El Presidente bajará el perfil y buscará los encuentros cara a cara para entender qué le está pasando a la gente. El viernes conversó con jubilados en Pilar y el sábado con feriantes y militantes en Avellaneda. En paralelo, se apuntará a una campaña más descentralizada. «Es una elección diferente en cada provincia y en cada municipio», explicaban.
La inesperada derrota sufrida en las PASO no sólo derivó en un modificación del gabinete sino que generó un cambio en el estilo en la gestión y también en la campaña, como pudo percibirse a partir del viernes. El presidente Alberto Fernández dejó el escenario para el anuncio del PreViaje a sus funcionarios y él llegó luego a Pilar para un discreto encuentro cara a cara con jubilados, que este sábado repitió con feriantes y militantes en Avellaneda. «Quiere entender qué le está pasando a la gente», explicaban en Gobierno. Este nuevo bajo perfil presidencial irá unido a una estrategia más territorial y descentralizada, tal como venían pidiendo los gobernadores, que ahora encontraron un aliado en el jefe de Gabinete, Juan Manzur.
En principio, Fernández se reservará para algún acto semanal, como el del miércoles pasado en José C.Paz. El resto de las salidas apuntarán a contactos «para escuchar más que para decir discursos». Así como el viernes fue con jubilados y el sábado con feriantes seguirá con jóvenes, comerciantes, estudiantes y demás. A Pilar llegó cuando ya se habían ido Manzur y Axel Kicillof. Los jubilados le comentaron sobre las vacunas recibidas y, especialmente, sobre sus estrecheces económicas. «El Presidente los escuchó y prometió que habría novedades», comentaban cerca suyo. Al volver a la Rosada recibió a Maximiliano Sánchez, el joven de la comunidad wichí que fue nominado como uno de los mejores 50 alumnos del mundo.
El nuevo estilo apunta a más de un objetivo. Por un lado, mostrar a Fernández más cercano a la gente y sus necesidades y evitar que la excesiva exposición continúe desgastando su figura. «Quiere saber qué le está pasando a la gente no sólo desde lo económico sino también en lo social después de todo lo que vivimos», explicaban en el equipo de comunicación. Por otro lado, la relativa pérdida de centralidad del Presidente ayudará a «desnacionalizar» la campaña ante la evidencia de que la gestión del Gobierno no goza de un buen concepto de la mayoría del electorado, como quedó demostrado con la extensión de la derrota en las primarias. Los gobernadores venían haciendo fuerza por un cambio en ese rumbo.
Es el territorio
En su primera reunión de gabinete, Manzur le encargó a los ministros de Obras Públicas, Gabriel Katopodis, de Desarrollo Social, Juan Zabaleta, y de Interior, Eduardo «Wado» de Pedro, que armaran una mesa para poner la gestión en modo campaña en las provincias y en los municipios. Para eso, comenzaron a reunirse con gobernadores e intendentes para hacer un mapeo de las necesidades locales de cada uno y ver de qué manera desde la Casa Rosada podían colaborar con obras y ayuda social. «Nos metimos de cabeza a ver cómo podemos revertir esta historia», comentaba uno de los ministros.
En contrapartida al nuevo perfil presidencial, los funcionarios asumirán un papel más protagónico, empezando por Manzur, a quien en esta semana se vio cómodo en su rol. Fue evidente su objetivo de darle la mayor amplificación a cada uno de los anuncios del Gobierno, de la misma manera que le pidió a los ministros que salieran a explicar todo lo que se está haciendo. En la Casa Rosada creen que la mala comunicación de lo realizado en medio de las dificultades de los casi dos años pandémicos es una de las causas del malhumor social. Manzur y Zabaleta participaron el sábado de un plenario de la conducción del Movimiento Evita.
«Es una elección diferente en cada provincia y en cada municipio», explicaban cerca del Presidente la idea de descentralizar la campaña. Esto obligaba a congeniar expectativas diferentes. Así, mientras que para el país en general el elevado precio de la carne es un grave problema al bolsillo, las provincias productoras buscan que se levante el cepo a la exportaciones, como reclaman desde las patronales del campo y los frigoríficos. Así se lo transmitieron tres gobernadores peronistas -el entrerriano Gustavo Bordet, el santafesino Omar Perotti y el pampeano Sergio Ziliotto- que perdieron en sus provincias y entienden que una decisión en ese sentido serviría para modificar el panorama en las elecciones noviembre.
El ministro de Agricultura y Ganadería, Julián Domínguez, utilizó el sábado para reunirse con Manzur en la Casa Rosada y con Fernández en Olivos para preparar una propuesta para el encuentro que tendrá esta semana con la Mesa de Enlace. «Analizamos la importancia del sector rural, de las y los productores ganaderos y de los frigoríficos. Creemos en el cuidado de este sector estratégico para el país y para todos los argentinos y las argentinas», comentó Domínguez. El acertijo será cómo llevarle la solución a un sector sin perjudicar al resto.