El cuerpo de Debbie Griggs fue hallado por la policía inglesa 23 años después de su femicidio. Su pareja, Andrew Griggs, había sido condenado a perpetua en el 2019 sin revelar el destino del cadáver. El diario de la víctima que reveló la violencia que sufría de su atacante
La familia de Debbie Griggs tuvo que esperar 23 años para saber el destino del cuerpo de la mujer.
La chica tenía 34 años cuando desapareció en el pueblo de Deal, en el condado de Kent, en el Reino Unido. El sospechoso siempre fue su marido, Andrew Griggs, durante mucho tiempo se mantuvo impune, hasta que en el 2019 fue condenado por el femicidio. En ese momento, no reveló detalles sobre el paradero de los restos de la víctima, según publica Infobae.
La llamada al 911
Luego de las 24 horas de la desaparición, Andrew llamó a la policía para denunciar la ausencia de su esposa. Con calma, le dijo al operador: «Ella está sufriendo de depresión posparto. Tenemos tres niños pequeños y ella está demasiado alterada. Está embarazada y tuvo depresión por un tiempo». El asesino ya estaba construyendo su coartada.
Griggs también le dijo al operador del 911 que Debbie había tomado 250 libras y su Peugeot blanco, pero dijo que no podía recordar la matrícula del coche de la familia.
La policía sólo halló un mínimo rastro de sangre en el auto de Debbie que fue abandonado cerca de la casa familiar.
Los uniformados visitaron a Griggs en su casa más tarde esa noche. Para sorpresa de los agentes, Andrew firmó que no tenía una foto reciente de su pareja desaparecida con quien se había casado en 1990.
Los oficiales que asistieron a la casa en Cross Road notaron que Griggs estaba tranquilo, a pesar de que su esposa estuvo desaparecida durante más de un día.
“Cuando le preguntamos por qué era tan tarde que nos lo informó, dijo que su esposa había desaparecido en ocasiones anteriores y regresó ilesa”, dijo al tribunal en un comunicado un policía que habló con Griggs esa primera noche.
La sugerencia de Griggs a la policía de que su esposa tenía la costumbre de “salir a caminar” significaba que inicialmente la expectativa habría sido que todavía la iban a encontrar con vida. Pero Debbie nunca apareció.
La nueva vida del femicida
Dos años después, Andrew se casó con otra mujer y se llevó a los tres hijos que había tenido con la mujer desaparecida.
Ahora, a más de dos décadas de la desaparición se conoció el trágico final de Debbie. La mujer fue asesinada por su esposo y enterrada en el patio de la nueva casa, en la que los hijos del criminal jugaban al fútbol y la familia se reunía los veranos para disfrutar del tibio sol del Reino Unido y tomar cerveza.
Lo que creen los policías es que Andrew trasladó el cuerpo de Debbie a su nueva casa y la enterró en el jardín.
Griggs, de 60 años, había sido detenido en el 2019 por el crimen, luego de una nueva revisión del caso. Sin embargo, Andrew nunca confesó el lugar en el que había escondido el cuerpo de Debbie. El condenado se había declarado inocente. Afirmó que estaba dormido cuando su esposa salió de casa por última vez.
El 5 de octubre de este año, la policía descubrió restos humanos, incluidos fragmentos de dientes, y odontólogos especialistas confirmaron que pertenecían a Debbie.
La madre de Griggs, Pamela Griggs, de 86 años, le dijo al diario inglés The Sun que los hijos de Debbie, Jeremy Jake y Luke a menudo corrían por el jardín donde se descubrieron los restos de su madre.
La policía de Kent dice que ahora se llevarán a cabo más pruebas para establecer la causa de la muerte de Debbie y también se realizarán investigaciones para establecer cómo llegaron los restos a la propiedad.
El juez Robin Spencer condenó a Griggs en2019. “Su cuerpo nunca ha sido encontrado, solo usted sabe cómo la mató y dónde se deshizo de los restos”, argumentó el magistrado antes de leer la sentencia.
El inspector jefe de detectives Neil Kimber, de la Dirección de Delitos Graves de Kent y Essex, comentó tras el descubrimiento de los restos de Debbie a principios de este mes, que «pasaron más de 20 años desde que la mujer fue asesinada por su esposo, pero nunca hemos perdido la esperanza de encontrar sus restos y darle a sus seres queridos un cierre».
