El capitán de la Selección salió en medio de una multitud y llegó a Rosario para reencontrarse con su familia.
Todos de gira. No, no hay ninguna serie de amistosos para acompañar la celebración de la Selección Argentina por la conquista de la Copa América ni nada de eso… Todos de gira como en el barrio, como los pibes cuando disfrutaban a pleno los fines de semana sin pandemia. Cientos de miles de personas que se acostaron de día tras quedare afónicos en el Obelisco, un plantel que se la pasó cantando en el Maracaná, en el vestuario, en el micro, en el avión y en Ezeiza, más otro puñado de fans que se instalaron en la puerta del predio que hasta le hicieron bastante difícil la salida de Leo Messi.
Es que después de que el plantel aterrizó en el Aeropuerto de Ezeiza y llegó al predio. Tras un rato en esa concentración que funcionó como la casa de los futbolistas durante cerca de 50 días, quedaron liberados y empezaron a irse. Fueron saliendo de a uno, en autos particulares, intentando esquivar a la congregación de fanáticos que los esperaban en el portón de entrada…
Con más o menos tumultos, todos fueron pudiendo escapar del amor incondicional que generaron durante estos siete partidos en Brasil. Algunos para reunirse con su familia que hace tanto que no ven, otros para volver rapidito a sus países de residencia, cada cual a seguir con su vida como siempre, aunque ahora luciendo la medalla en su cuello. Hasta que salió él, Leo Messi…
El auto gris con techo negro salió del predio y apenas asomó la trompa todo se desmadró. La gente enseguida reconoció que ahí adentro viajaba el capitán del seleccionado argentino y se abalanzó sobre el auto. El anónimo conductor tuvo que sacar a relucir toda su destreza al volante y esquivar personas, árboles y todo lo que se le interpuso en el camino.
El auto que llevaba a Messi escapando por el paso en Ezeiza. (Foto: Captura TV).
De entrada debió seguir viaje saliendo de la calle y recorrer varios kilómetros por el pasto para poder avanzar, ni siquiera las siete motos de la Policía lograron abrirle paso al crack. Recién un rato después, cuando ya encaró la subida a la autopista pudo volver a la ruta habitual para emprender viaje.
Messi campeón se fue a su Rosario natal, donde lo esperaban Antonella, Thiago, Mateo y Ciro. También sus papás, su hermano y el resto de su familia. ¿Qué será de LM10 en el futuro más próximo? Aún no se sabe, tiene que terminar de resolver su continuidad en el Barcelona, pero seguramente se tomará unos días de descanso antes… Claro, con el objetivo cumplido de haber sido campeón con la Selección.