La iniciativa, que prevé modificar varios artículos del Código Electoral Nacional, apunta a mejorar la calidad de la representatividad y del sistema político argentino, indicó el diputado nacional de Chubut por el interbloque de Juntos por el Cambio.
El diputado nacional de Chubut por el interbloque UCR-Juntos por el Cambio, Gustavo Menna, presentó el lunes de esta semana en el Congreso un proyecto de ley para implementar el sistema de Boleta Única de Papel, a partir de una modificación del Código Nacional Electoral, y con el objetivo de mejorar la representación democrática a partir de una optimización del proceso eleccionario.
La modificación prevé del uso de la Boleta Única de Papel en las elecciones de las categorías nacionales. Es decir, presidente y vicepresidente, senadores y diputados nacionales, y parlamentarios del Mercosur.
El proyecto de ley incluye una serie de modificaciones en varios artículos y vinculadas con la confección de la boleta, su validación por parte de la Cámara Nacional Electoral, el procedimiento de emisión del voto, las prohibiciones durante el proceso eleccionario, la confección de los padrones, las impugnaciones, la apertura de las urnas luego de cerrada la votación, así como la forma de llevar adelante el escrutinio, y aspectos logísticos, entre otros.
La iniciativa, presentada con el número de expediente 4.086-D-2020, tiene como coautores a Lorena Matzen (Río Negro), Roxana Reyes (Santa Cruz) y Martín Berhongaray (La Pampa).
Mejora del sistema
En los fundamentos de la propuesta, Menna indicó que el sistema de votación con la Boleta Única de Papel “promueve una mejora cualitativa del sistema político argentino”.
“Aun cuando no pueda solucionar todos los problemas que presenta nuestra democracia, la Boleta Única otorga transparencia e igualdad al sistema electoral”, indicó el legislador.
Agregó que este sistema “representa de manera más fidedigna la elección de los votantes, evitando distorsiones mediante prácticas conocidas como el ‘voto cadena’ o la adulteración de boletas. Y, a través del pasaje de la responsabilidad de la impresión y distribución de las boletas al Estado, garantiza la presencia de la totalidad de la oferta electoral el día de los comicios en cada centro de votación”.
Añadió que “el método de votación utilizado hoy, en el que la responsabilidad de diseñar, imprimir, distribuir y fiscalizar las boletas está en manos de las agrupaciones políticas, es una práctica arraigada y parcialmente normada por el Código Nacional Electoral que provoca una competencia disímil entre las fuerzas políticas”, relacionada con las posibilidades de fiscalización que tiene cada partido.
En este contexto mencionó que las boletas actualmente “son diseñadas por cada partido político, verificadas y aprobadas por las Juntas Electorales y, si bien el Estado se hace cargo del costo de una cantidad mínima y suficiente de boletas para cada agrupación, son estas las que imprimen un número indeterminado de boletas con el objetivo de distribuirlas entre los votantes durante la campaña”.
Partidos perjudicados
Así, enfatizó, “el sistema actual perjudica a los partidos políticos más pequeños, que se encuentran en inferioridad de condiciones frente a las grandes estructuras partidarias que cuentan con recursos económicos para imprimir una desmesurada cantidad de boletas y con recursos humanos suficientes para repartirlas y ejercer la fiscalización de los comicios en las distintas jurisdicciones”.
Además, indicó, “las agrupaciones políticas mayoritarias tienden a mantener el control de todos sus cargos reunidos en una sola papeleta electoral, asegurando cierta concordancia de votos entre todas las categorías electivas, generando el denominado ‘efecto arrastre’ hacia las categorías inferiores y debilitando, por lo tanto, la calidad de la elección”.
Entre las desventajas del sistema actual sumó “la contaminación visual a la que se expone al ciudadano, quien al ingresar al cuarto oscuro debe buscar su opción electoral y seleccionarla entre decenas de boletas partidarias disponibles”.
Fácil identificación
En cambio, en el sistema de Boleta Única, argumentó, “el elector puede identificar fácilmente en qué tipo de elección vota, y por qué agrupación política y candidatos lo hace”, y en este aspecto es “más accesible para efectivizar el voto de ciudadanos con capacidades diferentes como los no videntes, en tanto se puede prever la confección de plantillas en Braille que se colocan sobre la boleta de sufragio”.
“Además -añadió- al admitir solo un candidato por partido político o alianza, se evitan otras consecuencias no queridas como el de las ‘listas colectoras’, ampliamente utilizadas en nuestro país”.
“Esta estrategia, mediante la cual un candidato puede captar votos de diferentes sectores, aun sin estar dispuesto a unirse en un frente electoral, se ve obstaculizada mediante la implementación del sistema de Boleta Única”, explicó.
Como antecedente, Menna indicó que la mayoría de las democracias europeas utilizan este sistema, y que varios países de América Latina como México, Paraguay, Bolivia, Ecuador y Colombia utilizan modalidades similares.
En la Argentina la primera provincia en adoptar el sistema de Boleta Única fue Santa Fe, y luego lo hicieron Córdoba y la ciudad de Bariloche, en Río Negro, aunque en estos últimos dos casos con diferencias con respecto al sistema santafesino, el cual, dijo Menna, es el modelo más adecuado para implementar a nivel nacional.
Modalidad de sufragio
Entre otros aspectos, Menna indicó que “el sistema propuesto introduce algunos cambios funcionales propios de la modalidad de sufragio, vinculados al cuarto oscuro, a las urnas, los sobres, el corte de boleta y el voto de los no videntes”.
Explicó que hoy, “con la forma de sufragar vigente, el elector recibe del presidente de mesa un sobre vacío, fuera del cuarto oscuro”, donde “debe encontrar la boleta de su preferencia entre una multiplicidad de papeletas electorales dispersas, cuando no, efectuando numerosos ‘cortes de boleta’ entre las categorías y candidatos a seleccionar”.
En tanto, “en el nuevo sistema de Boleta Única, el ‘cuarto oscuro’ desaparece como tal y el sufragante recibe del presidente de mesa las boletas únicas necesarias para cada categoría de cargo a elegir, y un bolígrafo de tinta indeleble para marcar las opciones deseadas, dirigiéndose a votar en alguno de los boxes o cubículos diseñados para asegurar la intimidad, privacidad y secreto del voto”.
Explicó Menna que “esta modalidad admite la votación simultánea de varios electores, acelerando los tiempos y evitando o acortando las esperas habituales, así como la desaparición de los sobres, debido a que una vez marcada la opción en la boleta, esta se pliega por las marcas preestablecidas y se introduce en la urna”.
En definitiva, concluyó, “la Boleta Única pretende garantizar una oferta electoral más completa, resguardando el derecho a elegir y ser elegido; ataca las prácticas clientelares poniendo en cabeza del Estado la impresión de las boletas; contribuye a la equidad e igualdad de las agrupaciones políticas en la contienda y, especialmente, asegura una mayor autonomía al votante”.