“7 sabios de la humanidad de la década de oro de la cirugía cardiovascular”. Con este nombre, la Primera Clínica de Cirugía Cardiovascular del “Centro Hospitalario Henry Dunant” decidió reconocer a grandes figuras en esta área y el cardiocirujano argentino Federico Benetti fue uno de ellos.
Quien empezó su carrera como médico en 1973, dos décadas más tarde realizó innovaciones que ahora fueron reconocidas en Atenas, Grecia. La entrega de la distinción al argentino se realizó en un acto efectuado en el marco de un simposio en el Antiguo Salón del Parlamento de Grecia, con los siete destacados cirujanos cardíacos como invitados.
En la Edad Antigua, en Grecia se reconocía a los “Siete Sabios” que eran filósofos, estadistas y legisladores famosos de esa época. Incluyó a Bías de Priene, Cleóbulo de Lindos, Periandro de Corinto, Pítaco de Mitilene, Quilón de Esparta, Solón y Tales. Los directivos de la Primera Clínica de Cirugía Cardiovascular del “Centro Hospitalario Henry Dunant” se inspiraron en esa distinción para reconocer el aporte de 7 especialistas en medicina cardiovascular en la década de 1990.
Los otros expertos destacados fueron Gianni Angelini, quien en 1992 fue nombrado Catedrático de Cirugía Cardíaca de la Fundación Británica del Corazón en la Universidad de Bristol. También estuvieron Christopher Salerno, líder mundial en cirugía cardiaca y experto en la realización de complejas intervenciones quirúrgicas a pacientes que padecen una amplia gama de afecciones cardiacas en los Estados Unidos; e Hisayoshi Suma, de Japón, junto a otros médicos reconocidos provenientes de Estados Unidos, India e Italia.
Qué hizo el cardiocirujano argentino
El doctor Benetti reside en la ciudad de Rosario, Santa Fe, y viajó a Grecia para recibir el reconocimiento, una distinción que se hizo por primera vez en la historia de la medicina.
Con sus innovaciones en técnicas y tecnologías, Benetti ha conseguido más de 30 patentes de invención y ha realizado más de 500 presentaciones y publicaciones de su especialidad a lo largo de su carrera.
También centros y entrenó cirujanos en 45 países del mundo. Ha sido profesor invitado de diversas universidades del mundo y tiene reconocimientos tales como el R/D de la Academia de Ciencias y Artes de Chicago a los 100 inventos que modificaron la vida de los seres humanos.
E, incluso, es uno de los 50 médicos del mundo que tiene un monumento en la Fundación Hipocrática en la isla de Kos en Grecia.
“Yo nací y tuve una infancia absolutamente normal – contó durante una charla Ted que se hizo en Rosario-. Pero cuando era adolescente, ya sabía que quería dedicarse a la medicina cardiovascular”.
A los 14 años, “no quería ser médico, quería ser cirujano del corazón. Esto era una cosa un poco extraña, pero lo único que hacía era pensar permanentemente cómo trabajar sobre el corazón. Entonces, insistía todo el tiempo”, dijo.
Los fines de semana buscaba conocer más del funcionamiento cardíaco, es por eso que capturaba sapos para ver qué pasaba en su corazón. “Nadie me llevaba a ver una operación de corazón en un hospital”, argumentó.