que fui como un rayo que cayó en una botella.
– La realidad para ti fue que tu cara era conocida en todo el mundo como la estrella porno que llevaba hiyab y sufriste amenazas.
– Oh, sí. No voy a decir de EI, porque no creo que todos los que están muy involucrados con EI tengan una cuenta de Twitter. Pusieron una foto mía sobre la de alguien que fue decapitado y dijeron… no sé exactamente lo que dijeron. Dijeron algo de que sería la próxima.
– No puedo imaginar cuán sola debes haberte sentido en ese momento, porque no podías discutir esto con tu familia.
– No. Fue aterrador. Pero mi mecanismo para afrontar estas cosas es el humor. Entonces mi respuesta fue: «Bueno, siempre y cuando no me cortes las tetas. Valen mucho dinero».
– Tenías 21 años. Ahora han pasado cinco años. ¿Cuánta responsabilidad personal asumes por lo que hiciste?
– El 100%. Tomé la decisión. Por supuesto que la industria es imperfecta y debemos hacer algo para proteger a otras chicas para que no caigan en la misma trampa que yo. Pero fue mi elección.
– Salir del negocio cuando ese video viral era tan conocido y estaba asociado con algo tan provocativo, y tú recibías las amenazas… ¿Fue una decisión muy rápida para ti?
– No diría que muy rápida, porque todavía estaba nerviosa. No sabía cómo reaccionar ante eso. De hecho, los convoqué a todos en una reunión un mes después y tenía una carta de renuncia para cada uno y les hablé sobre mis sentimientos. Intentaron convencerme de que me quedara y me dijeron que todo esto pasaría y que estaba a salvo, que estaba exagerando.
– Entonces estos tipos te vieron francamente como una máquina de dinero.
– Absolutamente.
– ¿Creés que sufrís algún tipo de estrés postraumático por esta experiencia?
– Sí. Y creo que se activa principalmente cuando salgo a la calle porque siento que la gente puede ver a través de mi ropa y me da mucha vergüenza y me hace sentir como si hubiera perdido toda mi privacidad. Porque estoy a una búsqueda de Google.
– No tenés derecho a que se borren las imágenes, aunque sean profundamente personales para vos. Es muy difícil.
– Lo es.
– Esta historia es tu historia. Pero, francamente, también es la historia de otros actores y actrices porno.
– Honestamente, comencé a darme cuenta de eso hace poco. La gente comenzó a comunicarse conmigo. Mi gerente revisa los correos electrónicos y cuando recibe cosas así, las filtra y me las envía. Leer las palabras de algunas de estas chicas que han sido traficadas y forzadas a la pornografía, todas estas historias de chicas cuyas vidas se han arruinado (…) me hace sentir que fue bueno que empezara a hablar y que hiciera esta entrevista.
– Hay una escuela de pensamiento que dice que en muchos países los jóvenes están tan expuestos a la pornografía que está cambiando la forma en que los hombres y las mujeres se relacionan ¿Qué opinas?
– Por supuesto que afecta las relaciones. La adicción a la pornografía es muy frecuente. Las cosas que los hombres ven en los videos las esperan de las mujeres en sus vidas, y eso no es la realidad. Nadie va a ser tan perfecto, nadie hará esos actos un miércoles por la noche.
– Si pudieras hablar con esa chica de 21 años, Mia Khalifa, caminando por la calle en Florida, detenida por el chico que dijo: «Eres hermosa, encantadora. Puedo trabajar contigo», ¿qué le dirías que haga hoy?
– Hay un spray de gas pimienta en tu bolso por un motivo. Úsala. ¡Corre!