La primera hipótesis del femicidio
La principal hipótesis era que Andrew, al ser marinero, habría arrojado a su esposa embarazada al mar.
Luego, la policía descubrió que faltaba una vela de su embarcación. Los investigadores creen que uso esa tela para envolver el cuerpo de Debbie antes de enterrarlo en su propio jardín.
La segunda esposa de Griggs, también llamada Debbie, publicaba con orgullo en las redes sociales fotos de su jardín, sin darse cuenta de la espantosa verdad.
Estas imágenes adquieren un significado nuevo y macabro con el conocimiento de que Griggs, hacía asados o brindaba con su nueva pareja, mientras sabía exactamente durante todo ese tiempo dónde estaba enterrado el cuerpo de su primera mujer embarazada.
La segunda esposa, estaba convencida de la inocencia de su esposo, incluso después de haber sido arrestado y condenado por el femicidio. Tras la sentencia en 2019, la mujer publicó una foto de ellos en un crucero y escribió en el posteo: «Dios, amo tanto a ese hombre», y agregó un emoji de corazón.
En 2013, publicó una serie de fotos del enorme jardín, que mostraban la plataforma y un estanque de jardín de piedra, junto con fotos de antes y después de su cocina renovada.
El hallazgo de cuerpo
El descubrimiento se produjo después de que la policía excavara el jardín trasero de la propiedad a la que se había mudado Griggs en julio de 2001, después de que concluyera una investigación inicial sobre el paradero de la mujer desaparecida.
La decisión de remover la tierra de la parte trasera de la casa se produjo después de un llamado anónimo hace dos semanas de que los restos de Debbie podrían estar enterrados allí.
Se llevarán a cabo pruebas para establecer la causa de la muerte de la madre de tres hijos y los detectives investigarán cómo llegó a ser enterrada en la casa.
Andrew Griggs, en tanto, sigue preso condenado a cadena perpetua con un término mínimo de 20 años, después de que fue declarado culpable del asesinato de su esposa luego de un juicio en el Tribunal de la Corona de Canterbury en octubre de 2019.
Los fiscales habían argumentado que él era la persona con “más razones” para desear que Debbie desapareciera en medio de sospechas de que tenía una aventura con una niña de 15 años, así como por motivos comerciales.
Durante su audiencia en la corte, Andrew había tratado de culpar a la depresión posparto, alegando que lo había abandonado a él y a sus hijos que adoraba, a pesar de que ella no padecía la condición en ese momento. El mismo argumento que había usado en el primer llamado al 911, un día después de haber asesinado a Debbie.
En realidad, el empresario había tenido una aventura con una chica de 15 años y les había dicho a sus amigos que deseaba que su esposa estuviera muerta.
El diario de Debbie
Entre las pruebas en contra de Andrew, se mostró un diario de la víctima en el que describía a su marido como “grandilocuente e intimidante”.
En otras partes del diario, Debbie narra cómo su esposo le pegó un rodillazo en el estómago mientras estaba embarazada. “Todo lo que tenemos juntos es de hecho suyo, y solo se me permite disfrutar de cualquier cosa que sea un bien matrimonial conjunto por el hecho de estar con él”, escribió la mujer como anticipando el horror que vendría.
“Él no me deja salir sola. Sus necesidades son lo primero. Me dice que estoy enferma y loca de la cabeza”, relata Debbie en otra página de su diario.
Andrew, antes del crimen, se asesoró con un abogado y recibió la noticia de que su esposa tendría derecho a la mitad de su negocio si se divorciaban. Luego, solo tres días antes de que ella desapareciera, abrió una nueva cuenta para su negocio, sólo a su nombre.
Mientras Andrew cumple su condena por el femicidio en la cárcel de Kent, la familia de Debbie empieza a hacer el duelo tras la aparaición del cuerpo de la chica.
Los investigadores ingleses todavía tienen muchos misterios para resolver en este femicidio. Desde cómo fue el crimen hasta el traslado de la víctima a la nueva casa en la que los hijos de la mujer asesinada corrían en el pasto sobre el cadáver de su mamá.