La reunión en el Ministerio de Trabajo terminó como se preveía. Los Gremios aeronáuticos no lograron un acuerdo con Aerolíneas Argentinas y la negociación se tensó. Pero esta vez hubo un condimento distinto: la empresa les dijo que el ministro de Economía, Sergio Massa, había pedido un ajuste en los gastos de la línea aérea y que no iba a ser posible acceder al pedido de aumento.
La respuesta fue inmediata: los pilotos empezaron un plan de lucha cuyas consecuencias no se pueden vislumbrar. “Me rompí el alma por un gobierno nacional y popular y no por un gobierno de derecha que apriete con buenos modales. Entonces, si me quieren ajustar, que la ajusten a Moria [Casan]. Si nos quieren dejar 20 puntos por debajo del IPC que se preparen porque van a tener un conflicto de muy alta intensidad”, dijo el secretario general del gremio de pilotos (APLA), Pablo Biró -según publica La Nación-.
Después de la reunión, en Aeroparque, hubo una asamblea informativa. Ese fue el motivo de las demoras que se produjeron en algunos vuelos de Aerolíneas Argentinas. Sin embargo, de acuerdo a lo que dijo el sindicalista, la pelea recién empieza. Pero eso no es todo ya que en la mesa de negociaciones no sólo está la paritaria sino otros reclamos que el poderoso gremio reclama. “Aerolíneas necesita 150 pilotos ya. No regula las tarifas, quieren que no le peguen a la Embajada [de Estados Unidos] ni a los amigos de la embajada; persigan a un laburante. ¿Pero qué se comieron? -se preguntó con fuerte entonación-. El conflicto recién empieza. Esto no es un problema paritario, es un problema ideológico.”
El problema recrudeció con la llegada de Massa. El exintendente de Tigre pidió frenar el gasto en alrededor de 30% en dólares. Esa impronta presupuestaria la llevó a la mesa de negociaciones el gerente general de la línea aérea, Pablo Ceriani. “Con Ceriani no tengo nada”, dijo Biró. Sucede que el ejecutivo político es prácticamente nada lo que define en materia salarial. Escucha, anota, hace una planilla de cálculos y luego, se da vuelta y pide un cheque al Tesoro para pagar la cuenta.
La gran mayoría de los gremios de transporte, no solo los aerocomerciales -quizás la excepción sean los dueños de micros de larga distancia-, convierten a los dueños o ejecutivos de las empresas del sector en meros cadetes de sus reclamos salariales ante el Estado. Y los pilotos comandados por Biró conocen el mecanismo de memoria. De ahí que la disputa quedó planteada ahora no con la empresa, sino que es directamente Biró contra Massa y su ministro de Transporte, Alexis Guerrera.
“¿Alexis Guerrera? Nunca vi un político hacer la plancha más que Alexis. Nunca lo vi. Nada que ver con Mario Meoni”, agregó. Pero, fiel a su estilo confrontativo, agregó: “O el Ministerio de Trabajo va a constatar lo que nosotros denunciamos y si el Ministerio de Transporte no se pone a trabajar y lo sacan al nuevo domador de reposeras que es Alexis Guerrera y lo ponen a laburar… [sic]. Si no cambia, no nos vamos a romper el alma”, agregó.
Eso no es todo. Empezó ahora, además, el realineamiento político. Aerolíneas Argentinas es un apéndice de La Cámpora y nada se sabe respecto de cómo se manejarán los delegados políticos que manejan la compañía con la llegada de Sergio Massa al Ministerio de Economía. Esa postura, además, va a generar nuevos realineamientos de los sindicatos que conviven en la compañía.
La tensión podría agravarse, ya que los reclamos que hace el sindicato que agrupa a los comandantes exceden a un sobrepasado Ceriani. En el gremio tienen en la mira a las low cost. Y gran parte de su disconformidad va contra ellas. Biró no lo disimula. “Me rompí el alma por un gobierno nacional y popular y no por un gobierno de derecha que apriete con buenos modales. Si nos siguen persiguiendo a los pilotos argentinos que se preparen, porque nosotros no laburamos para eso. Las low cost, porque son de Estados Unidos, no pueden venir a la Argentina a decirle a un piloto a quién tiene que votar, qué religión tiene que profesar. Están locos”, dijo.
Detrás de esas palabras se esconde una lucha de Biró. Sucede que tanto Jetsmart con Flybondi han firmado acuerdos de empresas que no responden a APLA. Y ese es el bocado que el gremialista persigue: lograr imponer su agrupación en las dos empresas. Justamente, por ese motivo, además, siempre reclama que se regulen las tarifas. Lejos del reclamo paritario, Biró y los suyos quieren que se reglamente un decreto de fin de 2021, redactado por ellos y por los jefes aeronáuticos de La Cámpora y firmado pasivamente por Guerrera, donde se estableció que se impongan tarifas mínimas para volar. Ese, claro está, sería un golpe durísimo contra las low cost, que más allá de ofrecer pocos pasajes baratos, o cada vez menos, basan su política comercial en esa posibilidad de encontrar una oferta.
“Nosotros no nos rompimos el alma enfrentando las denuncias penales y las persecuciones del macrismo para que vengan a seguir permitiendo que nos persigan. No sé qué negocios tienen con la embajada americana; hoy [por ayer] se juntó Massa con el embajador. Esos fondos [de Estados Unidos, dueños de las dos empresas] pusieron a trabajar personas que persiguen a los pilotos”, dijo Biró.
En la reunión paritaria de ayer, por caso, salió un número a la hora de contestar la oferta que la empresa estatal les hizo a todos los sindicatos que están sentados a la mesa. Los cuatro que negocian por estos días -pilotos, técnicos, personal de tierra y superior-, desempolvaron el número 68. ¿Qué significa? El aumento que Massa y Cristina Kirchner firmaron para el personal del Congreso. Ese es el número que quieren todos los empleados públicos y el personal de las empresas estatales. Le resultará difícil a Massa ponerse el traje de ajustador ahora que maneja la billetera y desarroparse de aquel que entregaba aumento cuando el dinero lo ponía otro poder del Estado.
Por ahora, la negociación está trabada y la posibilidad de que haya medidas de fuerza durante el fin de semana largo no está despejada. “Seguramente anunciarán plan de lucha, se dictará la conciliación obligatoria por unos días y seguirán con las disputas para llegar a un acuerdo”, dijo uno de los sindicalistas.
Todo puede ser. El sindicato de pilotos, de unos 1500 afiliados, sabe perfectamente cómo negociar. La dirigencia de la empresa se ha convertido en una mesa de entradas de los reclamos gremiales. De ahí en más, los satisface con más dinero de subsidios o con regulaciones a medida de los gremios. El problema que tiene es que ahora está Massa con la idea de ajustar el gasto. Y más allá de que el kirchnerismo y gran parte del sindicalismo ha empezado a militar el ajuste, algunos gremios, como el de pilotos, prefieren este momento para hacer otra cosa. Por ejemplo, planear un mano a mano. Biró contra Massa. El primer round acaba de empezar