El ministro de Hacienda presentará el lunes el paquete de medidas antes de viajar a Washington. El objetivo del Gobierno es mostrarles a los inversores que se está en condiciones de afrontar los vencimientos de la deuda. Para eso, además de profundizar el ajuste volverán a aplicar retenciones al complejo agroindustrial.
La peregrinación al FMI comienza dentro de dos días. Pero antes de iniciar el viaje el organismo exige una ofrenda. El lunes el ministro de Hacienda y Finanzas, Nicolás Dujovne, presentará un paquete de medidas entre las que figuran una profundización en el programa de ajuste y el restablecimiento de un esquema de retenciones a las exportaciones del complejo agroindustrial. Menos gasto y más ingresos para exhibir déficit cero el año próximo y garantizar el repago de la deuda. Realizados los anuncios, el funcionario volará a Washington donde será recibido por la Directora Gerente del Fondo, Christine Lagarde. El encuentro será el martes. Abrirán así la renegociación de los términos del programa de financiamiento pactado apenas tres meses atrás. “Nuestra meta es concluir rápidamente estas conversaciones y enviar el programa económico revisado al Directorio”, expresó ayer el vocero del Fondo, Gerry Rice, al referirse al pedido del gobierno argentino para adelantar a 2019 la totalidad de los desembolsos previstos en el préstamo Stand-By. A pesar de la infructuosa ansiedad del presidente Mauricio Macri que anticipó los cambios el miércoles pasado, el visto bueno de los directores del FMI llegará recién dentro de dos semanas.
Cambiar los plazos de los desembolsos no será gratuito y el nuevo cronograma tampoco garantiza controlar el tembladeral económico inducido por las decisiones de política económica del propio gobierno. “Argentina tiene el apoyo total del Fondo y tenemos confianza de que el profundo compromiso y determinación de las autoridades argentinas ayudará a que el país supere las dificultades actuales”, sostiene el comunicado difundido ayer por el FMI.
El titular del Palacio de Hacienda ofreció un vago anticipo anteanoche sobre las medidas que tomarán para lograr el beneplácito del Fondo e intentar recuperar la confianza de Wall Street. Durante una improvisada conferencia en la Casa Rosada, Dujovne mencionó que las medidas buscan “la reducción del gasto, el incremento en los ingresos fiscales y la disponibilidad de financiamiento internacional”. El nuevo programa de ajuste del gasto público que será anunciado el lunes llegará acompañado por un nuevo esquema de retenciones que buscará incrementar ingresos fiscales y contener el impacto inflacionario de la devaluación sobre los alimentos. La imposición de algún tipo de impuesto al turismo emisivo compone el listado de medidas evaluadas. El atractivo no es tanto su potencial fiscal sino la capacidad para contener el consumo de divisas. Quienes rechazan en el gobierno la propuesta cuestionan la ineficiencia del mecanismo y aseguran que el nivel de tipo de cambio vigente alcanza para restringir los viajes.
El Staff Report elaborado en junio por los técnicos del Fondo reveló que la modificación en el esquema de retenciones había sido analizado con el organismo. Sin embargo, las autoridades argentinas lo desestimaron. A pesar de los cuestionamientos realizados por las autoridades de la Sociedad Rural (ver aparte), las principales compañías cerealeras descontaban la reposición de los derechos de exportación al trigo y maíz así como la paralización en el cronograma de reducción de medio punto porcentual en la retención de soja. Entre los empresarios exportadores de materias primas y recursos naturales beneficiados por el salto en el tipo de cambio no descartan que el gobierno reponga además alícuotas para los productos regionales y la minería.
Pero “mantener el impuesto promedio a las exportaciones de soja” no era el único elemento sensible que quedó fuera del programa de austeridad. Entre las medidas evaluadas figura la postergación en el recorte en las contribuciones patronales previsto en la reforma fiscal aprobada a fines del año pasado y despidos en el sector público.
La pretensión oficial es adelantar al año próximo la totalidad de los desembolsos previstos en el préstamo condicionado para el período 2019-2021. El programa que fue autorizado en junio asciende hasta los 50.000 millones de dólares a lo largo de 36 meses. El FMI ya remitió una suma cercana a los 15.000 millones de dólares aunque solo la mitad están disponibles para ser utilizados y el Banco Central consumió una suma considerable en su onerosa y fallida estrategia para contener la corrida cambiaria. Las autoridades argentinas anticiparon que pretenden utilizar los siguientes dos tramos de 2917 millones de dólares cada uno previstos para de septiembre y diciembre. Con eso habrán recibido alrededor de 21.000 millones este año. La Casa Rosada le pidió al FMI que los desembolsos restantes, equivalentes a unos 29.000 millones de dólares, estén disponibles durante 2019.