Los elementos aportados por los cuatro primeros testigos en el juicio por la denominada Masacre de Trelew, perpetrada en 1972, «hablan de una sistematicidad en la utilización de secuestros, detenciones con incomunicación y torturas» en esa época.
En la audiencia de hoy declararon por videoconferencia Hernán Bonet, hijo de Rubén Pedro Bonet -uno de los fusilados el 22 de agosto de 1972 en la base naval Almirante Zar de Trelew-, y Rubén Suárez, expreso político del penal de Rawson cuando el 15 de agosto de 1972 lograron fugarse 25 prisioneros, de los cuales 19 fueron recapturados y luego fusilados el 22 de agosto, día en que murieron 16 de ellos.
Los dos testimonios, sumados a los anteriores de Alicia Bonet e Hilda Bonardi -que eran esposas de los asesinados Bonet y Humberto Toschi, respectivamente-, «evidencian una acción sistemática por parte de fuerzas de seguridad» de la dictadura 1966-73, dijo Kexel, de la Secretaría de Derechos Humanos dela Nación.
Hernán Bonet relató desde Francia, donde reside, cómo cambiaron su vida, a los cinco años, y la de su hermana, un año y medio menor, con el asesinato del padre de ambos. Antes, había visitado a Rubén Bonet en diversas cárceles del país y «sabía que era un preso político» por el relato de su madre; sólo una vez pudo ver a su padre en el penal de Rawson.
Entre 1972 y 1977, Alicia Bonet y sus dos hijos vivieron clandestinamente por temor a represalias en la Argentina, sin poder usar el apellido paterno, para finalmente salir del país por Brasil y obtener en Francia el estatuto de refugiados de la ONU, dijo Hernán.
Por su parte, Rubén Suárez sostuvo que fue un «escuadrón de la muerte» de la Armada el que asesinó a 16 de sus compañeros de cárcel en la base Almirante Zar, hace casi 40 años. Sobre la práctica represiva de la época, recordó que, desde su detención y mientras permanecía incomunicado, fue torturado primero en el departamento policial de Robos y Hurtos de Rosario y después en Coordinación Federal, la policía política que operaba desde la sede de la Policía Federal en la ciudad de Buenos Aires.
Además, describió la población carcelaria del penal de Rawson en 1972, que comprendía a militantes políticos, dirigentes sindicales -entre los que destacó al cordobés Agustín Tosco-, estudiantes e integrantes de organizaciones guerrilleras, entre otros.
Fuente, Télam